La plaza Oliver de Triana, en Sevilla, cuenta desde este lunes con una decoración especial. Con motivo del Día Internacional de la Mujer, una comunidad de tejedoras, autorización del Ayuntamiento hispalense mediante, ha desarrollado una acción para que a falta de movilizaciones se pudiera celebrar el movimiento feminista. “No podemos quedarnos paradas. Lo fácil hubiera sido decir que por la pandemia no hacíamos nada”, dice Virginia Neira, impulsora de esta iniciativa.
Neira, propietaria de la mercería creativa Delana, ha querido reivindicar un 8M de manera diferente. Estas tejedoras de Sevilla llevan años juntándose para hacer eslóganes que las acompañan durante las marchas feministas. Sin embargo las restricciones sanitarias han obstaculizado esta rutina aunque no el empeño de muchas participantes. La idea primigenia fue la de realizar un enorme lazo de color morado y blanco con el que decorar la columna que el barrio de Triana le dedicó en 2003 al cantaor José Sánchez Bernal, más conocido como Naranjito de Triana.
Este lazo se compone de cuadrados de ganchillo (granny squares) de 10 por 10 centímetros que han sido enviados por muchas voluntarias. Pero Neira ha recibido más de 800 cuadrados de todo el territorio nacional. “Han llegado de Ceuta, Barcelona, Zaragoza, Madrid, Cádiz, Badajoz, Málaga… estoy emocionada porque no me lo esperaba”, dice. “Esto es como en Fuenteovejuna todas a una. Una llamada y dejamos nuestras labores para acompañarnos en nuevas aventuras”, resalta Raquel Porras, una participante de la localidad de Gines (Sevilla).
Por eso el lazo se ha quedado corto. Han tenido material para hacer un lema que ya se puede leer en la plaza: “Vivas, libres, unidas”. Aunque no se pueda ver por las calles, las tejedoras vuelven a lucir sus mensajes reivindicativos. Este eslogan se une al bombardeo de hilo (yarn bombing) de pasadas ediciones. En 2019 el lema fue “Mujer tenía que ser” mientras que el año pasado sacaron el “Pelea como una chica”.
“Una celebración responsable”
Las manifestaciones del 8M siguen siendo la baza política de los sectores conservadores para desacreditar la gestión del Gobierno. Todavía se incide en que la movilización feminista de 2020 fue el epicentro de la expansión del virus. Las tejedoras no quieren alimentar el debate, pero intentan que el impulso tomado desde hace unos años no se disuelva. “Sólo veo que las manifestaciones de Madrid se han cancelado, pero hay otro tipo de iniciativas. El foco mediático siempre es el mismo”, dice Neira.
“Dado que este año están las cosas complicadas, y a mi entender no es buena idea manifestarse, creo que la reivindicación se puede hacer de otras maneras porque más que nunca es necesario. Durante la pandemia la situación para muchísimas mujeres ha empeorado”, dice Beatriz Pizarro, que ha enviado su granny square desde Madrid al igual que su compañera, Elena Pineda. “Hay que seguir luchando por conseguir la igualdad, este año de una manera simbólica, pero no por ello menos importante”, dice Porras.
Una legión de voluntarias (Juani, Marta, Mariam, Susana, Merchi, Laura, Rocío…) se ha llevado días cosiendo todos los cuadrados de ganchillos recibidos. A pesar de no poder marchar juntas, las tejedoras pueden estar unidas simbólicamente. El esfuerzo ya se deja ver en la plaza Oliver de Triana que además ha sido adornada con bandeloras moradas y otra serie de objetos. En este contexto pandémico otro 8M es posible y, cumpliendo con las recomendaciones sanitarias, se puede convertir en “una celebración responsable”. “Es una manera muy bonita de hacernos visibles a través del arte que compartimos”, dice Pizarro. “Esto significa que las mujeres seguimos aquí. El virus impide la marcha, pero no la lucha”, remata Neira.