Sevilla le pondrá más difícil al tráfico privado circular por su casco histórico y el de Triana. De ello se encargará el Plan Respira, que limitará el tránsito por estas zonas sólo a vehículos autorizados, entrará en vigor en 2022 y se aplicará las 24 horas del día. El control lo asume un sistema de 53 cámaras con visión nocturna y lectura automática de matrículas, un mecanismo con el que se persigue sobre todo impedir la entrada a vehículos que cruzan estos espacios camino de otro punto o que buscan aparcamiento.
El modelo es una adaptación perfeccionada del Plan Centro que ya se implantó efímeramente hace más de una década, y desde el gobierno local (PSOE) se presenta como el cumplimiento de la imposición que hace la Ley de Cambio Climático a las grandes ciudades de declarar dos áreas de tráfico restringido para convertirlas en zonas de bajas emisiones. El objetivo, se insiste una y otra vez, es que la reducción drástica del tráfico se traduzca en menos contaminación y más plazas de aparcamiento para los vecinos de estas zonas.
El primer paso para ello se da este viernes en la Junta de Gobierno municipal, en la que se aprobará la licitación del sistema de mantenimiento, gestión y control de este nuevo modelo, con una inversión inicial de 2,2 millones de euros. La idea es que estas restricciones estén operativas antes del verano de 2022, tras un periodo de información y de transición para que la ciudadanía se habitúe a esta nueva forma de circular: la prioridad, se subraya, no va a ser sancionar.
Las áreas afectadas
La limitación de circulación se aplicará en todo el casco antiguo de la ciudad, con las únicas excepciones del Arenal y Marqués de Paradas. El espacio afectado estará delimitado por el Paseo de las Delicias, Paseo de Colón, Reyes Católicos, Marqués de Paradas, San Laureano, Torneo, Resolana, el Parlamento, Muñoz León, Ronda de Capuchinos, María Auxiliadora, Recaredo, Menéndez y Pelayo, Avenida del Cid, Palos de la Frontera y Avenida de Roma. En Triana, por su parte, el área es la comprendida entre los puentes de Triana (Isabel II) y Los Remedios (San Telmo), un espacio que incluye las calles Betis, Pureza, Rodrigo Triana, Pelay Correa y sus vías transversales. La frontera la marcará Pagés del Corro, por la que sí se podrá circular libremente.
De las 53 cámaras que se instalarán, 44 se ubicarán en el casco antiguo (el doble que con el extinto Plan Centro), 31 en puntos de control de acceso y 13 de salida. Las nueve restantes se colocarán en Triana, con cinco vigilando las entradas y cuatro las salidas.
¿Qué pasa con la zona azul?
Las limitaciones estarán vigentes las 24 horas del día, para lo que se esgrimen criterios de sencillez y claridad, para evitar así confusión en cuanto a posibles tramos horarios. Y el nuevo modelo conlleva un daño colateral para la zona azul en estas áreas, ya que su rotación (y por tanto su rentabilidad) va a bajar al no poder tener acceso todos los vehículos. En cuestión de semanas se sabrá qué se hace exactamente, pero lo más probable es que parte de las plazas se trasladen a las zonas perimetrales.
El delegado de Gobernación y Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera (PSOE), ha avanzado que también durante julio se concretarán los criterios exactos de regulación, es decir, quién puede circular y quién no y qué hay que hacer para contar con el correspondiente permiso. Lo que sí se apunta es que se implantará un modelo “fácil, rápido y ágil” para conseguir las autorizaciones de acceso, todo ello enmarcado en un sistema de control “innovador, flexible y con toda la seguridad jurídica para la ciudad”.
Vehículos con autorización para circular
En principio, los autorizados a circular por estas zonas son los residentes, los que se dirijan a aparcamientos privados y públicos y los vehículos de carga y descarga. Otros servicios de transporte de mercancías (farmacias, combustibles, supermercados…) contarán con una regulación específica.
También podrán circular los huéspedes de hoteles y apartamentos turísticos, los servicios públicos o los padres que lleven o recojan a sus hijos de colegios de estas zonas, aunque en este último caso se impondrán horarios específicos. Asimismo, tendrán luz verde los vehículos de servicios municipales, de mantenimiento o de reparto a domicilio, además de negocios como centros sanitarios. En todo caso, y a solicitud de los usuarios, también se expedirán permisos ocasionales de acceso a ciertas zonas, en determinados momentos y para vehículos concretos.
Con todos estos condicionantes, y algunas dudas todavía por resolver, Sevilla afronta su segunda experiencia de restricción del tráfico privado en el centro después de la polvareda que generó el modelo que se implantó hace más de una década, con Alfredo Sánchez Monteseirín (PSOE) como alcalde. El gobierno local se ha esmerado en transmitir que en esta ocasión cuenta con el aval de buena parte de la oposición, ya que la medida se incluye en el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) aprobado con el respaldo de Cs y en los acuerdos presupuestarios de 2020 con Adelante Sevilla. El tiempo determinará si este segundo intento es el definitivo.