Durante su etapa en el Gobierno, Pablo Iglesias convocaba de forma habitual una mesa en la que se sentaban todas las fuerzas de Unidas Podemos. Allí se debatían los temas de actualidad y se consensuaba una línea política general. Cuando Iglesias salió del Ejecutivo y dejó en manos de la ahora vicepresidenta segunda y desde entonces también ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, el liderazgo del espacio, esa mesa confederal dejó de reunirse con frecuencia, a pesar de que todas las partes valoraban esa herramienta de coordinación. En los últimos meses, no obstante, Díaz ha intensificado el diálogo en el seno de la confluencia con reuniones con los integrantes del espacio para abordar diversos asuntos de relevancia.
El punto de inflexión fue la negociación que mantuvieron PSOE y PP en octubre para la renovación del Poder Judicial, que Alberto Núñez Feijóo rompió en el último momento. Mientras se sucedían las conversaciones entre los dos partidos, Podemos solicitó entrar en esa mesa y que el acuerdo se diese con la anuencia de las tres partes. Dos días después, la vicepresidenta segunda convocó a todas las fuerzas del espacio en la mesa confederal para darles cuenta de la información que había recibido de Sánchez y para consensuar una posición común, que en aquel momento fue de premonitoria “desconfianza” sobre la actitud negociadora del PP, pero Podemos decidió no asistir.
Díaz ha convocado aún así reuniones de manera recurrente desde entonces para tratar de marcar una posición unánime sobre los temas de actualidad y la agenda política del socio minoritario del Gobierno en un momento de extrema tensión entre Podemos y el espacio agrupado alrededor de la ministra de Trabajo. Estas conversaciones no se han dado necesariamente bajo la forma de mesa confederal de la etapa de Iglesias en el Gobierno, sino que han incluido a diferentes ministros o portavoces en función del tema a debate.
Aunque Podemos decidió no ir a la mesa de octubre y en otra el portavoz parlamentario de Unidas Podemos, Pablo Echenique, alegó que tenía otra cita con todos los grupos del Congreso, a partir de entonces la formación que dirige Ione Belarra sí se ha sentado en las conversaciones, en las que se han tratado asuntos como la posición sobre la reforma de los delitos de malversación y de sedición, los últimos movimientos para desbloquear el Tribunal Constitucional o los avances en las negociaciones de la ley de vivienda o la derogación de la ley mordaza.
Fuentes cercanas a la vicepresidenta precisan, sin embargo, que el diálogo nunca se ha detenido y que siempre ha habido canales de comunicación abiertos cuando se ha necesitado. Lo que ha cambiado, dicen, es el formato, dado que Iglesias las conducía desde su papel como secretario general de Podemos y Yolanda Díaz maneja el liderazgo del espacio no desde una formación política sino desde el Gobierno.
Tensión en el grupo parlamentario
La reactivación del diálogo está marcada por la tensión de los últimos meses entre Yolanda Díaz y la dirección de Podemos a cuenta de la plataforma que está organizando la vicepresidenta segunda, Sumar. Los de Belarra llevan meses pidiendo a la líder de Unidas Podemos que termine de definir cuanto antes su “partido”, para así poder negociar una coalición después de cara a las elecciones generales. Díaz, por su parte, ha dejado claro desde el principio que ella ahora está inmersa en un “proceso de escucha” en el que los partidos no son los protagonistas y hasta que la conformación de esa herramienta no termine no se plantea una negociación en términos electorales. El temor de fondo en la formación es que Sumar sea una plataforma que acabe por disolver las siglas de Podemos.
Esta dinámica ha permeado en algunas ocasiones hacia el grupo parlamentario y ha llegado incluso a poner en peligro la unidad de voto. Las negociaciones sobre la renovación de los vocales del Poder Judicial constituyeron uno de esos momentos, cuando Podemos sopesó desmarcarse de la posición que mantuvo Díaz de apoyar el acuerdo de PP y PSOE de que ninguno de los nombres elegidos para ese órgano hubiese ocupado puestos de relevancia en el Gobierno.
En Podemos lamentaron que Díaz y Enrique Santiago aceptaran una fórmula que veían como un argumento ad hoc para excluir a la jueza Victoria Rosell. La candidata de Podemos para el CGPJ fue víctima de la conspiración de su compañero de carrera Santiago Alba, ahora en prisión por la sentencia firme del Tribunal Supremo que confirmó la condena por su confabulación para intentar acabar con la carrera política y profesional de ella. Aquel acuerdo nunca se concretó porque el PP se levantó de la mesa y la sangre en el espacio confederal no llegó al río del hemiciclo, pero sí dejó entrever algunas grietas en el seno del grupo hasta entonces presentes en el permafrost de la relación pero no necesariamente en la superficie.
Movimientos para las autonómicas
La unidad en el sentido del voto no ha vuelto a peligrar desde entonces, pero la distancia entre Podemos y el espacio que gira alrededor de Díaz es palpable en los intercambios de declaraciones. A otra altura, sin embargo, se están dando algunos movimientos que invitan a pensar en un acercamiento de posturas. Por un lado, la labor de moderación en la que intervienen algunas figuras como Enrique Santiago, Jaume Asens o Juantxo López de Uralde. El martes fue el noveno aniversario de Podemos y Yolanda Díaz publicó un tuit de felicitación en el que dijo “nos queda mucho por hacer durante la próxima década”. Desde su entorno encuadran ese mensaje en la normalidad de la relación que mantiene la ministra con el partido.
Mientras tanto, Podemos e Izquierda Unida están avanzando de forma notoria en los pactos en los territorios de cara a las municipales y autonómicas, como en Murcia, donde se ha logrado una inédita confluencia tanto para la Región como para la capital y una importante cantidad de municipios. El acuerdo alcanzado, en el que Podemos ha renunciado a ser cabeza de lista en una cantidad no menor de territorios, incluye además que Izquierda Unida pueda incluir a miembros de Más Región y Equo como parte de su cuota.
En Navarra ya se alcanzó un acuerdo para una coalición de todas las fuerzas de izquierda inédita hasta ahora y, en Madrid, las dos fuerzas tienen un pacto para repetir la confluencia en la Comunidad de Madrid y juntarse por primera vez para el Ayuntamiento y competir así en ambos territorios contra Más Madrid. También se repetirá la confluencia de 2019 en La Rioja. Fuentes de ambas formaciones reconocen además avances para un acuerdo en Cantabria, donde hasta ahora habían concurrido por separado, y para que se reedite el de Extremadura y el de Baleares. Diferentes fuentes de Podemos destacan el trabajo del equipo de la secretaria de Organización del Partido, Lilith Verstrynge, en el éxito que hasta ahora han recabado estas negociaciones.