Todos los grupos políticos menos el PP han pedido a Jorge Fernández Díaz que dé marcha atrás a su proyecto de ley de seguridad ciudadana. Apodada como “ley mordaza” por toda la oposición, se ha debatido este jueves en el Congreso, donde se han presentado nueve enmiendas de devolución para que se retire el proyecto. Las críticas se han centrado en su voluntad “represora de los derechos y libertades” y en su intento de reprimir las protestas ciudadanas.
La mordaza ha dejado de ser una referencia para convertirse en una realidad. El diputado de Amaiur, Xabier Errekondo, se ha tapado la boca en la tribuna, lo que le ha merecido una regañina por parte de Celia Villalobos, vicepresidenta del Congreso: “Quítese esa maldita mordaza. Aquí se viene a hablar”. El diputado también ha cantado una estrofa de una canción de Eskorbuto: “Mucha policía. represión, represión”.
Los diputados de Izquierda Unida y Compromís han posado amordazados en las escalinatas del Congreso, después de que Greenpeace desplegara parcialmente una pancarta alusiva a la ley frente al Palacio de la Carrera de San Jerónimo.
El ministro del Interior ha defendido el proyecto como un texto “profundamente garantista” que tiene “perfecto encaje” en la legislación y fruto de la necesidad de recoger “las conductas incívicas” tras 23 años de vigencia de la ley actual. Fernández Díaz ha recordado que el anteproyecto se ha corregido con las observaciones recibidas por distintos organismos y colectivos y ha asegurado que su intención “no es sancionar más sino hacerlo con más garantías y menos discrecionalidad”.
Las principales modificaciones se refieren a las situaciones en las que los ciudadanos pueden ser cacheados, el control de las identificaciones “bajo el principio de no discriminación y discrecionalidad”, así como las redadas “indiscriminadas por criterios étnicos”. Según el ministro, también se garantiza que sólo se conducirá a dependencias policiales “cuando no sea posible la identificación personal” por un máximo de tiempo de seis horas.
El diputado de ERC ha llegado a recomendar que los agentes de policía vistan el uniforme gris “franquista” y ha asemejado la futura ley con la de orden público vigente durante el franquismo. Joan Tardà ha abandonado la tribuna entre gritos de “esto es una vergüenza”. El representante de Compromís, Joan Baldoví, ha dicho que la ley es “rancia” y está hecha “a imagen del ultraconservador ministro del Interior”, que busca “perseguir” a los manifestantes.
Rosa Díez ha incidido en el hecho “insólito” de que nueve grupos parlamentarios tan distintos en su ideología hayan coincidido en pedir la devolución en forma de enmienda de totalidad. La líder de UPyD ha señalado que no sólo perjudica a los ciudadanos, sino que tampoco da “seguridad jurídica” a los agentes a la hora de hacer su trabajo, porque deja demasiadas situaciones a su discreción, lo que tampoco convence a los sindicatos policiales.
Ricardo Sixto, de Izquierda Unida, ha ironizado sobre el récord de Fernández Díaz en materia de enmiendas, algo que no se produjo cuando se tramitó la actual ley vigente ya que entonces no se opusieron ni CiU ni PNV, como en esta ocasión. Sixto ha calificado el proyecto de “versión más light” después del “varapalo” de las observaciones del Consejo de Estado, del Consejo Fiscal o del CGPJ.
Los socialistas la han tachado de “reforma ideológica”. La diputada Isabel Rodríguez ha afirmado que la crisis sirvió al Gobierno “para recortar derechos” y esta ley les es útil “para recortar libertades”. Rodríguez se ha dirigido a Fernández Díaz para decirle que está a tiempo de retirar la ley si no quiere que su carrera acabe “como la de Gallardón”.