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El golpe del virus del Nilo en Sevilla: “Entre el coronavirus y el mosquito, hay cierta psicosis”

Vecinos y vecinas de Coria del Río esperan que no aumenten los casos y los afectados se recuperen pronto

Juan Miguel Baquero

Sevilla —
15 de agosto de 2020 21:48 h

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“Hay miedo”. El pulso a las poblaciones sevillanas de Coria del Río y La Puebla es claro: hay alarma tras los 13 casos confirmados de virus del Nilo Occidental entre 25 personas afectadas por meningoencefalitis. Las autoridades han iniciado campañas de “fumigación contra los mosquitos adultos”, como causantes de propagar la infección. Pero la alarma existe y “se nota en la calle” y en la actividad cotidiana.

“Entre el coronavirus y el mosquito, estamos muertos de miedo”, dicen cuatro mujeres que degustan bebidas refrescantes junto al río Guadalquivir a su paso por Coria. “La gente mayor sobre todo”, y se ve “que a las ocho de la tarde ya no hay nadie en la calle”, aseveran Joaquina, Elisabeth, Antonia y Lyni, que es la hora en la que los mosquitos hacen acto de presencia. El virus del Nilo ha venido a rematar un verano que ya se antojaba raro y difícil por el cuadro de la pandemia del coronavirus.

La crisis sanitaria provocada por el SARS-CoV-2 (causante de la enfermedad COVID-19), y sus derivadas sociales son el marco perfecto para especulaciones y críticas. Teorías que bullen, como pez en el agua, en la marejada de las redes sociales y que se trasladan a pie de calle.

Mientras, el Consistorio coriano mantuvo a finales de esta semana una reunión en la que participaron la Dirección General de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía y los ayuntamientos de Coria y La Puebla. Además de incidir en las medidas de prevención de la infección en humanos -basadas en evitar las picaduras de mosquitos- han tomado cartas en el asunto y han decidido fumigar contra el insecto que transmite la fiebre del Nilo en municipios limítrofes con las marismas del Guadalquivir durante este fin de semana.

“¿Por qué solo en Coria y Puebla?”

“Los mosquitos vienen de la Isla”, señala Joaquina. Se refiere al pueblo que está en el epicentro de los arrozales sevillanos, Isla Mayor, rodeado de 30.000 hectáreas de marismas. El Ayuntamiento isleño inició también este viernes la fumigación de “las zonas ajardinadas” para “que la incidencia de los mosquitos sea menor”. Unos trabajos ya realizados “este año” pero que ahora repiten “ante la situación que están viviendo nuestros pueblos vecinos” y que continuarán “mientras dure el problema”. “Es un tratamiento que hacemos todos los años en el mes de junio, un tratamiento destinado a matar los mosquitos que pudieran refugiarse en las zonas ajardinadas, normalmente con insecticida de contacto −explica el alcalde isleño−. Ya en otros sitios como en medios acuáticos no podemos hacerlo por afectación de otras especies”.

“No conocemos la incidencia que puede tener, pero sí se observa una reducción de mosquitos en esas zonas. La mayor incidencia viene por las zonas de arrozales, las cuales no pueden tratarse por no haber un producto autorizado con la producción integrada. Podría realizarse un producto como un biocida que inhibe las fases de evolución del mosquito, pero debe ser en aguas estancadas y con poco movimiento”, señala.

“En Isla Mayor no hay casos de momento y esperemos no tenerlos; estamos en permanente contacto con las autoridades sanitarias y seguiremos informando”, señalaba el comunicado del Ayuntamiento isleño.

Y esta situación “extraña” en Coria: “La Isla está al lado y no hay infectados, ¿por qué los hay aquí nada más?”, cuestiona Antonia. “Aquí siempre ha habido mosquitos −reconoce− y siempre se ha fumigado, ¿por qué ahora no se hace?”, critica Elisabeth. “Tenemos que ir al Ayuntamiento y manifestarnos”, sentencia una de las amigas.

“Antes se agotó el papel higiénico y ahora el fli (insecticida) y todo lo que tenga que ver con los mosquitos”, bromea otra de ellas. Y así es, como confirman en la farmacia ubicada en una de las principales arterias corianas. “La gente está comprando de todo: repelentes, pulseras... algunas marcas están agotadas”, dicen. En la botica subrayan también la alarma social creciente: “Sí que hay cierta psicosis, entre el coronavirus y ahora esto del mosquito”.

Las farmacéuticas apuntan a las campañas de prevención como “única” forma de afrontar situaciones parecidas a los casos de virus del Nilo Occidental porque este virus es un viejo conocido de la zona y los mosquitos, acompañantes históricos. “Llevaban años sin fumigar y ya por fin han empezado. Entre eso y que estamos al lado del río y las marismas...”, explican. Aunque en el pueblo también saben que con los mosquitos “no se puede acabar”. “Fumigar algo mejora, pero ya está”.

El pueblo está “medio vacío”

La realidad es que entre la pandemia del coronavirus y ahora “el mosquito”, el pueblo “está a veces medio vacío” y “se nota en la calle”. Y en los comercios, bares... sobre todo los negocios cercanos al Guadalquivir. “Teníamos más de 30 mesas todos los días y se han anulado todas las reservas. Nos quedamos con dos o tres”, confirma Javier Benítez, gerente del Kiosco Los Patitos.

“Cuando la gente estaba ya perdiendo un poquito el miedo con el coronavirus, viendo que cumplimos todas las medidas de seguridad, y estábamos remontando, llega esto y nos deja muertos”, lamenta. “En 36 años que llevamos abiertos no se ha visto una cosa igual”, sentencia.

“Es normal, hay miedo y cualquier tema deja a la gente en casa y no salen”, dice Javier Benítez. A unos metros está el embarcadero desde donde cada día decenas de vehículos y cientos de personas cruzan el Guadalquivir. Y un paseo fluvial con varios kilómetros de extensión. “Esto todas las mañanas, desde las siete a las diez, tenía un ambiente tremendo de la gente que había; parecía la feria. Estos días no hay ni un alma”, refiere uno de los dueños de la barcaza, Raúl Iglesias.

Su negocio no se ha resentido, asegura. “El que se tiene que montar en la barca, se monta y cruza el río”. Pero “en el pueblo sí hay miedo”, asiente. “Incluso por las tardes, no se ve por aquí ni una mosca”. Además “los turistas de fuera ya no vienen por la alarma del mosquito”, tercia el dueño del Kiosco Los Patitos.

La alerta, que suma la pandemia del coronavirus y la infección localizada en Coria y La Puebla, siembra una excepcional inquietud en estas poblaciones. Los entrevistados exigen información a las autoridades y “prevención”, recalcan. “Que estamos al lado de la marisma”. Y un doble deseo en el que todos coinciden: “que no haya más casos” de virus del Nilo y que las personas que siguen ingresadas “se curen y vuelvan a sus pueblos”.

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