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El obispo de San Sebastián: “El demonio puede meter un gol desde las propias filas. El feminismo se ha hecho un harakiri”
El obispo de San Sebastián, monseñor Jose Ignacio Munilla, ha decidido este lunes hacer lo que ha llamado una “palabra de discernimiento” al movimiento feminista desde su programa Sexto Continente, emitido lunes y viernes por Radio María. Sus reflexiones, de una hora de duración, han versado acerca de si el movimiento “conjuga o no con el cristianismo” y para ello ha querido distinguir entre un “sano feminismo” y otro “manipulado por la ideología de género”.
“Con este resumen pretendo dar luz a la doctrina social de la iglesia sobre lo que es el movimiento feminista”, decía tras citar a a Monseñor Juan Antonio Reig y su interpretación del manifiesto de la Huelga como anticristiano. Califica así a un feminismo de “femenino”, el sano y que es como llama a la corriente de feminismo de la diferencia, y lo relaciona con los primeros movimientos que reivindicaban la “igualdad jurídica y legal”. El problema para Munilla llega en la década de los 60, cuando el movimiento se escinde“ y aparece el feminismo ”de género“, ”igualitarismo“ o ”radical“, ”que niega que exista diferencias entre los hombres y mujeres que venga de naturaleza, que existe esa complementariedad binaria entre hombre y mujer“.
Una vez hecha esta introducción sobre por qué “se ha mezclado una reivindicación tan limpia con cuestiones incluso contradictorias” como el “aborto libre y gratuito” o el “lesbianismo y bisexualismo” comienza su reflexión, en la que reconoce que “es obvio que existe un problema de fondo, un abuso para la mujer, una concepción machista del abuso de poder o de la fuerza por parte de algunos hombres” y que esto se refleja en que se produce “pecado contra la mujer”. Para él, las relacionas machistas parten de vivir la vida de manera “no racional sino animal” y el cristianismo es la respuesta a ese problema pues “lo que hace es superar nuestra condición meramente irracional para que el hombre no se valore por su fuerza física sino por su altura moral”. También achaca esa dominación al pecado original.
Ahí es cuando su discurso es más tajante, y resuelve que el cristianismo está “en contra del feminismo radical”. “El cristianismo ha hecho un gran servicio a la dignidad de la mujer, por su vocación de la fidelidad en el amor y de la monogamia”, defiende, aunque reconoce que en nuestra historia ha habido “errores” que ya reconoció Juan Pablo II (citando la oración por las mujeres “tantas veces humilladas” que realizó el Miércoles de Ceniza del año 2000). “Hay que discernir cuál es la causa justa”, prosigue, “y es curioso cómo el demonio puede meter un gol desde las propias filas. Porque el feminismo, al haber asumido la ideología de género, se ha hecho de alguna manera una especie de harakiri”.
El problema en el que desenvoca ese “feminismo de género” es para él la concepción de que la maternidad ha supuesto “un peso social opresivo” y “causa de desigualdad”. “Lo que más dignifica a la mujer es el don de la maternidad, vamos a ser claros. Sin duda alguna, ese don tan grande que ha recibido es incomparable”, “esa capacidad que tiene para ser custodia del don de la vida es la transmisora de la vida y de la esperanza del futuro”. Achaca esa concepción a la crisis demográfica y llama a Occidente a “tomarnos en serio” la valoración de la maternidad y el apoyo de la sociedad a la conciliación. Pero para ello, afirma que es la mujer la que tiene “el reto tan grande de revertir esta pirámide de suicidio demográfico”, hacia otra de “esperanza y futuro”.
El obispo también habla de la “anticoncepción” como causa de una sexualidad en la que “separada del amor” y de la “procreación” que ha terminado “haciendo de la mujer un instrumento de placer”. Para él, el feminismo también se vuelve contra sí mismo con la “causa del aborto”: “En este momento hay cientos de millones de mujeres que de hombres porque el aborto se ha convertido en un instrumento selectivo de manera que en países como China o India se utiliza para que no nazcan niñas”. “Era un instrumento de liberación y es la tumba de la propia mujer”, dice otra vez hablando de “gol en propia puerta” porque es “la fuente de mayor esclavitud y del auténtico genocidio femenino”.
Munilla llama así “desde postulados cristianos” a “defender el auténtico feminismo, el feminismo femenino, no radical de género destructivo de la propia mujer”. Tras el terremoto mediático que han producido sus declaraciones, este martes ha querido matizarlas e insistir en que él defiende “otro tipo de feminismo” antepuesto de nuevo al de “ideología de género” y que ha denominado “de equidad”. Ha insistido en que la maternidad es una de las “fuentes de dignificación principales de la identidad de la mujer” y en que la violencia machista nace de “la no superación de la ley de la selva”, que propugna que el “macho debe dominar a la hembra”.
En un coloquio celebrado en la Universidad de Deusto, ha señalado que es “falso” que haya dicho que “las mujeres tienen el demonio dentro” como se había dicho en algunos medios. Ha repetido que “aparte de la violencia machista, la mujer está asumiendo un holocausto femenino, del cual nadie habla y por el que faltan 120 millones de mujeres, debido al aborto selectivo” y ese es “el gol que el demonio ha metido al feminismo radical”.
Toda esta explicación llega días después de que el arzobispo cardenal de Madrid Carlos Osoro apoyase la huelga feminista. “Hay que defender sus derechos, lo haría también la Virgen”, dijo, por lo cual ha recibido críticas de grupos ultracatólicos. Munilla ha señalado este martes que que “no existen divergencias” entre sus declaraciones y las de Osoro.
El obispo de San Sebastián ya había criticado en 2015 la “deconstrucción” del matrimonio y la familia por la “ideología de género” y había instado al gobierno en 2014 a no incluir ninguna excepción en la restrictiva Ley del Aborto planeada por el ministro Gallardón, es decir, a que fuese imposible abortar.