La tecnología digital ha avanzado tanto que ha ampliado las formas en que los individuos podemos interactuar con los dispositivos. Actualmente, hay muchas opciones como el reconocimiento de voz, los controles alternativos y las interfaces de monitoreo ocular, que resultan imprescindibles para usuarios con limitaciones físicas.
El reconocimiento de voz se ha convertido en algo imprescindible para las personas con discapacidad motriz. No obstante, para que funcione de manera correcta, es imprescindible que las etiquetas en botones y enlaces sean precisas y claras, lo que simplifica la activación a través de comandos de voz. Las etiquetas exactas, como “Enviar formulario” en vez de “Haga clic aquí”, potencian la accesibilidad. Además, ofrecer órdenes a medida y prevenir situaciones imprevistas, que estropeen la experiencia del usuario, facilita que los individuos manejen de la mejor manera la navegación y las funcionalidades de los sitios web.
Los controles alternativos, tipo joystick y aparatos específicos para individuos con movilidad reducida, son igualmente fundamentales para la accesibilidad. Estos controles facilitan la personalización y modificaciones de acuerdo a las demandas de cada usuario. Es aconsejable para facilitar su uso, simplificar la navegación en la interfaz digital. Elementos como botones de gran tamaño y fácil de usar, sin configuraciones complicadas, garantizan una mejor interacción. Además, es necesario que todos los componentes de la interfaz sean activables con estos aparatos, evitando así movimientos que necesiten una gran precisión.
Una opción de entrada más novedosa y compleja es el seguimiento ocular o eye-tracking, que permite la posibilidad manejar ciertos dispositivos con la mirada, una alternativa especialmente útil para aquellos con dificultades motoras graves. No obstante, esta tecnología plantea sus propios retos en cuanto a accesibilidad. Para prevenir que una simple mirada inicie un comando de manera accidental, la WCAG 2.2 recomienda incluir un breve margen de confirmación previo a la ejecución de una acción. Además, es fundamental que el enfoque visual en la pantalla esté bien definido, lo que permite al usuario identificar qué elemento se ha elegido antes de avanzar. Las evaluaciones con individuos que hacen seguimiento ocular son fundamentales para mejorar la experiencia, garantizando que la exactitud y el momento de activación se adecuen a las necesidades auténticas de los participantes.
En cambio, las pantallas táctiles suponen retos habituales en dispositivos móviles y tablets, en particular para aquellos con restricciones motoras. La WCAG 2.2 enfatiza la importancia de que todos los componentes interactivos tengan un tamaño apropiado y estén adecuadamente dispuestos, para que sean sencillos de elegir sin equivocaciones.
Este elemento es importantísimo en aparatos de pantalla táctil, donde los componentes deben ser activados y tocados de manera exacta. Además, evitar acciones complicadas, como deslizar o pellizcar, puede optimizar la experiencia de individuos con problemas motores, proporcionándoles opciones sencillas a través de botones que proporcionen funciones parecidas.
Incluir métodos de entrada diversos y asequibles en la creación de experiencias digitales contribuye a generar un ambiente inclusivo y garantiza que todos los individuos puedan participar bajo condiciones equitativas.
Mediante el uso de diversos métodos de entrada, los componentes interactivos se tornan más intuitivos y flexibles, lo que no solo favorece a individuos con discapacidades, sino que también optimiza la experiencia global para todos los usuarios. Además, las páginas y aplicaciones que se ajustan a diferentes tecnologías de entrada están más capacitadas para ajustarse a futuros avances tecnológicos, como dispositivos de realidad aumentada o dispositivos de vestir.
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