La portada de mañana
Acceder
Aldama zarandea al PSOE a las puertas de su congreso más descafeinado
Corazonadas en la consulta: “Ves entrar a un paciente y sabes si está bien o mal”
OPINIÓN | Días de ruido y furia, por Enric González

Rajoy sustituirá a su portavoz parlamentario para buscar un perfil más dialogante

Con 137 diputados, el Partido Popular tiene por delante una de las legislatura más complicadas de la historia de la democracia. En ese contexto, Mariano Rajoy quiere deshacerse de su actual portavoz parlamentario para apoyarse en un perfil más dialogante, ante la obligada búsqueda de acuerdos que se le presenta en el futuro inmediato. El PP prepara ya el sacrificio de Rafael Hernando.

Hernando llegó a la portavocía cuando la urgencia forzó la caída de Ana Mato y su sustitución por Alfonso Alonso en el Ministerio de Sanidad. La portavocía del PP se alojó, bajo su mando, en la bronca permanente como escenario de trabajo. Justo lo que ahora no necesita el PP.

La hemeroteca señala al exportavoz del PP como uno de los personajes más polémicos en el partido conservador. En 2005 su imagen saltó a los informativos por una bronca en los pasillos del Congreso en la que estuvo a punto de agredir a Alfredo Pérez Rubalcaba. Las intervenciones de Acebes, Zaplana y Carme Chacón evitaron que el altercado acabase en comisaría.

El enfrentamiento con el, por entonces, portavoz socialista no fue el único que protagonizó en su dilatada carrera en el PP. En 2013 aseguró: “Algunos se han acordado de su padre cuando había subvenciones”, en referencia a los familiares de desaparecidos durante el franquismo que reclamaban la exhumación de cadáveres en fosas de la dictadura. Pese a aquellas declaraciones, Rajoy le ascendió, algo que ahora no se puede permitir.

Sus calificativos sobre oponentes políticos o ideológicos han sido constantes. Al juez Santiago Pedraz le tildó de “pijo ácrata”, de Baltasar Garzón dijo: “Ha pasado de juez prevaricador a payaso ilustrado”, y a Albert Rivera lo definió como “un pichón”, en referencia a su papel en el pacto firmado con el PSOE tras el 20D.

En Génova 13 estudian ya las alternativas en los momentos de menor poder parlamentario para un virtual Gobierno del PP. El vicesecretario, Pablo Casado, es uno de los mejor situados para el encargo. Rajoy debe valorar si mantiene a Casado en la dirección del partido o decide apoyarse en su imagen de aznarismo rejuvenecido para la etapa parlamentaria que se le presenta por delante.

El líder del PP busca un portavoz capaz de entenderse con el resto de partidos en la búsqueda de consensos para los “pactos de Estado” que Rajoy quiere proponer al resto de formaciones. El nombre de Casado no es el único en unas quinielas en las que lo único seguro es que Hernando no sigue.

Según la ley, los partidos tienen un plazo de cinco días desde la constitución de las Cortes para comunicar el nombre de sus portavoces. El PP tiene hasta finales de julio para decidir quién sustituirá a Rafael Hernando.