“No tenía intención de hablar de nada específico porque es el día del Pleno sobre el rescate de Grecia y no quiere quitar protagonismo al tema. Además, ya hablará mañana en Galicia, que visita las obras del AVE”. Fue la excusa de su equipo en Moncloa sobre por qué Mariano Rajoy había esquivado a la prensa el martes en los pasillos del Congreso. El presidente había evitado a los periodistas en su entrada a la Cámara, pocos minutos antes de que empezara la sesión monográfica.
Unas horas después, repetía la fuga a la hora de comer. A su salida del hemiciclo, una vez había escuchado la intervención de Luis de Guindos, el jefe del Ejecutivo aminoró el paso y los periodistas aprovecharon para rodearlo e intentar hacerle algunas preguntas sobre los asuntos más polémicos de la actualidad política. Fue inútil. Mientras algunos empezaban a formularlas, él los miró con una sonrisa. Su única declaración consistió en un “buenas tardes”.
Tras el intento fallido, la prensa se volvía a concentrar en atender a los turnos de réplica del Pleno, donde los diferentes portavoces defendían sus posturas sobre el tercer rescate a Grecia. Había sido imposible arrancarle una respuesta. No hubo ocasión, por ejemplo, de interpelarle por el escándalo de la entrevista de Jorge Fernández Díaz con Rodrigo Rato en Interior ni sobre la comparecencia posterior del ministro. Tampoco por el nombramiento de José Ignacio Wert como embajador en la OCDE, que apareció en la referencia del último Consejo de Ministros antes de las vacaciones, después de haber sido postergado durante meses.
Moncloa aprovechó el paseo a pie de Rajoy hasta un restaurante cercano al Congreso para que se dejara ver y saludase a los ciudadanos que estaban en la Carrera de San Jerónimo. El trayecto resultó fructífero para que sus colaboradores vendieran de nuevo a un Rajoy cercano e informal, una de sus preocupaciones ante la campaña de las próximas elecciones generales.
La imagen de Rajoy y su charla con el campeón de biketrial Alan Rovira apareció en todos los informativos. Como quedó claro en el tuit de Rovira, fue un visto y no visto.
Moncloa aprovechó el encuentro para difundirlo desde la cuenta de twitter del presidente.
Encantado de conocerte, @alan_rovira; eres un crack. Estamos en contacto. https://t.co/OLy5g7ZbBl
— Mariano Rajoy Brey (@marianorajoy) August 18, 2015
Este miércoles Rajoy hizo un nuevo paréntesis en sus vacaciones para visitar las obras del AVE a Galicia en Ourense. En la breve rueda de prensa posterior, contestó a cinco preguntas: tres sobre política nacional y dos sobre el AVE a Galicia y el conflicto del sector lácteo. A continuación volvió a repetir paseo por Celanova, donde estrechó manos y se hizo selfies con todo el que quiso.
Los paseos interrumpidos por saludos y peticiones de fotos han sido una constante durante los días de vacaciones de Rajoy. La escena se ha repetido durante sus caminatas mañaneras con José Benito, marido de la ministra Ana Pastor, por los alrededores de la casa rural de Pontevedra en la que descansa con su familia. En otra de sus salidas, en esa ocasión para visitar Ordes, el presidente también paseó por el pueblo y se mezcló con los ciudadanos. Según contó él mismo, la sorpresa fue que le esperaba su tía para saludarle.
En la localidad gallega también ofreció una rápida rueda de prensa. Al presidente sí se le preguntó sobre el escándalo del encuentro de Rato con Fernández Díaz desvelado por El Mundo. Mientras el ministro comparecía en el Congreso, salió del apuro con que el motivo de la cita secreta era la preocupación del exvicepresidente “por la seguridad de una persona que pensaba que estaba amenazada”. Hasta ahora no ha dicho nada más sobre un escándalo que pone de nuevo el foco en la corrupción cuando todo el interés del Gobierno se centra en presumir de la recuperación económica.