El Gobierno ha cerrado el curso político con un acuerdo con tanta relevancia política como polémica. Si con la Ley de Amnistía Pedro Sánchez consiguió rápidamente el aval de sus socios y de la mayor parte del partido, el pacto con ERC para un concierto económico en Catalunya ha levantado muchas más suspicacias que sin embargo no parecen perturbar al presidente. El jefe del Ejecutivo celebró este miércoles ese pacto que, si las bases republicanas lo refrendan, permitirá a Salvador Illa alcanzar la Generalitat de Catalunya, y despachó las críticas que han salido en las últimas horas de algunos de sus aliados parlamentarios pero también de las filas socialistas.
Los detalles del acuerdo difundidos por ERC causaron cierta sorpresa en el escenario político porque confirmaban un concierto económico para Catalunya y su salida del denominado régimen común, la postura de máximos con la que los republicanos habían arrancado la negociación y la línea roja que el Gobierno había repetido en las últimas semanas que no traspasaría. Sánchez, sin embargo, calificó el acuerdo como “magnífico” y defendió que se trata de “un paso hacia la federalización del Estado”.
El Gobierno ha evitado estos días entrar en la defensa de los detalles del texto del preacuerdo bajo la premisa de que debe respetar los procesos internos de los partidos. Tanto PSC como ERC someten esta semana lo firmado a la consulta de sus bases. Por eso ayer la portavoz del Ejecutivo, Pilar Alegría, pasó de puntillas sobre el meollo del pacto ante las numerosas preguntas de los periodistas.
Sánchez, en cambio, aprovechó la rueda de prensa de cierre de curso político en La Moncloa para entrar en algunas de las críticas vertidas en las últimas horas. Por ejemplo, la que alerta de la desfinanciación del resto de comunidades autónomas. “Con este mismo sistema de financiación autonómica, España sufrió los mayores recortes y ajustes del Estado del Bienestar en manos de las comunidades autónomas (...). Y con este mismo sistema en estos últimos seis años el Gobierno habrá aumentado en 300.000 millones de euros más las transferencias en recursos”, argumentó. “¿Cuál es la diferencia? Que antes hubo un gobierno del Partido Popular y hoy hay un gobierno presidido por el Partido Socialista”, dijo.
Este tímido giro estratégico se produce después de las críticas internas hacia el pacto. Tanto el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, como el aragonés Javier Lambán criticaron un acuerdo que consideran que promueve la “desigualdad”. “El independentismo se fundó para romper España y cumplen su cometido. El PSOE se fundó para combatir la desigualdad. No siempre es fácil, pero no podemos ni ampararla ni promoverla”, insistió Page este miércoles en una rueda de prensa.
“Hablando de Emiliano García-Page, la noticia sería que hiciera una rueda de prensa apoyando al Gobierno de España”, ironizó como respuesta este miércoles Sánchez, preguntado expresamente por las críticas del barón socialista. Pero lo cierto es que las críticas han trascendido a las habituales y la incomodidad se extiende esta vez por numerosos territorios socialistas. “La Comisión Ejecutiva Federal ayer aprobó por unanimidad el preacuerdo entre el Partido de los Socialistas Catalanes y Esquerra Republicana”, respondió Sánchez. “Este es un magnífico preacuerdo para España y para Catalunya y todos los socialistas quieren a Salvador Illa como presidente de la Generalitat de Catalunya”, redobló.
Llama a Junts y a los socios a agotar la legislatura
En su balance de curso, Sánchez aprovechó para presumir de los avances del Gobierno en estos ocho meses de andadura. Una legislatura atravesada por complicadas negociaciones en el Congreso a las que quiso restar importancia con una reflexión en la que relativizó el peso de la actividad legislativa. “En España siempre ha habido una concepción excesivamente legislativa de la acción del gobierno. A menudo usamos el número de leyes aprobadas para medir la fortaleza o el rendimiento de un ejecutivo, cuando en realidad es un indicador que nos habla más bien de la situación del Poder Legislativo, es decir, del Parlamento”, dijo, para matizar acto seguido que las leyes son “muy importantes”. Pero no son “un fin”, dijo, sino un “medio. ”Lo que importa es lo que cambia la vida de la gente“, añadió.
Sánchez es consciente de los problemas que ha tenido para sacar adelante algunas leyes importantes en los últimos meses, con un dibujo parlamentario que permite pocas bajas y que termina dejando en la voluntad de Junts la mayoría de las votaciones, como ocurrió en el último pleno del curso, cuando los independentistas tumbaron el primer paso para la aprobación de los Presupuestos.
Por eso el presidente señaló directamente al partido de Carles Puigdemont en la conferencia de este miércoles. “Espero que Junts haga una lectura de cuál es el mandato de las urnas en Catalunya y haga una oposición útil y también constructiva en beneficio de Catalunya y de España, con la aprobación de unos Presupuestos Generales del Estado en 2025”, dijo.
Esa petición Sánchez la extiende a los socios, a quienes pide que salgan de una lógica de “campaña permanente”. “Me gustaría que la dificultad para encontrar acuerdos en las Cortes Generales que ha dominado estos últimos meses electorales termine. Que todos los partidos acepten de una vez por todas el mandato que nos dio la ciudadanía el pasado 23 de julio, y que entiendan que ahora no es el momento de seguir haciendo campaña, una campaña electoral permanente”, dijo en la parte final de su intervención.
Aunque algunas de las principales dificultades para sacar adelante las leyes este año han tenido que ver con la posición negociadora de Junts, el Partido Socialista ha tenido problemas también para entenderse con su socio de Gobierno en algunos momentos de la legislatura, lo que le ha valido derrotas parlamentarias significativas. Precisamente, la materialización del acuerdo entre el PSC y ERC está en peligro en el Congreso por las críticas de algunos de los partidos que componen Sumar.
“Es el momento de hablar, de dialogar, de construir acuerdos, de aprobar unos nuevos Presupuestos Generales del Estado y de pactar nuevos avances sociales”, cerró Sánchez para hacer un balance de una legislatura que, prácticamente desde el 23J, parece al borde de terminar. “El verano pasado no fue un verano azul, como pronosticaban algunos. Tampoco lo será este, ni el siguiente, ni el siguiente. Vienen tres años más de avances”, vaticinó Sánchez.
Para ello, es fundamental que las bases de ERC ratifiquen el acuerdo para investir a Illa y que al mismo tiempo ese acuerdo no coloque a Junts en la oposición absoluta. Sin los siete votos de los posconvergentes, como se demostró la semana pasada, el Gobierno será incapaz de aprobar unos presupuestos que garanticen la continuidad de la legislatura.