La salida de Podemos del Consejo de Ministros ha dejado al partido sin apenas poder institucional. Después de una legislatura en la que llegaron a tener presencia en seis ejecutivos autonómicos y a liderar la parte minoritaria del gobierno, las elecciones autonómicas y municipales de 28 de mayo y la ruptura de las negociaciones con Yolanda Díaz para entrar en la nueva coalición progresista, el partido afronta ahora una nueva etapa en la que buscará rearmarse desde fuera del poder.
Podemos ha tenido un durísimo 2023. Cuando apenas quedan meses para que se cumpla el décimo aniversario de su lanzamiento, en el Teatro del Barrio, la formación que dirige Ione Belarra pasa por sus momentos más delicados. Fuera del nuevo Gobierno de coalición, solo cuenta con cinco diputados en el Congreso, ha desaparecido de la Asamblea de Madrid y de les Corts Valencianes y apenas cuenta con una quincena de parlamentarios autonómicos.
Su única cuota de poder institucional está en el Gobierno de Navarra, con la consejera Begoña Alfaro, que consiguió entrar en el ejecutivo de María Chivite gracias a los tres escaños de Contigo Navarra, la coalición en la que se integraron todas las izquierdas de esa región; y en el Ayuntamiento de Alcorcón, donde el coordinador autonómico de Madrid, Jesús Santos, se mantiene como primer teniente de alcalde de la ciudad, donde compitió bajo las siglas ‘Ganar Alcorcón’.
El partido no cuenta con alcaldes, lo que les deja a nivel municipal peor que Ciudadanos, que aún conserva unos cincuenta ayuntamientos por toda España. En Europa, en cambio el partido liberal mantiene un eurodiputado frente a Podemos, que pasará ahora de uno a tener tres tras la salida de Sira Rego y Ernest Urtasun del Parlamento Europeo al Gobierno.
El primer varapalo para el partido llegó con las elecciones autonómicas y municipales, que la izquierda celebró en un clima ya muy enrarecido por la pugna entre Sumar, entonces todavía un embrión de la coalición que ahora lidera Yolanda Díaz, y Podemos, que llevaba meses reclamando primarias abiertas para definir el peso interno de cada partido en ese futuro proyecto. El resultado fue malo en general para la izquierda pero los de Ione Belarra salieron especialmente mal parados.
Podemos venía de tener presencia en seis gobiernos de coalición. El más importante, el de la Generalitat Valenciana, donde Héctor Illueca contaba con una vicepresidencia como parte del segundo Pacto del Botànic firmado en 2019. La candidatura del partido, en coalición con IU, no logró alcanzar el 5% de votos necesarios para entrar en el parlamento autonómico. Su salida de esa cámara facilitó además la victoria de las derechas y un gobierno de PP y Vox.
El retroceso electoral de la izquierda en su conjunto abrió las puertas a la derecha de numerosas comunidades autónomas. Con ello, Podemos salió también de los gobiernos de La Rioja, donde tenía una consejería; de Aragón, donde Maru Díaz llevaba la cartera de Ciencia; de Baleares, donde tenían una vicepresidencia en manos del juez Juan Pedro Yllanes; y de Canarias, en el que estaba la ahora diputada del partido Noemí Santana.
El golpe para la formación también se materializó con su salida de parlamentos autonómicos importantes como el de Madrid. En 2021, Pablo Iglesias había salido del Gobierno para intentar que el partido no desapareciese de la asamblea madrileña en las elecciones anticipadas que había convocado por sorpresa Isabel Díaz Ayuso. Dos años después, Alejandra Jacinto, ahora fuera del partido, no pudo evitar ese escenario y se quedó a pocos votos de superar el umbral del 5% que le habría permitido conservar parte de los diez escaños con los que contaban.
Tampoco lograron entrar en el Ayuntamiento de Madrid, en el que no estaban desde la etapa de Ahora Madrid con Manuela Carmena, ni en el de València, en el que tampoco tenían representación.
Después de esas elecciones, la izquierda apenas tuvo tiempo para reaccionar con la decisión de Pedro Sánchez de adelantar las generales al verano. En unas negociaciones durísimas, Yolanda Díaz consiguió un acuerdo con una quincena de formaciones para esos comicios. Podemos lo firmó a cambio de hacerse con ocho puestos de salida, que se concretaron tras las elecciones en cinco diputados, los mismos que Izquierda Unida o los comuns.
La relación entre Sumar y Podemos, que experimenta tensiones desde hace dos años, se fue complicando aún más después de las elecciones. El partido de Belarra denuncia desde entonces que en las negociaciones para la coalición se vetó de las listas a Irene Montero y ha criticado además numerosas posiciones del proyecto de Díaz, al que califica de izquierda “servil” al régimen. En las últimas semanas, aprobó de hecho una hoja de ruta para no repetir en coaliciones que no se gesten bajo primarias abiertas, un documento que, de facto, supone una separación política del proyecto de Yolanda Díaz.
A pesar de ello, Podemos había reclamado entrar en el Gobierno de coalición, dentro de la cuota de Sumar, aunque había puesto como condición que Montero repitiese como titular de Igualdad. Yolanda Díaz ofreció un pacto a última hora al partido para hacer ministro a Nacho Álvarez, que en ese momento todavía era secretario de Economía en la formación, pero Belarra calificó de treta el movimiento e insistió en que sus ministros los elegiría en todo caso el partido. Ninguna de las partes cedió y Podemos acabó fuera de la nueva coalición progresista.
A pesar de esta situación, ha decidido rearmarse. Así lo expresó Belarra en el Consejo Ciudadano Estatal de este sábado, el primero que se convoca después de que las bases de Podemos aprobaran la nueva hoja de ruta del partido en la que apuestan por la “autonomía política” del partido y el distanciamiento del proyecto de Yolanda Díaz. “Desde este momento os pido que aceptemos el golpe y pasemos página”, dijo la secretaria general a la dirección. “A partir de este momento Podemos se pone a trabajar con total autonomía para seguir transformando, para volver a gobernar y para reconstruir el bloque democrático que el PSOE ha roto”, defendió.
Belarra diagnosticó que, después de un proceso de dos años para, según dice, apartar a Podemos, la gente ha quedado huérfana de una formación que represente sus ideas. “Mucha gente nos necesita y solo tiene a Podemos. Mucha gente necesita una fuerza transformadora que no se conforme con la propuesta conservadora del PSOE”, dijo ante los miembros del CCE. “No se puede vetar a millones de personas que después del 15M, del 8M, de las mareas [...] han aprendido que si peleamos juntas por aquello que soñamos todo se puede hacer realidad”, cerró.
Problemas en los territorios
La pérdida de dos ministerios, varias consejerías y numerosos diputados nacionales y autonómicos se ha traducido también en un recorte de recursos que forzó al partido a impulsar un ERE en verano. La medida implicaba cerrar las sedes de nueve autonomías: Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Castilla-La Mancha, Cantabria, Galicia, Madrid y la Comunitat Valenciana.
Esta situación no ayuda a los problemas que Podemos tiene con algunos territorios en los que la dirección no controla el aparato del partido o enfrenta una fuerte oposición interna. El caso más sonoro es el de Asturias, donde la formación ha suspendido de militancia a su única diputada en la comunidad, Covadonga Tomé.
La comisión de garantías le abrió un expediente disciplinario tanto a ella como a dos personas que la acompañaban en las listas por pronunciarse en contra de directrices del partido, por criticar declaraciones de Belarra o por acudir sin permiso de la dirección autonómica, en nombre de Podemos y apoderándose de esa representación, a diferentes concentraciones convocadas por asociaciones vecinales.
Los choques entre Tomé, su equipo y la dirección autonómica del partido se remontan a las primarias para la elección de la coordinadora autonómica, en 2021, que ganó la candidatura oficial entre acusaciones de fraude; y posteriormente a las que celebró el partido en Asturias y en las que Tomé venció a la apoyada por la dirección estatal.
En las últimas semanas, el partido también ha sufrido turbulencias en Catalunya. El 14 de noviembre, trece miembros de la ejecutiva de Podemos en Catalunya, incluido el diputado y portavoz de la formación, presentaron su dimisión tras ser expedientados por haber defendido la unidad entre Sumar y la formación morada.
Los dirigentes, prácticamente la mitad de la ejecutiva, defendieron el pasado 8 de junio en un manifiesto la unidad entre ambas formaciones y emplazaron a sus dirigentes a “rebajar la crispación” ante unas “elecciones determinantes para el futuro político de Catalunya y España” en las que “existía una posibilidad real” de un “Gobierno con participación de la ultraderecha”. La reacción del partido, según aseguraron los dimisionarios, fue la incoación de un expediente de expulsión y la suspensión cautelar de militancia, noticia tras la que decidieron dimitir.
La posición de la dirección con respecto a Sumar ha generado en los últimos meses discrepancias con algunos territorios. Antes de Magariños, el lanzamiento del proyecto de Díaz en el que anunció que se presentaba a las elecciones, algunos dirigentes autonómicos aseguraron que acudirían al acto. Por ejemplo, la navarra Begoña Alfaro o el coordinador de Galicia, Borja San Ramón, que ganó las primarias en 2020 contra el candidato estatal y que es cercano a Díaz. También se especuló con la presencia de la diputada extremeña y coordinadora allí, Irene de Miguel. En los últimos meses se ha mostrado “muy crítica” con la “estrategia de ruptura con el espacio político que se está construyendo”.
Esas diferencias sobre la ruptura con Sumar también se han dado en Madrid. La anterior candidata a la comunidad, exdiputada económica y exportavoz del partido a nivel nacional, Alejandra Jacinto, aceptó ser portavoz de la coalición durante la campaña, un movimiento que causó malestar en la dirección. Dimitió de Podemos en octubre, aunque en su despedida no profundizó en sus diferencias con el partido. También Santos o el que fuera candidato al Ayuntamiento de Madrid, Roberto Sotomayor, han hecho guiños a Sumar en los últimos meses. Sotomayor ha anunciado ya que quiere presentarse como portavoz del partido en la ciudad de Madrid.