Se ha distanciado del padre (José Antonio Griñán), ha ninguneado al hijo (Mario Jiménez) y ha arremetido sin complejos contra la gestión que hizo el espíritu santo (José Luis Rodríguez Zapatero). Susana Díaz (Sevilla, 1974) va a conseguir este fin de semana ostentar el poder total en Andalucía a nivel institucional y orgánico ejerciendo la política como siempre la entendió: sin piedad.
Es la fama que la precede desde que pasó de ser catequista a militar en las Juventudes Socialistas, y empezó una carrera política fulgurante, donde ha ocupado decenas de cargos. Su currículum político -laboral no tiene, o debe ser muy breve-, es apabullante. Ha sido secretaria de Organización de las Juventudes Socialistas de Andalucía (1997-2004), concejal del Ayuntamiento de Sevilla (1999-2004), teniente de Alcalde de Recursos Humanos de Sevilla (2003-2004), diputada por Sevilla en el Congreso de los Diputados (2004-2008), secretaria de Organización del PSOE de Sevilla (2004-2010), diputada por Sevilla en el Parlamento de Andalucía (desde 2008), secretaria de Organización del PSOE-A (2010-2012), senadora designada por el Parlamento de Andalucía (2011-2012), consejera de Presidencia e Igualdad de la Junta de Andalucía (2012-2013), secretaria general del PSOE de Sevilla (desde 2012) y presidenta de la Junta de Andalucía (desde 2013). El próximo domingo será, además, la secretaria general de la federación más importante del PSOE: Andalucía. Será su duodécimo cargo.
Su vida ha sido la política y lo tuvo muy claro desde muy joven. Cuentan que desde que empezó a estudiar Derecho advirtió de que su único interés estaba en desarrollar su carrera política. Eso le llevó a tardar muchos años en acabar la carrera -cuentan que en torno a diez-, pero sus ocupaciones internas en el partido y, después, en puestos institucionales de gran relevancia no le dejaban tiempo para estudiar.
Un discurso que ha calado
No tiene buena fama interna en el PSOE-A, y no le faltan enemigos. Un andaluz que la conoce bien, la definió como “navajera”. Y otro andaluz recordó que es “trianera” y de las que piensa que el mundo se divide en dos: “Triana y Sevilla”. Y por ese orden.
Pero también es justo reconocer que sus primeros pasos políticos como presidenta de la Junta de Andalucía han llamado mucho la atención. Ha entrado en la política nacional con buen paso. Su discurso españolista, su distanciamiento de los herederos, su juventud y su frescura han calado. Y, a día de hoy, es el centro de atención para saber qué puede pasar en el futuro PSOE.
Hay algunos que la denominan la “ambición rubia”, y que podría atreverse a dar el paso para jugar a las primarias del PSOE para la Presidencia del Gobierno. Eso creen, o temen, algunos dirigentes del Partido Popular. Pero su seguro político está en Andalucía, donde las encuestas le garantizan otros cuatro años de gobierno con toda seguridad. Y, sobre todo, porque sus relaciones con Izquierda Unida son muy buenas.
De hecho, algún dirigente del PSOE-A dice que en lo que está trabajando la nueva “baronesa” del PSOE es un proyecto “susanista y andalucista” para quince años.
Dicho esto, su papel en la política nacional será clave. Y en las primarias del PSOE, aún mucho más. Carme Chacón vuelve a dejar la Universidad de Florida para acudir al Congreso del PSOE-A que se celebra este fin de semana en Granada, y todo el mundo sabe los esfuerzos que hizo la actual presidenta de la Junta andaluz para que pudiera ganar el 38º Congreso. Pero el escenario es ya diferente. Susana Díaz salvó la Conferencia Politica a Rubalcaba, y ya se verá a qué cartas juega con el inmenso poder que tiene ahora en sus manos.
Y es que Susana Díaz culminará este fin de semana una trayectoria política llena de ambiciones personales que ha logrado cumplir. No quiere vicesecretario general en el partido, se siente con fuerzas para gobernar Andalucía y el PSOE-A. Y ha puesto firmes a los territorios para acabar con las disputas provinciales. El tiempo dirá hasta dónde puede llegar más “la ambición rubia”.