En las horas previas al fracaso de la investidura hubo un cruce de propuestas entre PSOE y Unidas Podemos. Con las conversaciones casi rotas, los socialistas filtraron lo que pedían los de Pablo Iglesias y lo que ellos les habían ofrecido. Este jueves, a pocas horas de la votación, Podemos comunicó al PSOE y a los medios su contraoferta, que fue rápidamente rechazada por el partido de Pedro Sánchez. En ese baile de documentos y declaraciones públicas una de las carteras emergió como el principal escollo para el acuerdo: el Ministerio de Trabajo.
La propuesta del PSOE en las negociaciones que se produjeron tras la primera votación de la investidura –una vicepresidencia y tres ministerios– no incluía Trabajo para Unidas Podemos. La única concesión eran competencias en migraciones, que ahora dependen de ese Ministerio. El primer documento de propuestas presentado por el equipo negociador que encabezaba Pablo Echenique pedía en concreto esa cartera: además de una vicepresidencia, cinco ministerios que incluían el de Trabajo.
La oferta que Unidas Podemos hizo in extremis en la mañana de este jueves rebajaba esa pretensión inicial en cuanto al número de asientos en el Consejo de Ministros, pero mantenía la petición de controlar Trabajo. Ante el nuevo 'no' de los socialistas, Pablo Iglesias renunciaba a ese Ministerio a pocos minutos de la votación, dejando claro desde la tribuna del Congreso de los Diputados que ese punto se había convertido en el principal desencuentro entre ambos partidos.
A cambio de esa renuncia, Iglesias reclamaba la gestión de las Políticas Activas de Empleo: es decir, las medidas dirigidas a la inserción laboral, la formación para el empleo y también las deducciones a la contratación de las que se benefician las empresas. Fue el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero quien le recomendó que hiciera esa propuesta.
Cuando lanzó la propuesta, la actual ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, comentó algo inaudible al ser enfocada por la cámara. La portavoz del PSOE, Adriana Lastra, verbalizaba después el rechazo a la propuesta con el argumento de que esas políticas están transferidas a las comunidades autónomas.
La cartera más importante en disputa
La de Trabajo es la cartera más relevante de las que se han puesto sobre la mesa en las negociaciones. Entre las competencias de Valerio están algunas de las que Unidas Podemos considera cruciales porque tienen un impacto más directo en el día a día de los ciudadanos. La más importante es la referente a las condiciones del trabajo reguladas por las reformas laborales, un asunto que ha enfrentado a los dos partidos que estos días han sido incapaces de llegar a un acuerdo.
Desde Podemos han reclamado siempre la derogación de la reforma laboral que el PP aprobó en 2012 y eliminar también los “aspectos más lesivos” de la que impulsó el Ejecutivo del PSOE en 2010. “De ahí no nos vamos a mover porque es un compromiso que se firmó y que sólo hace falta materializarlo”, dijo la portavoz de Podemos Noelia Vera hace más de un mes, en referencia al acuerdo de presupuestos que firmaron Sánchez e Iglesias.
El literal de ese documento pactado en octubre de 2018 no hace referencia a la legislación de los socialistas y solo admite cambios en la reforma laboral del PP. Incluía, además, una extensión en el periodo de caducidad de los convenios, reducir la dualidad entre trabajadores indefinidos y temporales, además de obligar a los empresarios a dejar claro el horario de las jornadas a tiempo parcial.
La principal barrera que ha encontrado Podemos en su pretensión de revertir la reforma laboral ha estado en la titular del Ministerio de Economía. Nadia Calviño se ha mostrado siempre en contra y hace unos días volvió a pronunciarse en la misma línea: “Tenemos que empezar a pensar de cara al futuro. Dedicar todo nuestra energía política a estar constantemente tejiendo y destejiendo reformas parciales no resuelve los problemas que tiene nuestro mercado laboral”.
En su última oferta, Unidas Podemos rebajó sus pretensiones iniciales hasta tocar solo la reforma del PP. Además incluyeron dentro de las competencias que reclamaban en la cartera de Trabajo la potestad para subir el Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Fue otra de las negociaciones más duras durante las conversaciones para acordar de esos Presupuestos que finalmente no salieron por el rechazo de los partidos nacionalistas.
Sánchez llegó a reconocer en público que su posición inicial en ese debate estaba por debajo de los 900 euros al mes que finamente se acordaron. Pero desde Podemos siempre han advertido que esa subida –que no ha tenido efectos negativos en el empleo– era solo un punto de partida para seguir elevando el SMI en las sucesivas cuentas del Estado.
El PSOE, en su programa, también contempla una subida escalonada. Sin embargo, ceder ese área plantea un problema a los socialistas: la subida del SMI afecta a los presupuestos, por lo que choca directamente con el Ministerio de Hacienda.
Además de estos dos grandes pilares, el Ministerio de Trabajo gestiona una pata fundamental del estado del Bienestar: las pensiones. Y este, de nuevo, fue un punto de desencuentro entre PSOE y Podemos. En esa ocasión el marco fueron las reuniones del Pacto de Toledo pactar las recomendaciones sobre las pensiones, que saltaron por los aires el pasado mes de febrero. Todos lo grupos señalaron al partido de Pablo Iglesias como responsable de la falta de acuerdo. Lo cierto es que el PP también se distanció de acuerdo aludiendo a que era imposible cerrarlo antes de la disolución de las cortes.
Inspecciones, permisos de paternidad y el paro
Estas tres grandes áreas definen la importancia del Ministerio de Trabajo, pero quien ocupe ese puesto controlará también multitud de asuntos cruciales. De esta cartera depende la Inspección de Trabajo, responsable de investigar a las empresas que tienen a trabajadores a jornada completa trabajando como parciales y de haber detectado miles de contratos temporales que habían superado el plazo máximo legal. El ministerio de Magdalena Valerio también fija los permisos de paternidad, que pactaron el pasado mes de octubre PSOE y Podemos.
Además, Trabajo se ocupa de fijar las prestaciones por desempleo, el diseño de la formación profesional para el empleo, las medidas de apoyo a la creación de empleo y aunque también depende de Industria, tiene mano en las ayudas a trabajadores afectados por procesos de reestructuración de empresas. Los responsables del Ministerio salen cada mes a ofrecer los datos de evolución del mercado de trabajo. Si los datos de paro –la principal preocupación de los españoles, según el CIS– son buenos, suponen un importante rédito político.
En Podemos siempre han sido conscientes de la importancia de este Ministerio y lo dejaron claro antes de iniciar los contactos. Iglesias trató de sumar a los agentes sociales a la negociación y recabar su apoyo para un Gobierno de coalición. Ante la reticencias de los empresarios a que entraran en un gobierno conjunto con el PSOE, Iglesias y otros cargos de Podemos se reunieron con la cúpula de la CEOE. En el encuentro hubo puntos de coincidencia, pero chocaron sobre el mercado laboral.
Según fuentes de Unidas Podemos, los socialistas esgrimían esas reticencias de los empresarios para negarles el Ministerio de Trabajo: “No podéis tener Trabajo, sois inquietantes para la CEOE”. El PSOE lo niega. Los de Iglesias terminaron por renunciar a uno de los principales escollos para la negociación, pero era demasiado tarde: la falta de acuerdo llevaba al fracaso de la investidura de Pedro Sánchez.