La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, defiende que la nueva ley de Educación que impulsa José Ignacio Wert persigue que todos los niños españoles “conozcan la realidad y su entorno” y que se garantice que los padres puedan elegir en qué lengua quieren que se escolarice a sus hijos.
En opinión del Ejecutivo, los niños deben saber que su entorno empieza en España, “que es su nación”, y sigue “por su comunidad autónoma y su pueblo”, con lo que dio una pista de por dónde se llevará a cabo la ampliación de los contenidos comunes en las comunidades autónomas con lengua propia.
Después de que el ministro de Educación afirmara que su voluntad es “españolizar” a los niños catalanes, Sáenz de Santamaría evitó por todos los medios pronunciar esa palabra durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. Hasta en cinco ocasiones se le preguntó si la misión de la Educación es la “españolización” de los escolares. Pero, aunque fue distinta en las formas, el fondo fue el mismo.
La número dos del Ejecutivo insistió en que el Gobierno está para “garantizar la libertad”, con lo que dio por hecho que ésta se vulnera en las escuelas de Cataluña y es necesario protegerla con una reforma educativa. “Deberían tenerlo presente los gobiernos autonómicos”, advirtió Sáenz de Santamaría, que subrayó la importancia de que las familias que viven en Cataluña puedan elegir en qué lengua estudian sus hijos. El objetivo, dijo, es “buscar equilibrio” entre las dos lenguas, castellano y catalán y evitar que se utilice la educación para “otro tipo de tareas”.
El malestar que Wert ha vuelto a causar en Cataluña y entre las formaciones políticas de izquierda ha provocado que el grupo parlamentario socialista haya pedido su reprobación en el Congreso. Como respuesta, la vicepresidenta se permitió pedir al PSOE que reflexione y “trabaje por el acuerdo” dado que la Educación es un asunto de Estado.