“Nos hicieron una evaluación de riesgos sociales y empíricamente se demostró que efectivamente todos los departamentos estamos en nivel rojo”, comenta Paco Lorenzo, parte de la plantilla y presidente del comité de empresa de CCOO en el hotel Alfonso XIII.
Desde hace ya cuatro años, antes de la pandemia, los trabajadores del hotel aseguran que se enfrentan a falta de personal, de conciliación laboral y unas “pésimas condiciones que merman la salud mental de la plantilla”. Cuenta Lorenzo que ya en 2019 empezaron a notar lo que era la falta de personal, hecho que aumentó la presión y carga de trabajo en la plantilla haciéndoles llegar a una situación que ya consideran “límite” y por culpa de la cual “muchos trabajadores entran medicados por culpa de los ataques de ansiedad y la depresión”. Por eso han decidido manifestarse. Lo hicieron por primera vez el 30 de mayo, el 13 de junio y la última, esta semana.
Desireé Parra, secretaria del comité de empresa y parte de la plantilla desde hace 20 años, comenta que “este director no quiere tener relación con el comité de empresa. Entonces, buena relación, aunque lo hemos intentado, nunca hemos podido tener”. Cuentan que se negaba a reunirse con ellos y los mandaba siempre al jefe de personal que, al final, “no servía para nada, porque todo se lo tiene que preguntar de vuelta, hasta si quiere comprar un ventilador”.
“Las relaciones están rotas, tratan casi de no hablar con nosotros, nos hacen el vacío, así que hasta que no se sienten a solucionar las cosas seguiremos manifestándonos”, explica el presidente del comité de empresa.
Por su parte, la dirección del hotel, que no ha atendido a las llamadas telefónicas, ha hecho llegar algunas declaraciones a este medio. Afirman que “la dirección del hotel está siempre abierta a hablar con los sindicatos para trabajar juntos y encontrar soluciones a cualquier inquietud, con reuniones periódicas en cada departamento”. También explican que están dispuestos a “continuar incorporando más empleados a nuestro equipo mientras trabajamos para cuidar a nuestros huéspedes y brindarles la mejor estancia posible en esta icónica propiedad”.
Pero los trabajadores siguen afirmando que están ante una situación que “cada vez va a peor”: hay muchos trabajadores fijos discontinuos a los que nunca se llega a hacer fijos, contratan a personal por debajo de la categoría laboral que tienen que desempeñar y, por tanto, no cobran lo que verdaderamente les corresponde. “Se cobraba más entrando nuevo hace 20 años que entrando ahora”, la conciliación es prácticamente imposible, y además, tienen unas 25 excedencias, cosa que “no nos había pasado jamás”.
El hotel es una concesión del Ayuntamiento de Sevilla y es el Consorcio de turismo quien debe estar pendiente de que todo está funcionando de manera correcta, explican los trabajadores. Cuenta Lorenzo que se reúnen con ellos una o dos veces al año y en dicha reunión trasladan sus quejas, con las que el Consorcio debe redactar un informe que llegue al Ayuntamiento, pero “luego no se soluciona nada”.
“También nos hemos reunido con todos los grupos políticos. Dijeron que iban a hacer algo, pero aquí todo el mundo se lava las manos”, ha contado Parra. Han intentado tener una reunión con el antiguo alcalde “pero no ha habido manera”, así que ahora han esperado “a que tomara posesión de la alcaldía el nuevo alcalde porque queremos pedir una entrevista con él para intentar trasladarle personalmente cuál es la situación del hotel y que tome cartas en el asunto”.
También denuncian que la dirección del hotel toma decisiones muy drásticas con la plantilla y que por culpa de ello “la gente tiene mucho miedo, se siente coartada”. Cuentan que a un compañero se le ha puesto una amonestación por abandono de trabajo cuando lo que había hecho era asistir a una asamblea que habían convocado para informar al personal, o también cómo van diciendo los jefes que yendo a asambleas o saliendo a la calle “no se puede ascender”. Asimismo, se les ha dicho que “tengan mucho cuidado de no salir en las cámaras” o “que iban a poner las cámaras mirando a la calle para ver quién salía”.
Además, cuentan que se dan “varias casualidades”, como que “a alguna de las que han salido a manifestarse le han quitado, de repente, dos festivos que tenía pedidos desde hace tiempo”, o también, cómo a un compañero que lleva 20 años de fijo discontinuo, no lo hacen fijo “mientras a otros que llegan después sí”, porque, defienden, “este pertenece al comité de empresa y sale aquí a tocar el tambor y a manifestarse”.
Desireé Parra denuncia también que “dicen cuidar a los asociados pero solo cuidan a los asociados que les interesan, que son los de las oficinas”. Y es que, según cuenta, hacen actividades para el bienestar de los asociados, pero cuando son los cocineros, camareras de piso o camareros quienes quieren apuntarse a alguna de esas actividades “se nos dice que no, que hay que trabajar. Entonces estás asentando que aquí hay trabajadores de primera y trabajadores de segunda”.
Además, ha comentado cómo también “intentan malmeter con el tema de la reducción de horas, que por regla general pedimos las mujeres, para la conciliación familiar”. “Hasta les hicimos un plan para que vieran que, con todo lo que se ahorraban de las personas que estábamos en reducción de horas, podían contratar a gente y cubrir esos huecos, pero eso fue hace seis o siete años y no han hecho ni caso”. Así que, “siguen sin meter gente y te dicen que el problema somos las que pedimos la reducción de horas”.
Paco Lorenzo ha defendido en todo momento que “no van a parar” porque necesitan “tener estabilidad” y que “el convenio se haga respetar”, así que van a seguir “hasta que se nos escuche de verdad”, de momento, con manifestaciones.
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