Pedro Sánchez enfila la negociación definitiva en la UE apenas unos días después de la derrota sufrida por España al perder la batalla por colocar a Nadia Calviño al frente del Eurogrupo. El Gobierno desvincula esa votación de la nueva pelea a propósito de los fondos de reconstrucción con los denominados 'países frugales', que apuestan por rígidos requisitos para el reparto de los 750.000 millones de euros. Lograr un buen acuerdo y rápido –este mes de julio– es vital para la recuperación y el Gobierno fía buena parte de su futuro a esas ayudas. De ese alivio económico depende en buena medida la capacidad del Ejecutivo para elaborar unos nuevos presupuestos que dejen atrás los de Cristóbal Montoro, prorrogados desde 2018. El presidente emprende esta semana una gira que le llevará a Holanda, Alemania y Suecia para reunirse con sus homólogos en el marco de los contactos previos al Consejo Europeo de los días 17 y 18 de julio –que podría prolongarse incluso un día más–.
La primera parada de Sánchez será La Haya este lunes para reunirse con el primer ministro, Mark Rutte. Holanda encabeza la posición de los denominados países frugales. Ve excesivo el monto de 750.000 millones de euros planteado por la Comisión Europea –y aceptado en la propuesta que ha planteado el presidente del Consejo Europeo– para la recuperación europea. El gran caballo de batalla con Holanda es el debate sobre las condiciones, ya que Rutte apuesta por una importante condicionalidad de los fondos, es decir, que existan garantías y seguridad respecto a los programas y proyectos a los que se van a destinar en cada país. Fuentes gubernamentales admiten que están dispuestos a aceptar una supervisión “equilibrada”, pero en ningún caso imposiciones de reformas.
La sintonía con Angela Merkel en este tema es mayor. Fuentes gubernamentales confían, además, en que la canciller alemana ponga todo su peso político, como país fuerte y presidenta rotatoria del Consejo de la UE. La siguiente parada de Sánchez será Suecia, donde se reunirá con el primer ministro, Setfan Löfven, que pese a ser de la familia socialdemócrata apuesta por las tesis de Holanda y sus frugales. Esas mismas fuentes insisten en la necesidad de seducir a los países del norte sobre la necesidad de esos fondos para reforzar la propia Unión Europea porque una salida “asimétrica” de la crisis que deja la COVID-19 puede ser perjudicial para el mercado interior así como para garantizar también la estabilidad financiera de la unión monetaria.
Tras esas tres reuniones –que se suman a los encuentros que Sánchez ha mantenido con sus homólogos de Portugal, Antònio Costa, e Italia, Giuseppe Conte, ambos alineados con España–, se celebrará la cumbre del Consejo Europeo de la que el Gobierno español pretende salir con un acuerdo. “Es imperativo que la UE llegue en julio a un acuerdo”, sentenció Sánchez la semana pasada en una entrevista en La Sexta. La fecha es clave para el Ejecutivo español porque del reparto de los fondos europeos dependerán en buena medida los Presupuestos Generales del Estado para 2021 en un momento en el que se prevé una caída del PIB de en torno al 10%.
La propuesta base que presentó el viernes el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, sobre la que negociarán los líderes europeos, cede terreno a los países del norte frente al sur: mantiene la de la Comisión Europea respecto al fondo de reconstrucción –750.000 millones, de los que 500.000 son transferencias a fondo perdido y 250.000 en préstamos–, que a priori es razonable para el Gobierno español. Fuentes gubernamentales señalan que España defenderá la agilidad y la eficiencia a la hora de repartir los fondos y enfatizan que los proyectos deben perseguir objetivos como la transición ecológica o la transformación digital y que el resto de países no pueden pretenden imponer reformas a la antigua usanza.
La otra propuesta que Michel ha puesto sobre la mesa para agradar a los países del norte –y acercar las posibilidades de un acuerdo– es una reducción en un 2,36% del presupuesto comunitario para el periodo 2021-2017 respecto a la idea inicial planteada por la Comisión Europea. El Gobierno español sostiene que no cederá en lo que tenga que ver con una merma de los fondos destinados a la PAC ni a la cohesión.
España llega a la negociación definitiva tras el varapalo en la votación de la presidencia del Eurogrupo a la que aspiraba la vicepresidenta económica, Nadia Calviño. El Ejecutivo sostiene que son dos batallas diferentes y que esa derrota -por el voto de un país que se alineó con los estados pequeños frente a la candidata española, que contaba con el respaldo del antaño imbatible eje franco-alemán- no tiene ninguna implicación respecto a los fondos de reconstrucción que se abordan ahora en el seno de la UE. “La negociación va a ser complicada, igual que lo era anteayer”, reconoció la propia Calviño.