Lo dijo el propio alcalde, Antonio Muñoz (PSOE): no hay mejor manera de estrenar el cargo en un pleno que en una sesión en la que se aprueba el presupuesto municipal, en este caso el de 2022, porque se trata de una herramienta “vital para la prestación de los servicios”. Las cuentas, que ascienden a un total de 1.072 millones de euros e incluyen 119 millones en inversiones, salieron adelante con los votos de PSOE y Adelante Sevilla (la coalición de IU y Podemos) y volvieron a toparse con el rechazo de PP, Cs y Vox, que repitieron los argumentos de que son fruto de un pacto con la “izquierda racial” y de que los ingresos son irreales.
El presupuesto de Sevilla para 2022 tiene la singularidad de que lo negoció y cerró Juan Espadas como alcalde, pero que lo gestionará de manera íntegra Antonio Muñoz como su sucesor. En la intervención que cerró el pleno en el que se aprobó de manera definitiva este lunes, Muñoz se comprometió a mejorar la ejecución –que en el ejercicio de 2021 la oposición cifra en un paupérrimo 60%–, un compromiso que entiende que tiene con la ciudadanía y con sus socios en este viaje, IU y Podemos. De paso, aprovechó para recordar que el pacto cerrado con ellos “es transparente, se ha hecho con publicidad y es bueno para la ciudad”, en un intento de contrarrestar los mensajes de PP, Cs y Vox sobre que tienen una cara oculta que va a pasar factura a Sevilla.
Muñoz también garantizó a la oposición que será un regidor abierto al diálogo y reivindicativo. “La ciudadanía nos espera, dialoguemos para sacar proyectos de ciudad”, invitó, al tiempo que incidía en que apretará las tuercas a Junta de Andalucía y Gobierno central para afrontar, sobre todo, “déficits en infraestructuras que ya son históricos”.
Así que con el compromiso de “gestión, reivindicación y muchísimo diálogo”, el nuevo alcalde incidió en los cuatro pilares de su proyecto que ya puso sobre la mesa en su discurso de investidura: mejora de los servicios públicos, lucha contra el cambio climático, recuperación económica y reducción de las desigualdades.
En cuanto a cifras, y al margen de los 1.072 millones que conforman las cuentas para 2022, también se incidió en la reducción de la deuda municipal, que en los últimos años (los de la gestión de Espadas) se ha reducido de 443 a 237 millones de euros, subrayó Muñoz. La delegada de Hacienda, Sonia Gaya, intentó por su parte conjurar el “nerviosismo presupuestario” de PP, Cs y Vox a cuenta de unos ingresos irreales, sobre todo porque se prevé recaudar 30 millones de euros en el impuesto de plusvalía sin saber todavía cómo va a funcionar el nuevo modelo. Gaya esgrimió que por este concepto se ingresaron en 2021 cinco millones de euros más de los previstos, a lo que sumó que el Ayuntamiento hispalense va a recibir para este año 17,04 millones más de los presupuestados a cuenta de la Participación en los Ingresos del Estado (PIE). “Eso les calmará un poco”, avanzó.
Y mientras las tres formaciones de derechas insistían en su enmienda a la totalidad, el portavoz de Adelante Sevilla, Daniel González Rojas (IU), ofrecía un discurso de palo y zanahoria: por un lado, reiteraba que “el PSOE no es de fiar” pero que en el contexto actual de crisis tocaba “fajarse” para sacar adelante el presupuesto, mientras que por otro resaltaba que los pasos dados por el nuevo gobierno van en la dirección correcta… aunque dejando siempre la puerta de la desconfianza abierta: “Le compramos casi el cien por cien del discurso de investidura, chapó por la música, pero nos preocupa la partitura”. Y es que, “o la izquierda se entiende y el PSOE cumple” o, como decía Antonio Gramsci, el filósofo que fuese secretario general del Partido Comunista en Italia, “surgirán los monstruos en el claroscuro”.
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