Acabamos de conocer el fallecimiento de Santiago Carrillo y en nombre de CCOO y en el mío propio quisiera haceros llegar algunos comentarios que tan sorprendente y triste noticia me sugieren.
En primer lugar quisiera destacar que se ha ido el último gran personaje de la historia reciente de nuestro país. Su dilatada trayectoria y su presencia decisiva en los hitos más trascendentes del siglo XX así lo acreditan.
En segundo lugar me parece indispensable reconocer el papel que jugó al frente del PCE para que en España se pudiese construir una democracia homologable a los países de nuestro entorno. Los más jóvenes quizás no lo sepan o tengan una noción vaga al respecto, pero la sociedad democrática en la que vivimos en la actualidad no hubiera sido posible si él, que entonces tenía una responsabilidad capital por ser el secretario general del principal partido de la oposición al franquismo, no hubiera apostado decididamente por la transición democrática. Todos, en ese sentido, le debemos mucho.
Por último destacaría que siempre ha mantenido una lucidez extraordinaria y una lealtad ejemplar a sus ideales que le han llevado a estar al lado de los más desfavorecidos hasta el final.