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La Siria afín a Al Asad: insegura, aterrada y aún sorprendida por su huida

La Siria afín a Al Asad: insegura, aterrada y aún sorprendida por su huida
El Cairo (es-ES) —

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Damasco, 17 dic (EFE).- Para los sirios acomodados en posiciones civiles y profesionales en el régimen de Bachar al Asad, la caída del mandatario hace poco más de una semana les ha creado inseguridad, terror y preocupación por su vida y hacienda y sorprendidos por la huida de un líder en el que confiaban.

Cuatro damascenos que vivían comodamente, política y económicamente bajo el gobierno que colapsó el domingo pasado tras más de 50 años en el poder debido a una ofensiva de la insurgencia islamista de apenas 12 días, relataron a EFE que ahora no saben ni qué hacer, ni en qué pensar, salvo en que regrese “la estabilidad y el orden”.

A ellos nos les afectó la conocida represión y la violencia que caracterizaron el régimen de Al Asad ni la alienación que sus políticas, la falta de libertades y la corrupción generalizada causaban entre gran parte de la población.

Una población que de forma masiva y espontánea ha salido estos días para festejar la caída del régimen, uniendo tanto a sectores liberales como a los islamistas moderados y radicales que forman parte de la coalición insurgente.

El hundimiento

El hundimiento del Ejército, que se retiró prácticamente sin combatir desde Alepo hasta Damasco, produjo que “se viviera en una ciudad fantasma, casi vacía de habitantes”, relata uno de los entrevistados.

“Nadie podía llevar o conseguir información de fuera de la ciudad, con la tensión en las carreteras. Muchos huyeron de la ciudad, e incluso los que regresaron a sus pueblos en zonas rurales lo hicieron con miedo”, dijo esa misma fuente.

Ese pavor prosiguió al menos hasta el segundo día tras la toma de la ciudad por el Organismo para la Liberación del Levante (HTS, en árabe), cuando la situación comenzó a normalizarse.

De momento, y bajo órdenes estrictas de sus dirigentes, empezando por el líder Ahmed al Sharaa, que pidió respeto, tranquilidad y humildad a sus combatientes, en Damasco al menos no parece que se haya cometido ningún exceso ni represión.

La convivencia entre ciudadanos y los miles de militantes del grupo HTS que deambulan armados por la ciudad -y han asumido la seguridad pública- parece ejemplar. De hecho, la presencia de estos grupos se ha reducido notablemente en las últimas horas, mientras el nuevo gobierno de transición asume cada vez más funciones del Estado que habían quedado suspendidas.

¿Qué pasará con la economía?

Para otra fuente, la caída del régimen de forma “tan sorprendente” supone un “choque fatal para todo el pueblo, que solo quería vivir el día a día con lo mínimo”.

“Descubrieron que están en la casa sin trabajo e ingresos (...) Hoy en día cualquier casa en Siria necesita por lo menos 200.000 (libras sirias, unos 14 dólares) y el empleado cobraba 400.000 libras mensuales. Si te quedas un día en casa quiebras, imagina una semana”, dijo la fuente.

La pésima situación económica es algo que todos los ciudadanos a los que consultó EFE en esta semana han mencionado como uno de los mayores problemas del país, así como su esperanza de que el nuevo gobierno logre levantar la economía, el empleo y, sobre todo, bajar los precios de los alimentos, desorbitados para la mayoría de la población.

Más de una semana después del cambio de régimen, los negocios de Damasco están abiertos, los empleados han regresado a sus puestos e incluso los funcionarios han vuelto a sus oficinas para trabajar con el nuevo Gobierno de transición dirigido por Mohamed al Bashir.

El dólar también ha bajado respecto a la libra siria, regresando a la situación previa a la ofensiva.

Venganza

“En la noche de la caída de Damasco, los habitantes sentimos el terror. Teníamos miedo de lo que proclamó el gobierno de que estos grupos armados entrarían para matarnos. Pero después de pocos días, las cosas van hacia más estabilidad”, reconoció otra fuente.

La salida de Al Asad, que se marchó en un avión militar ruso hacia Moscú, “nos sorprendió”.

“Abandonó a la gente para que enfrente su destino, especialmente a los que habían sido engañados por sus palabras”, dijo.

Según esta fuente, lo que se aspira ahora es a la “estabilidad” y que la gente pueda seguir “su vida diaria”. “El miedo es al caos y a la venganza personal”, subrayó.

Álvaro Mellizo

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