El acuerdo llegó al límite del “primer set ball” que el Gobierno se había fijado en la negociación con el PP y solo a medias. Moncloa y Génova cerraron el pacto para el Consejo de Administración de RTVE cuando el plazo para la votación telemática de los seis nombres que elige el Congreso ya estaba abierta y rozando la campana. A las 8 horas, Ferraz y Génova enviaron sendos comunicados casi calcados en los que informaban de que lograban el que ha sido prácticamente el primer entendimiento de la legislatura entre Pedro Sánchez y Pablo Casado. La radiotelevisión pública es la primera institución con el mandato caducado que se renueva gracias a un pacto entre socialistas y conservadores desde hace dos años, aunque todavía se resisten otras instituciones, como el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), el Tribunal Constitucional, el Defensor del Pueblo, el Tribunal de Cuentas y la Agencia Española de Protección de Datos. No obstante, ambas partes siguen sentadas en la mesa.
Apenas tres horas antes de que finalizara el plazo para la votación telemática del consejo de administración de RTVE, Ferraz y Génova informaban de los diez nombres que lo conformarán. El presidente será José Manuel Pérez Tornero. El resto de vocales que elegirán las Cortes son Ramón Colom Esmatges, Elena Sánchez Caballero, Concepción Carmen Cascajosa Virino, José Manuel Martín Medem, Roberto Lakidaín Zabalza, María Carmen Sastre Bellas, Jenaro Castro Muiña, María Consuelo Aparicio Avendaño y Juan José Baños Loinaz. El Congreso elegirá este jueves a los seis primeros y el Senado hará lo propio con los cuatro restantes próximamente.
El acuerdo engloba a varias formaciones -PSOE, PP, Unidas Podemos y PNV-, pero el comunicado de Génova solo hace referencia al acuerdo alcanzado entre los de Sánchez y Casado dado que los conservadores sostienen que los de Pablo Iglesias están fuera de la negociación. Los socialistas, por el contrario, sostienen que el Gobierno negocia en nombre de ambas partes de la coalición.
Grupos que se quedaron fuera del reparto, como Ciudadanos, ya han criticado el acuerdo por considerarlo un proceso “a dedo”. “PSOE, PP, Podemos y PNV liquidan el concurso público que logramos aprobar desde Ciudadanos y eligen a dedo a la cúpula de RTVE. Han sido incapaces de pactar nada bueno en toda la pandemia, pero para repartirse la radio tv pública sí se ponen de acuerdo”, lamentó, a primera hora la presidenta del partido que se dice “liberal”, Inés Arrimadas.
Durante el debate de los nombramientos, no solo Ciudadanos ha sido muy crítico con el acuerdo. “Terminan las elecciones y vuelve el consenso entre PSOE y PP para que todo siga igual. Dejan de venir al Congreso a debatir y vienen a aplaudirse mutuamente, el gran teatro del consenso. Es una obra teatral que ya aburre a los españoles”, ha dicho el diputado de Vox, Mariscal Zabala. Los parlamentarios de la extrema derecha han exclamado “que se besen, que se besen” tras las intervenciones de las portavoces del PSOE y el PP, que han defendido el acuerdo.
“Somos un partido de Estado y precisamente por eso nos congratulamos de haber llegado al final del concurso público -ha afirmado la conservadora Macarena Montesinos-. Y este hecho tiene doble importancia: culmina con el protagonismo del Parlamento y pone fin a una etapa de provisionalidad impuesta por el Gobierno y cuyo balance ha sido nefasto”. La socialista Tamara Raya ha aplaudido el entendimiento con el PP y ha calificado de “asombrosas las quejas de Ciudadanos y Vox”. Desde Unidas Podemos, Sofía Castañón ha celebrado que “por fin” se desbloquee el ente público y que no esté dirigido “por intereses que no sean la función pública y no reaccione con represalias inéditas al primer rótulo que a cierto poder no le gusta”, según ha señalado en referencia al despido de un trabajador por un rótulo en el programa La Hora de TVE que decía sobre los estudios en Gales de la princesa de Asturias: “Leonor se marcha, como su abuelo”.
A pesar del primer entendimiento entre Gobierno y PP, queda el grueso de instituciones por cerrar y la negociación hasta bien entrada la noche no ha dado los frutos que inicialmente esperaba el Ejecutivo: que el acuerdo incluyera a todo el paquete de instituciones pendientes de actualización. “Los partidos políticos se han emplazado a continuar negociando en los próximos días para alcanzar un acuerdo que permita el desbloqueo de los órganos constitucionales e institucionales cuya renovación está pendiente o habrá de acometerse en próximas fechas”, señalan fuentes socialistas en un mensaje prácticamente idéntico al del PP, que habla exclusivamente de “ambos partidos”.
Las negociaciones entre Moncloa y el PP han cogido velocidad en los últimos días desde la llamada de Sánchez a Casado en la que los socialistas percibieron un cambio en la actitud del líder conservador. El mensaje que el Gobierno difundió ya no censuró el “bloqueo” del PP sino que aseguró que fue una “conversación constructiva” por primera vez en casi dos años.
Génova insistió en que mantenía sus condiciones para la negociación, pero fue mandando mensajes de flexibilización. El lunes, Teodoro García Egea, que es quien está pilotando la negociación con el secretario general de Presidencia, Félix Bolaños, anunciaba avances, entre los que citaba la exclusión de Unidas Podemos de una negociación en la que los de Pablo Iglesias nunca habían estado. El PP también aseguró su oposición a determinados nombres como vocales del CGPJ. Desde Unidas Podemos aseguran que lo pactado internamente con Sánchez es que al menos dos nombres del órgano de gobierno de los jueces cuenten como 'cuota' del socio minoritario. “No aceptamos vetos –advertían fuentes del grupo confederal–. Si pactan con el PP sin nosotros no van a tener nuestros votos cuando se vote”.
La negociación abierta entre Moncloa y Génova sobrevoló el Congreso todo el miércoles. El presidente hizo equilibrios en su comparecencia para que los golpes a Pablo Casado no frustrasen el último intento de alcanzar un acuerdo, aunque durante la jornada ya se vislumbró que tenía más opciones de salir por partes: primero RTVE y luego seguir cerrando lo demás, en contra de lo que el Gobierno pretendía inicialmente. No obstante, las fuentes consultadas consideran que el momento más propicio es ahora que han pasado las elecciones catalanas y que el calendario de comicios está despejado.
“Le invito a recorrer juntos el tramo final de esta desgracia”, repitió Sánchez, que apeló a una unidad que ha brillado por su ausencia en la política nacional durante el último año e incluso en los momentos más crudos de la pandemia. El presidente obvió la negociación que en ese momento estaba en ciernes hasta apenas el final del debate, cuando en respuesta al diputado de UPN, Sergio Sayas, se mostró esperanzado en lograr un acuerdo con el PP que se le resiste desde hace más de dos años.
“Cruzo los dedos –porque no será por falta de voluntad del grupo mayoritario– para que lleguemos a un acuerdo antes que después para la renovación de unos órganos tan importantes”, expresó Sánchez una semana después de reactivar la negociación a raíz de una llamada telefónica a Casado, que se abrió esta vez a pactar tras el batacazo electoral en Catalunya y las críticas de los barones.
Que estuviera en medio de la negociación no impidió a Casado atizar con dureza al Gobierno, al que acusó de “jalear” la violencia en las calles, además de culpar a Sánchez por situar “a los albaceas de ETA en la dirección del Estado”: “Usted lidera el Gobierno más radical y enfrentado de los últimos 40 años, y pide unidad aquí pero no la tiene dentro y asienta el poder en su pacto con los extremistas”.
Sin embargo, en medio de esa dura diatriba el líder del PP también pidió al presidente un acuerdo en el que puedan “ganar los dos”. “Le dije en su investidura que la tarea que usted y yo debemos compartir es ensanchar el espacio de la moderación y hacerlo tan grande como para que los dos podamos ganar dentro de él”, expresó el jefe de la oposición. “Yo ya hice mi parte, consciente del coste a corto plazo”, agregó Casado en referencia al viraje en la moción de censura de Vox y al castigo electoral en Catalunya. De hecho, Santiago Abascal ha amenazado con una nueva moción de censura para que “algunos diputados puedan redimirse de su gigantesca responsabilidad ante los españoles”.
Sánchez aprovechó para marcar de nuevo distancias con la extrema derecha tras haber dicho hace quince días que había mostrado más “sentido de Estado” que el PP por salvar el decreto de los fondos europeos. El presidente ya había cambiado el discurso hace una semana y ha insistido este miércoles al pedir a PP y Ciudadanos que rompan con lo que ha reiterado que es un “peligro para la democracia”: “La ultraderecha no es ninguna broma, es una amenaza real para la democracia española”.
“Está bien que apele al centro, pero se tiene que hacer con hechos”, le dijo Sánchez a Casado mientras Moncloa mantenía las negociaciones con el PP para la renovación de los órganos constitucionales pendientes de actualización. El PSOE asegura que Vox le pidió su correspondiente cuota en el Poder Judicial, aunque el partido de Abascal lo niega, según El Mundo.