Además de una querella de la Fiscalía contra Artur Mas y parte de su Gobierno, Mariano Rajoy contesta a las aspiraciones de Cataluña de decidir su futuro en una consulta legal con un acto de partido, destinado a los votantes del PP y a calmar las críticas internas. Cuando ya habrán pasado 20 días desde que más de dos millones de catalanes expresaran su opinión sobre la independencia el 9-N, Génova y el PP catalán han decidido trasladar su convención municipal sobre buenas prácticas a la capital catalana, donde se reunirán los alcaldes del PP de toda España, para que la clausure el presidente del Gobierno.
La primera respuesta de Rajoy al referéndum que la suspensión del Tribunal Constitucional no logró evitar se hizo esperar. El presidente no abrió la boca hasta tres días después, cuando convocó a la prensa en Moncloa ante las numerosas críticas dentro y fuera de su partido por su silencio. Su reacción se limitó a repetir que no habrá ningún referéndum legal mientras él gobierne y en tachar de “absoluto fracaso” la consulta catalana.
Problemas de comunicación
“Tendré que explicar mejor que hasta ahora mis razones y argumentos”, confesó desde Australia el presidente un par de días más tarde, donde asistía a la cumbre del G-20. La frase sirvió para dejar claro que asumía la necesidad de anunciar un movimiento táctico aunque fuera para mejorar la comunicación. En Moncloa lo llaman hacer “más y mejor pedagogía”, pero para “insistir en lo mismo”, resumido en convencer de que el Gobierno también lo es de los catalanes y no “da la espalda” a los que más le preocupan, los que no fueron a votar.
Para incidir en el mensaje, se recuerda constantemente que los catalanes lo hubieran pasado mucho peor si el dinero no hubiera seguido fluyendo en forma de mecanismos de liquidez, planes de pagos o “planes de rescate” de cinco millones de euros como el que este viernes se aprobó para el Liceu. Y es precisamente de eso, de mejorar la financiación, de traspaso de nuevas competencias o de obras pendientes, de lo que Rajoy está dispuesto a hablar con Mas. Es lo que el Gobierno llama “las cosas del día a día y que preocupan a los catalanes”.
Líos de agenda
Que Rajoy visitara a Barcelona no fue fácil de cuadrar. Antes de que el avión del presidente hubiera tomado tierra, ya se había anunciado que Rajoy lo haría el sábado 22. Unas horas más tarde Carlos Floriano explicó en Génova a los periodistas que no estaba tan claro que pudiera ser así y que el próximo acto del partido sobre sus “buenas prácticas” municipales aún no estaba decidido dónde se celebraría. La idea inicial era hacerlo en Navarra.
Al día siguiente se había encontrado la solución: dejar el fin de semana libre que Rajoy quería mantener en su agenda y montar la convención municipal en Barcelona, para que la clausurara el sábado 29. De esta forma, el primer acto de “pedagogía” que busca convencer a los catalanes de que no se les da la espalda desde el Gobierno se ha quedado en un acto para militantes y votantes ya convencidos.
El segundo acto ideado por el PP para presumir de “buenas prácticas” contra la corrupción se centra, esta vez, en la labor del gobierno municipal. La anterior, dedicada a los gobiernos autonómicos, fue la celebrada en Cáceres. Los dirigentes del PP y los barones regionales contemplaron desolados cómo unas jornadas destinadas a ensalzar la regeneración volvían a girar sobre la corrupción. Los viajes a cuenta del Senado del presidente extremeño, José Antonio Monago, habían hecho que los planes del PP saltaran por los aires.
Esta vez será Alicia Sánchez-Camacho la anfitriona. La presidenta del PP catalán ha estado también en el centro de una polémica que provocó al anunciar antes de tiempo la querella de la Fiscalía contra Mas. El enfado por las prisas de Sánchez-Camacho al dar por hecha la actuación del fiscal se dio tanto dentro del PP como fuera de la formación.
“El ejército de Pancho Villa”
Varios dirigentes conservadores reconocieron su asombro al escuchar las palabras de Sánchez-Camacho. “Con esa descoordinación, hace que parezcamos el ejército de Pancho Villa”, se lamentaba un parlamentario al reconocer la injerencia. El propio Rajoy evitó después cualquier referencia a la metedura de pata de la dirigente y aseguró desconocer cuál sería la decisión final del fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce.
La dirigente catalana se reunió este miércoles en Génova con Jorge Moragas, jefe de gabinete del presidente, Mª Dolores de Cospedal, los vicesecretarios y los portavoces parlamentarios para preparar la cita. La reunión sirvió además para que la misma anunciase que Rajoy no acepta la invitación informal del president Mas para reunirse aprovechando la visita. En palabras de Sánchez-Camacho, “no es el momento ni las formas” para una entrevista. La última vez que ambos se reunieron fue en julio.