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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

“Y ahora Queipo”: unas 300 personas piden que los restos de Queipo de Llano salgan de La Macarena

“Yo autorizo a matar como a un perro a cualquiera que se atreva a desobedecernos. Vayan las mujeres de los rojos preparando sus mantones de luto”. La voz del general Queipo de Llano en una de sus arengas a través de Radio Sevilla se escucha con música religiosa de fondo. Son las 11.30 de la mañana y en la puerta de la Basílica de La Macarena suenan las campanas llamando a misa. Se han reunido unas 300 personas de todas las edades en un acto convocado por la Plataforma Gambogaz y las asociaciones memorialistas para reclamar que los restos del golpista salgan de este espacio de la ciudad. “Y ahora Queipo”, dicen, en referencia a la reciente exhumación del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos. Aunque existen algunas diferencias entre ambos casos que entorpecen el caso de Queipo.

Pañuelos negros y un recorrido en círculo en torno a las fotografías de represaliados y asesinados por el ejército franquista “para homenajear a las madres y abuelas de Argentina que llevan dando vueltas a la Plaza de Mayo décadas”. Pañuelos negros para recordar “el luto y el dolor que 82 años después seguimos sufriendo por los familiares perdidos. Mientras no aparezcan y se abran las casi 700 fosas que hay en Andalucía, el delito persiste y el dolor también”, explica Paqui Maqueda, presidenta de la Asociación Nuestra Memoria.

Paqui lo ha contado mil veces: su bisabuelo, Juan Rodríguez Tirado, fusilado en 1936; su tío abuelo Enrique, fusilado en el 39; su otro tío abuelo, Pascual, preso y sometido a trabajos forzados tras la guerra. Su familia perdió hasta su casa familiar. Y ella lleva años reivindicando “verdad, justicia, reparación... y no repetición”, como reza la camiseta que lleva puesta este domingo, como tantos otros cientos de personas. Junto a otros muchos vuelve a pedir que el cuerpo del general golpista Queipo salga de la Iglesia de Sevilla. No es la primera vez, llevan años pidiéndolo. Aunque la exhumación de Franco ha reavivado las esperanzas. Maqueda reclama a la Junta de Andalucía “que desarrolle la ley de memoria” y a la Hermandad que actúe, aunque el hermano mayor declaró este viernes que estaban “esperando a que les dijeran cómo proceder”. El franquismo “debe acabar de estar en las instituciones”, dice. “Porque nosotros no tenemos techo y no nos vamos a cansar”, asegura. Roberto no tiene familiares represaliados pero está a la puerta de la Basílica porque cree que es lo que tiene que hacer: “Los genocidas no deberían estar expuestos de esta manera”.

Antes de empezar el acto han aparecido unas pintadas de corte amenazante para los cofrades en el muro que rodea la basílica: “Los cofrades perecerán al lado del militar fascista”. Se han limpiado inmediatamente. Pero Guillermo Casallas Carrasquillas (“no olvides el apellido de mi abuelo”, dice) reclama el carácter pacífico de la concentración y rechaza las pintadas. “Las hermandades de este barrio siempre han tenido cofrades de toda ideología. Yo soy cofrade y un montón de los que están aquí también”, explica. Casallas recuerda que no sólo está enterrado Queipo si no Bohorquez, que fue auditor de guerra, aunque cree que “ese caso va a ser más difícil porque fue Hermano Mayor efectivo y todos los hermanos mayores están enterrados en el altar mayor”, explica.

“Que se cumpla la ley”

Entre los asistentes al acto, ha habido figuras políticas. Es el caso de la concejala de Adelante Sevilla en el Ayuntamiento hispalense, Sandra Heredia, que ha señalado que la ciudad de Sevilla ya no puede esperar más: “Si el dictador Franco ha salido del Valle de los Caídos, Queipo de Llano tiene que salir de un espacio de culto”. La candidata de Unidas Podemos al Congreso por Sevilla, María Márquez, ha pedido que se cumpla la Ley de Memoria Histórica: “El pueblo de Sevilla no se merece que esté enterrado en La Macarena un general franquista que tenía la ley de la máxima violencia, que es responsable de más de 13.000 asesinatos”, ha concluido. También ha estado presente Ana Naranjo (IU) diputada y portavoz de Adelante Andalucía en la comisión de cultura y memoria en el Parlamento autonómico.

Un grupo cada vez más nutrido discurre en círculos sin altercados. Muchos lucen pegatinas con la leyenda: “La Macarena llora de pena por tener un asesino a su vera”. Siguen sonando las campanas de la Basílica por oleadas. También se siguen escuchando los discursos del general arengando a la violación de las mujeres “rojas”: “Nuestros valientes legionarios y regulares han demostrado a los rojos lo que significa ser hombres de verdad, y de paso también a sus mujeres. Esto está totalmente justificado porque estas comunistas y anarquistas predican el amor libre. Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres y no milicianos maricones. No se van a librar, por mucho que berreen y pataleen”.

Después de unos 40 minutos, un aplauso final y gritos de “Queipo fuera”. Las campanas de la Basílica han dejado de sonar.