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Guillermo Fernández-Vázquez: “La derecha radical europea está muy interesada en hacer caer a este Papa”

El giro ideológico planteado por Marine Le Pen tras asumir la presidencia del Frente Nacional sedujo al investigador Guillermo Fernández-Vázquez (Madrid, 1985). La evolución impulsada por la hija del fundador del partido se centró, entre otros objetivos, en atraer a electorado LGTBI o al colectivo judío. Este sociólogo comenzó una investigación que ha culminado con el libro Qué hacer con la extrema derecha en Europa (Ed. Lengua de Trapo y ctxt.es). Con esta publicación no se limita a analizar a la formación familiar de los Le Pen, también indaga sobre los movimiento análogos en el continente y la actitud que han tenido los partidos de izquierdas ante la irrupción de estas fuerzas identitarias.

Su libro se titula Qué hacer con la extrema derecha en Europa, ¿ha llegado a alguna conclusión?Qué hacer con la extrema derecha en Europa

Creo que lo que hay que hacer es tratar de dejar de lado esa mirada moral, extendida en medios de comunicación y partidos de izquierda, que básicamente lo que hacen es escandalizarse continuamente, decir qué barbaridad y, en un segundo tiempo, creerse superiores. Estudiemos por qué motivos a estos partidos les va bien.

En segundo lugar, aunque esto es un tabú, hay cosas que están haciendo no diría bien, pero sí eficientemente o eficazmente. Pensemos cuáles son. Además, quizás sus adversarios, entre los cuales se encuentran los partidos de izquierda, están haciendo cosas mal a la hora de relacionarse con ellos. Y luego, fundamentalmente estudiarla bien, comprender cuál es su estrategia, cuáles son sus divisiones y sus debates internos.

La irrupción de Vox en España ha demostrado cómo se están relacionando los partidos liberales y de derechas con esta formación de extrema derecha, ¿cómo se tendría que abordar a nivel político este fenómeno europeo?

Creo que la izquierda muchas veces tiende a enfatizar o subrayar aquellas cosas de Vox que le hacen menos daño, teniendo en cuenta que quieren dar una batalla cultural. Por ejemplo, mirad qué barbaridad dice sobre la violencia de género, sobre los homosexuales, los animales o la caza. Cuando lo que en realidad le puede hacer más daño es aquello relacionado con cosas que están un poco ocultas en su programa electoral. Por ejemplo, apuestan por implantar un sistema mixto de pensiones, es decir, privatizar las pensiones. Otro ejemplo, una parte de su campaña se ha centrado en el campo, la España vacía, los agricultores y los ganaderos. Claro, pero Vox propone un Plan Hidrológico Nacional igual que el de Aznar en el año 2001-2002. ¿Qué le tiene que decir a los agricultores de Aragón o de Castilla-La Mancha? Eso creo que les hace daño.

¿Qué estrategia tiene que poner en marcha la izquierda para hacer frente al programa de la extrema derecha?

Tratar de resignificar aquellos conceptos, mitos o imágenes que la derecha radical utiliza y que le va bien. Es decir, si Rivera basa todo su discurso últimamente en familia, como también hace Vox, veamos si se puede disputar el concepto de familia. O, por ejemplo, el de natalidad, estamos en un momento en el que todo el mundo habla de la crisis de la natalidad, parece que Vox es el único que aporta soluciones y la izquierda no habla de ello. Sin embargo, todos conocemos a gente que lo pasa muy mal para poder tener hijos, que tiene depresiones o gastan un dineral, con todo el sufrimiento económico y mental que eso provoca. No puede ser que tengamos problemas sociales que están ahí y que solo politiza la derecha.

En el libro expone que hay varias corrientes diferentes de derecha radical en Europa. ¿Qué tienen en común estos partidos?

Creo que había y sigue habiendo tres grandes familias. Por un lado, los británicos. Después, el núcleo duro de la derecha identitaria: la Liga, el Frente Nacional, los flamencos, los holandeses y luego, por otro lado, esta especie de euroescépticos light, que componen los polacos y Vox. Su enemigo número uno son los inmigrantes; número dos, Bruselas y número tres, el Papa. ¿Por qué? En el corazón de su propuesta incluyen que son la derecha identitaria porque defienden la identidad europea, si el representante del catolicismo no solo no es condescendiente, sino que es muy crítico con ellos, se cae esa propuesta de ser los defensores de la identidad europea cristiana en peligro. Entonces, están muy interesados en hacer caer a este Papa. Al mismo tiempo, pone a la izquierda en una situación un poco rara, donde ven de pronto al Papa como un aliado inesperado.

Durante la campaña electoral se teorizó mucho sobre los potenciales votantes de Vox. Algunos columnistas plantearon que le iba a robar votos a Podemos y que iban a conseguir grandes porcentajes de voto obrero. Tras las elecciones, se ha demostrado que esa hipótesis por ahora no se ha producido. ¿Quiénes son sus electores? no se ha producido.

Vox defiende un programa ideológico muy claro y muy orientado al votante de derechas. Aún así, saben que hay dos rendijas por las que se puede colar algún votante de izquierdas. Una, el nacionalismo español, es decir, toda esa gente vagamente de izquierdas, pero que comparte una indignación muy grande respecto de lo que pasa en Catalunya. Aunque cuantitativamente no creo que sean muchos votos. La otra rendija es el feminismo. Vox, lo que ha hecho hasta ahora es tratar de agrupar y de reconfortar a identidades en apuros, la identidad hombre, divorciado, ser de campo, ser cristiano o ser policía. Todas esas identidades que se sienten en peligro, en decadencia, de algún modo Vox trata de insuflarle energía.

Con la irrupción de Vox como un partido bisagra que podía dar el poder a la derecha en algunos territorios, se recordó a PP y Ciudadanos el cordón sanitario que se impone a estos partidos en Europa, como le sucede a Le Pen. ¿Hay posibilidad de que las alianzas de Vox en Madrid, Murcia y Andalucía se repitan en Francia en elecciones municipales o autonómicas?

Hasta ahora la derecha ha respetado bastante el cordón sanitario. Creo que esto está dejando de ser así. En estos meses se ha planteado bastante que España era una enorme excepción, pero creo que la tendencia va hacia lo que es España y no lo que era Francia. Esta familia de partidos de derecha radical, según me han planteado miembros de la Liga y del Frente Nacional, piensan que la deriva histórica se está encaminado a una oposición entre mundialistas, macrones o socioliberales tipo Sánchez; y patriotas identitarios, tipo ellos. Creen que las condiciones se van a agudizar hacia ahí por la emergencia climática o la emergencia migratoria.

Ante este panorama plantean que en esas condiciones las derechas clásicas van a ir perdiendo fuerza en toda Europa. Siempre ponen el caso de Francia y el de Italia. Defienden que estas derechas probablemente se escindan, una parte se vaya con los macrones de turno y otra parte se vaya con ellos. La derecha clásica está sufriendo una competencia y unos debates internos muy fuertes sobre cómo relacionarse con esta gente.

¿Cómo valora el último movimiento de Salvini para tratar de convocar elecciones?último movimiento de Salvini

Es un paso más en la estrategia que lleva varios meses teniendo la Liga de tratar de acercarse a la derecha convencional, en lugar de esta especie de experimento populista [aliándose con el Movimiento 5 Estrellas], tratar de pactar con otras fuerzas de derecha y constituirse como la principal fuerza de la derecha italiana. Al mismo tiempo también manda una señal a otras formaciones de su familia política abriendo el camino de los próximos años. No tanto tratar de establecer coaliciones transversales, sino básicamente ser la nueva derecha europea.

Teniendo en cuenta la historia de un país como Italia. ¿Cómo explica que los sondeos den más de un 30% de estimación de voto a un político como Salvini?

Creo que tiene que ver con su personalidad, cómo se ha hecho finalmente con el Gobierno. Se ha convertido en la persona más importante del Ejecutivo, prácticamente como si fuera el primer ministro, y la manera tan peculiar que tiene de comunicar. En ese sentido, yo creo que está inaugurando una forma de hacer política a través de las redes, sobre todo de Instagram, que lo hace muy cercano a mucha gente. Está inaugurando una especie de nueva forma de hacer nacionalismo en Instagram.

A nivel político, ¿por qué seduce su mensaje?

De algún modo él se está sabiendo posicionar como una persona cercana y normal, que sobre todo, y yo creo que ésta es una idea importante, defiende a los italianos y les da una especie de orgullo perdido. Quizás esa idea está calando: Salvini, como el protector de los intereses italianos.

En su nuevo libro analiza específicamente el caso del Frente Nacional. En Francia, han conseguido llegar a gobernar ayuntamientos. ¿En qué han basado su gestión?

Hay algunas excepciones, pero por lo general hacen mucho hincapié en la seguridad y en la limpieza. No es tan diferente a lo que hacía Jesús Gil en Marbella. En algunos casos, quizás los más innovadores, han tratado de introducir la batalla cultural en la política municipal. No solo tratando de regatear subvenciones a colectivos que ayudan a inmigrantes o a grupos de izquierda, sino también introduciendo fiestas nuevas o recuperando fiestas del pasado y dándoles un nuevo significado.

Por ejemplo, en el caso de Hayange recuperaron la fiesta del cerdo con la excusa de recuperar los valores, las tradiciones y la identidad, pero la usan de facto como una fiesta para excluir a los musulmanes. De esta forma, dicen implícitamente que esta es la cultura natural de este municipio y, por lo tanto, no es natural que esta gente esté aquí, a no ser que cambie. Todo esto no hace falta que lo digan pero se sobreentiende.

Otro de los temas que vertebra su libro es la “hipótesis Philippot”, ideada por el exvicepresidente del Frente Nacional, Florian Philippot. Con esta estrategia Le Pen protagonizó un giro radical de su programa para atraer al colectivo LGTBI y al feminismo, ¿esta teoría tiene nicho de mercado entre los votantes de extrema derecha?

El colectivo homosexual era radicalmente opuesto al Frente Nacional. Después de varias encuestas en el año 2014 y 2015 la nueva estrategia de Philippot consigue que una parte importante de esta comunidad mire con mejores ojos al Frente Nacional e incluso esté dispuesto a apoyarle. Lo que pretende el Frente Nacional es decirles no estamos en su contra, no les vamos a quitar ningún derecho y sobre todo nos vamos a oponer a aquellos que son su principal enemigo, la comunidad musulmana.

Pasa lo mismo con el colectivo de los judíos, que hasta entonces eran ferozmente anti Le Pen padre porque le encantaba hacer bromas sobre ellos y la Segunda Guerra Mundial. Una de las primeras cosas que hace Marine Le Pen al llegar a la presidencia del partido es prohibir este tipo de bromas con el objetivo de mejorar sus relaciones no solo con la comunidad judía francesa, sino con el Estado de Israel. Y lo consigue, hasta tal punto de que la derecha identitaria europea tiene en Israel a uno de sus mayores aliados.

Creo que la tendencia actualmente dominante o por lo menos con visos de ser dominante en Europa no es tanto, aunque parezca mentira, la que ha llevado hasta ahora Marine Le Pen y Salvini, sino la que representa Marion Marechal Le Pen en Francia, Vox en España, [JarosÅ‚aw] KaczyÅ„ski en Polonia y [Viktor] Orbán en Hungría.