Un colegio de Sevilla sortea la Ley de Memoria y mantiene a Calvo Sotelo en su nombre gracias a “una triquiñuela”

El CEIP Calvo Sotelo de Sevilla va a mantener en esencia su nombre actual –otorgado por el bando nacional en plena Guerra Civil como homenaje al ministro de Hacienda durante la dictadura de Primo de Rivera–, después de que el Ayuntamiento (gobernado por el PP) haya dado el visto bueno a incorporar el término “presidente”, para hacer referencia a otro personaje histórico con sus mismos apellidos y no contravenir así los preceptos de la Ley de Memoria Democrática, que obliga a eliminar los vestigios franquistas de la nomenclatura pública.
La denominación de 'Presidente Calvo Sotelo' fue la que aprobó en 2023 el Consejo Escolar con los votos a favor de la dirección y el profesorado de este colegio público, y en contra de parte de la comunidad educativa. Apostar por esa alternativa les costó, de hecho, una ruptura “total” de las relaciones con la anterior asociación de familias AFA La Graná, que se opuso frontalmente a esta suerte de maniobra lampedusiana en la que aparentemente cambia todo (en lo que se refiere al personaje histórico) pero, en el fondo, todo sigue igual.
Las familias solicitaron al Ayuntamiento por escrito “que no informe positivamente el nuevo nombre salido del Consejo Escolar por decisión únicamente de los representantes de la dirección y profesorado”, alegando que “no hay nada que justifique esta elección más allá de mantener con una triquiñuela el nombre anterior, claramente ilegal, con una alternativa aparente que también despierta dudas legales, y de esta forma obviar el espíritu de la ley que debía cumplirse y, sobre todo, la opinión de buena parte de la comunidad educativa”.
A esa reclamación se sumaron entidades del movimiento memorialista como la asociación 'Nuestra memoria', que calificaron el nombre escogido como “una decisión contraria a la ley”, esgrimiendo que perpetúa “las connotaciones antidemocráticas del nombre anterior”. La cuestión es que la nueva nomenclatura conserva los apellidos de José Calvo Sotelo –considerado “protomártir de la cruzada nacional”–, aunque lo haga precedido del título que lo diferencia de su sobrino, Leopoldo Calvo-Sotelo, el segundo presidente de la democracia española.
Con todo, el Gobierno municipal ha decidido informar favorablemente sobre el cambio este miércoles, considerando que “el procedimiento que se ha llevado a cabo por el centro se ha realizado de forma transparente y democrática”. Las madres y padres de la antigua asociación de familias La Graná no se conforman con esta resolución y avanzan a SevillaelDiario.es que están estudiando emprender acciones legales “para que se demuestre que no se está respetando la Ley de Memoria Democrática”.
Objetivo: volver a los orígenes de la Huerta de los Granados
Las familias de este centro llevaban años tratando de promover un cambio en la nomenclatura, pero el procedimiento para renovar el nombre se puso finalmente en marcha 86 años después de su inauguración, previo requerimiento de la Oficina de Memoria Histórica del Ayuntamiento de Sevilla. Este organismo municipal instó en abril de 2023 a la dirección del centro a “iniciar los trámites” para “deshacerse” de los vestigios franquistas todavía presentes en su denominación, en virtud de lo estipulado en la legislación vigente en materia de memoria democrática.
Se abría así “la oportunidad” de adentrarse en un proceso “ilusionante” que implicara al conjunto de la comunidad educativa de este colegio sevillano en la búsqueda de un nombre en el que todos sus actores “se sintieran representados”, como rememora Olga Solano, una de las integrantes de la ya extinta AFA La Graná. Entonces, se instaló una urna en el centro para que se fueran depositando las propuestas que posteriormente se votarían en Consejo Escolar.
Frente a la propuesta que resultó ganadora con los 10 votos “en bloque” del profesorado y la dirección, las familias del alumnado apostaron por “retornar al nombre original del colegio”, que fue concebido en 1934, al final de la II República, como grupo escolar en la Huerta de los Granados. Defendieron así 'CEIP Huerta de los Granados' como la alternativa más “inclusiva” y representativa de la esencia que encierra el entorno en el que se enmarca el centro, logrando sumar 6 votos.
¿Nuevo nombre o “fraude de ley”?
Junto al escrito de La Graná, la delegación de Educación recibió varias solicitudes de reiniciar el proceso participativo para la elección de un nuevo nombre, tanto de parte de particulares como de organizaciones sociales. Entre ellas, el grupo de trabajo por la recuperación de la memoria de CGT Andalucía o la asociación de vecinos El triángulo, del barrio de Santa Justa, donde se enclava este colegio público de infantil y primaria.
En esas reclamaciones, a las que ha tenido acceso este periódico, se califica la elección del nombre “Presidente Calvo Sotelo” como “un evidente fraude de ley”, alegando que “bajo la apariencia de cumplir con el requerimiento recibido se mantiene el mismo nombre añadiéndole el cargo ocupado”. Por esta razón, se defiende que “se trata de una decisión contraria a la ley de memoria democrática, pues deliberadamente se mantienen las connotaciones antidemocráticas del nombre anterior”.
A este respecto, se recuerda que “Calvo Sotelo” son los dos apellidos “del político de la dictadura honrado durante el franquismo como protomártir de la cruzada nacional”. Concluyen así que “por más que se le haya añadido delante el cargo genérico presidente, resulta evidente que se trata de la misma persona y el cargo puede hacer referencia a su puesto en el partido Renovación Nacional, en el Banco de España o cualquier otra”.
Además, se explica que “aunque la intención fraudulenta de la dirección fuera aparentar que se cambiaba el nombre del citado ministro por el de su descendiente, don Leopoldo Calvo-Sotelo, que en 1981 fue brevemente presidente del Gobierno español, lo cierto es que los apellidos de éste eran Calvo-Sotelo Bustelo”. De modo que “la ausencia de los apellidos completos y la falta del guión propio de los apellidos compuestos denotan claramente que la intención no es honrar a ningún personaje, sino mantener intacta la denominación del centro escolar, a pesar de constar que la misma es contraria a la ley”.
De un mártir franquista a un presidente de la Transición
Las entidades que perciben las reminiscencias franquistas en el nuevo nombre del colegio también afean a la dirección del Calvo Sotelo que “no se dieron razones que justificaran la opción elegida”. En ese sentido, aseveran que “ninguna razón justifica pasar a denominar en 2023 a un colegio de Sevilla en honor a Leopoldo Calvo-Sotelo Bustelo, persona que no tiene ninguna relación con la ciudad, ni con el barrio, ni con la enseñanza”.
De ahí que soliciten “reiniciar el proceso participativo que se comprometieron a emprender, buscando el consenso de toda la comunidad educativa así como del vecindario para elegir un nombre legal y que no genere malestar entre las familias y el vecindario, en un procedimiento transparente que no albergue la más mínima duda sobre su legalidad”.
La última palabra la tenía el Ayuntamiento, que este miércoles ha autorizado la propuesta escogida por el Consejo Escolar, pese a no existir “consenso” entre la comunidad educativa. A nivel político, también ha suscitado discrepancias. El grupo municipal de Izquierda Unida (IU) criticó la propuesta de la dirección por considerar que se ha escogido “para burlar la Ley”. Y tildó el cambio de “fraude democrático, de un maltrato a la Ley de Memoria y de un blanqueamiento del fascismo”.
A tenor del historial de este político que da nombre al colegio sevillano desde 1937, padres como David Patiño llevan años pidiendo que se recupere “el nombre que planeó la democracia de entonces y que la dictadura franquista nunca llegó a permitir”, en referencia a Huerta de los Granados. “Es un nombre que está enraizado con nuestra tierra, con nuestra ciudad” y que evoca además “la tradición del barrio”, rezaba la justificación de la propuesta de La Graná redactada por el propio David, quien ya en 2017 defendió “por qué un colegio no puede llamarse Calvo Sotelo”, apuntando a que se trató de un “acto de propaganda franquista”.
Ahora lamentan que “los sectores más inmovilistas” hayan intentado “salvar la situación”, bautizando al colegio como 'Presidente Calvo Sotelo' para mantener así una fórmula similar a la anterior, sin confrontar con las leyes de memoria democrática por hacer alusión a otro personaje histórico con sus mismos apellidos. A pesar de que el cambio de nombre ya se haya materializado, las familias de La Graná aseguran que van a seguir “peleando” por hacer realidad la ilusión de que sus hijos e hijas puedan ver algún día 'Huerta de los Granados' rotulado en la entrada de su colegio.
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