Pedro Sánchez ya se lo ha trasladado personalmente a Yolanda Díaz: las opciones de reeditar un Gobierno progresista pasan por que la vicepresidenta sea capaz de unir al conjunto de fuerzas a la izquierda del PSOE en una única candidatura. Y por eso el jefe del Ejecutivo le ha pedido de manera expresa que cierre cuanto antes un acuerdo que incluya a Podemos, el partido mayoritario de ese espacio hasta la fecha y también el que ha protagonizado en los últimos meses un choque frontal con la política gallega.
Desde hace ya tiempo los socialistas no esconden su preocupación ante la escalada de hostilidades en el seno del proyecto político con el que comparten Consejo de Ministros, hasta el punto de considerar más que factible una ruptura interna de ese espacio, algo que consideran letal para las aspiraciones de la izquierda. Por una parte, se muestran muy críticos con la actitud de Podemos respecto a muchos de sus posicionamientos públicos, tanto en lo que tiene que ver con la acción de gobierno como con su propia estrategia de distanciamiento hacia la vicepresidenta. Por otra, tampoco comparten la hoja de ruta marcada por Yolanda Díaz, que consideran excesivamente lenta a la hora de afrontar alianzas con los distintos partidos.
Según fuentes del ala socialista del Ejecutivo, ante el convencimiento de que la tensión entre la líder de Sumar y Podemos estaba más cerca de descarrilar definitivamente que de encauzarse, Sánchez decidió actuar y trasladó recientemente su preocupación en conversación directa con la vicepresidenta. Desde la repetición electoral de 2019, en el PSOE dan la lección por aprendida y están convencidos de que la única forma de gobernar pasa por volver a hacerlo en coalición, ya sea esta de las izquierdas o de la derecha con la ultraderecha, algo sobre lo que advierte abiertamente y de manera recurrente el propio Sánchez. De ahí el interés que muestran en el PSOE por que “a Yolanda le vaya bien”. Algo que no ocurrirá, opinan, si la izquierda acaba presentándose separada a las urnas.
A las recomendaciones en privado del presidente les ha puesto voz en público este miércoles el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. “Es importante que haya entendimiento, que haya una única propuesta a la izquierda del PSOE”, dijo durante un desayuno informativo organizado por Europa Press. Bolaños añadió: “Tengo la mejor opinión de la compañera de Gobierno, Yolanda Díaz, y le deseo toda la suerte. Es muy importante que haya una referencia única a la izquierda del PSOE”. El mensaje ya no se queda en el ámbito privado: una de las personas de mayor confianza para Pedro Sánchez tanto en Moncloa como en Ferraz ha decidido amplificarlo para quien pueda darse por aludido en las dos almas que conviven hoy en Unidas Podemos.
Los socialistas también discrepan de la estrategia de la vicepresidenta de intentar esquivar las elecciones de mayo, una postura que le piden reconsiderar. Subrayan que esa cita con las urnas pone en juego un poder territorial que puede resultar determinante para las generales de finales de año. Cree el PSOE que, sin implantación de estructuras de Sumar en los territorios, a Yolanda Díaz le puede resultar aún más complicado recabar apoyos para su proyecto el día después de las municipales habiendo sorteado previamente una implicación directa con las candidaturas de izquierdas en la contienda de mayo.
Esa frágil implantación de Sumar y la debilidad que muestra también Podemos en los territorios desde hace tiempo, con evidentes problemas de cuadros en autonomías y municipios, lleva además a Ferraz a pensar que, de cara a las generales, Díaz debería extremar la prudencia en el despliegue de su plataforma. “Hay circunscripciones pequeñas en las que es imposible que consigan un escaño y todo lo que saquen es para restarle a la izquierda”, argumentan en el PSOE, que rememoran el caso de Íñigo Errejón con Más País en las últimas generales como ejemplo de lo que podría volver a ocurrir.
La preferencia del PSOE es clara: que Yolanda Díaz presente la papeleta de Sumar solo en aquellas provincias medianas y grandes en las que realmente tenga opciones de disputar un escaño en detrimento de la derecha. “Van a ser claves en muchas provincias. Si les va bien y son tercera fuerza pueden quitarle el diputado a Vox, pero hay circunscripciones de dos, tres o cuatro escaños en las que esos votos van a ir a la basura”, apuntan.
Díaz defiende su hoja de ruta
En el entorno de la vicepresidenta segunda siempre han sostenido que Sumar tiene la ambición de incluir a todas las partes del espacio a la izquierda del PSOE, también a Podemos, pero defienden el calendario que se ha marcado todo el equipo que está organizando la plataforma con la que aspiran a lograr esa unidad y no prevén cambiarlo por la presión que están ejerciendo los socialistas, pero también Podemos.
En algunos sectores del espacio confederal genera incomodidad que el socio mayoritario del Ejecutivo le pida a Díaz que acelere la unidad y evite la concurrencia a las generales en dos listas diferenciadas. Y más cuando el PSOE, dicen, desliza en privado que no quiere repetir una coalición de Gobierno con ciertas personas de la dirección de Podemos.
Mientras trata de esquivar las presiones para que anuncie su candidatura, dé forma a Sumar y empiece a estudiar este tipo de estrategias, Yolanda Díaz ha agilizado el calendario de las llamadas ‘escuchas’ en este arranque de año. A mediados de enero presentó en Madrid las principales líneas de un futuro programa electoral (y “para la próxima década”), después de escuchar a los grupos sectoriales que están nutriendo ideológicamente el proyecto. Un par de días más tarde viajó a Tarragona y Barcelona, donde presidió un gran acto con Ada Colau, que desbordó el aforo y dejó a mucha gente fuera haciendo cola para entrar.
Este mismo miércoles celebró un acto sectorial con el colectivo LGTBI+, en el que estuvo el diputado de Más Madrid en la asamblea regional Eduardo Rubiño, y el viernes viajará a Mallorca para realizar un nuevo acto 'de escucha'. La ministra de Trabajo todavía no ha avanzado cuándo terminará este proceso con el que pretende recorrer los principales puntos del país, aunque hace meses anunció que determinaría si se presentará como candidata del espacio a principios de febrero.
No parece que los planes hayan cambiado porque a las puertas de acabar enero sigue sin desvelar esa incógnita, aunque las voces que le reclaman celeridad van en aumento. Además de Podemos, que lo ha reiterado públicamente en numerosas ocasiones, y ahora el PSOE, dirigentes de otros espacios que esperan encuadrarse en la plataforma ven necesario que Díaz ponga a punto Sumar antes de las autonómicas y municipales para que pueda involucrarse además en la campaña electoral en las diferentes autonomías.
Díaz, sin embargo, prefiere esperar a que terminen de definirse todas las confluencias que se negocian en los diferentes territorios pero que, por lo visto hasta ahora, anticipan una complejidad caleidoscópica. En algunos territorios como Navarra todo el espacio a la izquierda de los socialistas se presentará bajo una misma papeleta, pero en algunas plazas puede haber hasta tres o cuatro opciones.
En Madrid, por ejemplo, Más Madrid no ha querido armar una confluencia y Podemos concurrirá junto a Izquierda Unida. Es probable que algo parecido pase en la Comunidad Valenciana y su capital, donde Compromís, aliado del partido de Íñigo Errejón, irá también por su cuenta, mientras los de Belarra y los de Garzón ultiman un pacto. En Canarias se negocia ahora mismo en una mesa de partidos con sensibilidades múltiples que van desde Podemos e Izquierda Unida hasta Más Canarias o el proyecto Drago de Alberto Rodríguez. En la Región de Murcia, Podemos e Izquierda Unida han llegado a un acuerdo que contempla que ambas formaciones puedan incluir a su vez a Alianza Verde por un lado y a Equo y Más Región por otro.
El equipo de la vicepresidenta rechaza, por otro lado, que el PSOE les haya hecho llegar alguna propuesta para concurrir únicamente en las circunscripciones más grandes y que en todo caso analizarán su estrategia electoral cuando Sumar quede plenamente armado, pero no se resignan a presentarse solo en circunscripciones medias y grandes. El escenario de las generales queda aún demasiado lejos como para definir una estrategia electoral sin saber qué formaciones van a agruparse finalmente en torno al proyecto.