Miguel Ángel Castro repite como Rector de la Universidad de Sevilla con el respaldo del 69,3% de votos del claustro y sin candidaturas alternativas
El catedrático de Química Inorgánica Miguel Ángel Castro ha obtenido el respaldo del 69,3% de los votos emitidos por el Claustro de la Universidad de Sevilla para seguir siendo rector durante otros cuatro años. Pasadas las ocho de la tarde de este martes, la Universidad de Sevilla informaba del resultado de una votación que ha tenido una participación del 86% de los claustrales, un órgano compuesto por 303 miembros. En total, han contabilizado 251 votos, de los que 174 respaldaron la candidatura de Castro, hubo 68 votos en blanco y 9 votos nulos. Un resultado que se queda ligeramente por debajo de los obtenidos en su primer mandato, en 2012 (196 votos). Si se descuentan los votos nulos, el respaldo a la candidatura del rector se eleva ligeramente hasta el 72% de los votos válidos emitidos.
La de Castro ha sido la única candidatura que se ha presentado en estas elecciones que, finalmente, han podido celebrarse este martes tras sufrir un aplazamiento respecto a la fecha prevista -el pasado 19 de marzo-, con motivo del estado de alarma decretado por la COVID-19. Precisamente el impacto de la pandemia en la comunidad universitaria será uno de los mayores retos que deba afrontar su rector en su segundo y último mandato al frente de una institución con 4.225 docentes, más de 70.900 alumnos y 2.730 trabajadores de administración y servicios.
Voto indirecto
A diferencia de la Universidad Pablo de Olavide, que también celebra elecciones esta semana, en la Universidad de Sevilla el voto no es universal, sino que es un claustro compuesto por 303 miembros el que tiene derecho a voto para elegir al rector o rectora. La Universidad de Sevilla es la única universidad pública andaluza que sigue esta modalidad de voto indirecto, a través de personas interpuestas. Esta circunstancia genera rechazo en buena parte del cuerpo docente, que critica el anacronismo de este tipo de sistema electoral “por cooptación” de un claustro que consideran controlado por parte de la actual jerarquía de la US.
Los 303 miembros del claustro lo forman 153 docentes del grupo A (doctores); 30 docentes del grupo B; 93 estudiantes y 24 miembros en representación del personal de administración y servicios (PAS).
Dos nuevas cátedras y más participación estudiantil
En su programa para los próximos cuatro años, Castro ha incluido parte de las iniciativas de los centros con los que se ha reunido a lo largo de su campaña. Así, se propone iniciar el estudio del catálogo de títulos para ampliarlos o adaptarlos a la coyuntura actual, si bien se trata de un proceso largo que probablemente no vea terminado. También se ha comprometido a incluir dos cátedras nuevas, una de Género y otra de Divulgación Científica. Asimismo, el rector ha propuesto reforzar el respaldo a los investigadores mediante la creación de oficinas de apoyo en los distintos campus. Fomentar la participación estudiantil en la vida universitaria, tradicionalmente baja, y apostar por la internacionalización de la universidad son otras de sus promesas. En cuanto al balance de su gestión en su primer mandato, fuentes de su candidatura lo califican de satisfactorio al haber puesto en marcha todos los puntos de su propuesta anterior y haber dado cumplimiento al 90% de su programa.
Entre las cuestiones destacadas en este sentido, señalan la digitalización de procesos o las medidas de conciliación puestas en marcha a raíz de la COVID19. Y ese es el principal reto, a corto plazo, en la gestión de la Universidad de Sevilla. Una circunstancia que se evidencia en la misma semana en que la Junta de Andalucía ha decretado el cierre de las clases en todas las universidades andaluzas con excepciones para las modalidades prácticas. Una gestión que debe enfocarse a paliar las brechas preexistentes entre el alumnado y superar los obstáculos a la calidad de la enseñanza que representan las clasesonline.
Críticas a un sistema “clientelar”
Para las voces críticas con la cúpula, en cambio, la pandemia ha descubierto todas las costuras de la Universidad. “No prepara lo suficientemente al estudiante para el mercado laboral, el nivel del profesorado es muy mejorable, existen titulaciones absurdas…” comenta un profesor con cátedra que prefiere no ser identificado. Este catedrático califica de defectuosa la calidad de la enseñanza y del nivel medio de los profesores asociados, de los que, lamenta, se está llenando la US.
Esta opinión sobre el sistema “clientelar” que rige en la dirección de la Universidad de Sevilla coincide con la visión de otros centros tradicionalmente alejados o independientes de las políticas y dinámicas del Rectorado. Fuentes consultadas en la Escuela de Ingenieros de la US confirman que la estrategia del rectorado desde hace una década se caracteriza por premiar o mimar a los miembros del claustro que luego tendrán que votar al rector o rectora y comparan las campañas al puesto de rector con las inercias en las que incurre la carrera de un político.
Hace ocho años, en 2012, un total de 124 claustrales de la Universidad de Sevilla registraron una iniciativa en la que solicitaban la vuelta al sistema de votación por sufragio universal en las elecciones a rector. Esta iniciativa, que aglutinó a más de un tercio del claustro -con 90 firmas más de las necesarias para promover una modificación estatutaria-, dio origen a un proceso “para determinar qué quería la comunidad universitaria”, recuerdan fuentes del equipo de campaña de Castro. Y así, se llegó a la decisión de acompasar el mandato del claustro con el mandato del rector, pero el voto universal no fructificó, porque el propio claustro, que votó esta iniciativa, la rechazó.
Este “anacronismo” en el sistema de elección, según lo define Adela Muñoz, candidata a las elecciones a Rector en 2015, explica la no concurrencia de más candidaturas y la concatenación de rectores que han ido emergiendo del equipo rectoral anterior desde hace más de diez años. No obstante, Muñoz, catedrática de Química Inorgánica, apuesta por aunar fuerzas en un momento como el actual, caracterizado por una gestión muy compleja a causa de la pandemia.
“Normalmente sería muy, muy crítica con el rector actual, pero él mismo acaba de padecer la enfermedad sin apenas ausentarse y está en el difícil equilibrio de mantener la institución lo más activa posible y a la vez preservar la salud de sus miembros. Casi cualquier decisión que toma en relación con la actual situación es muy criticada, pero si yo me intento poner en su papel, quizás ahora no haría las cosas muy distintas”, explica Muñoz, quien no obstante, incide en su rechazo al sistema de elección: “no beneficia la necesaria alternancia en el poder, y termina siendo un lastre para el avance de la institución”, indica en declaraciones a este periódico.
Quién es quién en la cúpula de la US
Si se revisa quién es quién en la directiva de la Universidad de Sevilla, ante las acusaciones de “endogamia” y “continuismo”, se puede observar que el propio Miguel Ángel Castro, antes de llegar a ser rector, ocupaba el cargo de Vicerrector de Ordenación Académica durante el rectorado de Antonio Ramírez de Arellano, que en 2015 dejó su cargo al ser nombrado consejero de la Junta de Andalucía bajo la presidencia de la socialista Susana Díaz. Ramírez de Arellano, a su vez, antes de ser elegido rector, ejercía como Vicerrector de Infraestructuras bajo el mandato de su antecesor, Joaquín Luque.
En esta campaña, a diferencia de la que le llevó al cargo en 2016, Castro se ha presentado sin equipo y formará su gobierno una vez revalidado en el cargo. Desde su candidatura no han sabido explicar el motivo.
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