“Este es un Gobierno que cumple sus compromisos”. Pedro Sánchez se ha pronunciado así por primera vez en público ante la crisis desatada en el seno de la coalición por la negociación de la reforma laboral. En presencia de las protagonistas del enfrentamiento, las vicepresidentas Nadia Calviño y Yolanda Díaz, el presidente ha evitado pronunciarse sobre la letra pequeña más allá de asegurar que el Ejecutivo llevará a cabo los cambios para acometer una reforma del marco de relaciones laborales que ha calificado de “importante”. Después de que la portavoz, Isabel Rodríguez, abriera la puerta a modificar lo pactado si así lo decide el diálogo social, el líder socialista ha insistido en que el objetivo es recuperar el “mayor consenso” en las negociaciones con sindicatos y patronal.
“La voluntad del Gobierno de España es inequívoca. Este es un Gobierno que cumple con sus compromisos”, ha señalado Sánchez, que se ha referido a su discurso de investidura, al acuerdo programático sellado con Unidas Podemos -que habla de “derogación” de la reforma laboral del PP- y al documento pactado con la Comisión Europea para los fondos europeos. No obstante, preguntado por los aspectos de contenido que la vicepresidenta y ministra de Trabajo ha asegurado que su homóloga de Economía ha puesto en cuestión, el presidente ha evitado entrar en el detalle. “Esas cuestiones está claro que forman parte de la hoja de ruta y se van a poner en marcha cuando se tenga que abordar esa reforma laboral”, ha contestado sobre la propuesta que el Gobierno hará respecto a la ultraactividad y a la concreción de si se recuperará la primacía de los convenios sectoriales sobre los de empresa.
“Llamado a reconstruir el consenso entre los agentes sociales”
El presidente ha insistido, en la misma línea en la que en los últimos días ha defendido Moncloa, que el Gobierno quiere “coordinación” para abordar la reforma. “Máximo diálogo y mayor de los consensos para una reforma que va a ser importante”, ha dicho. “Es importante que recuperemos los consensos que se fracturaron, que se quebraron en 2012 con una contrarreforma de una mayoría absoluta del PP. Ahí hay cuestiones que dejaron sin resolverse, que se quebraron y que este Gobierno está llamado a recomponer, a reconstruir, y es el consenso entre los distintos agentes sociales”, ha expresado.
A menos de 24 horas de que concluya el plazo de la presentación de las enmiendas a la totalidad a los Presupuestos Generales del Estado y de que ERC haya dicho que la tiene redactada por si tiene que registrarla, Sánchez se ha confesado “tranquilo” al terminar la rueda de prensa en la que ha comparecido junto al primer ministro portugués, António Costa, en el marco de la cumbre hispano-lusa que se ha celebrado este jueves en el municipio extremeño de Trujillo.
“Es evidente que la ciudadanía lo que reclama es estabilidad y avances sociales. Estos son los Presupuestos de la recuperación justa, elevan a niveles históricos la inversión social”, ha explicado el presidente, que ha asegurado que también son necesarios para la “gran transformación” de la economía española: “Lo que le pediría al conjunto de grupos parlamentarios es que antepongamos los intereses de nuestro país”.
La cita de la 32º cumbre hispano-lusa tenía en esta ocasión un especial interés para los medios de ambos países: se ha producido tras la derrota del portugués en el Parlamento, que tumbó los presupuestos, y tras la crisis atravesada en la coalición española a costa de la reforma laboral. Costa ha eludido pronunciarse sobre su situación bajo la premisa de que no habla de política interna fuera de Portugal.
Ambos mandatarios han aprovechado para halagarse mutuamente. “Creo que Portugal es un ejemplo de estabilidad y lo he visto no solo en las relaciones bilaterales sino que he visto a António trabajar en el Consejo Europeo. Hay pocos presidentes de gobierno con las capacidades y habilidades de diálogo, trabajo y capacidad de llegar a acuerdos. Esa es la experiencia que tengo con él”, ha respondido Sánchez provocando el aplauso de la delegación lusa.
El principal interés en el caso de los periodistas españoles estaba en el reencuentro de las vicepresidentas Calviño y Díaz, pero a lo largo de la mañana no han tenido acceso al espacio en el que se han producido las reuniones. Han llegado juntas a la sala de la rueda de prensa, aunque apenas se han dirigido la palabra pese a estar sentadas al lado la una de la otra. La tercera vicepresidenta, Teresa Ribera, ha intentado rebajar la tensión, pese a la mala relación de sus dos compañeras que apenas se han cruzado la mirada durante la jornada, según fuentes presentes en el encuentro de las delegaciones. “La relación entre mis compañeras es una relación que estaba funcionando correctamente. Puede haber habido algún malentendido, pero está resuelto”, ha dicho Ribera.