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Por qué 1.000 casos y no 700: el plan de Madrid limita las medidas a 37 zonas de incidencia extrema, pero toda la región está al límite

Belén Remacha / Marta Borraz / Raúl Sánchez

21 de septiembre de 2020 22:54 h

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¿Cuáles son las áreas afectadas por las restricciones en Madrid?


Fuente: Comunidad de Madrid


El gobierno de la Comunidad de Madrid ha comenzado este lunes a aplicar restricciones principalmente de ocio en 37 zonas de salud de la región, la mayoría en la capital. El principal criterio para decidir dónde hacerlas efectivas ha sido, salvo excepciones, que la incidencia estuviese por encima de los 1.000 casos detectados por cada 100.000 habitantes los últimos 14 días. La media de la comunidad es de 682 casos por cada 100.00 habitantes, una incidencia que duplica la del total de España y quintuplica la de Francia, según los informes del Centro Europeo de Control y Prevención de Enfermedades Infecciosas.

Porque el resto de la Comunidad de Madrid no está demasiado mejor que los barrios confinados. En la región hay en total 286 ‘zonas de salud’, y 110 tienen una incidencia de entre 500 y 1000. El grueso está entre 400 y 600. Solo 3 áreas están por debajo de los 200. El portavoz del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, indicaba este lunes que toda la incidencia en Madrid es “relativamente alta” y aunque “las medidas se tienen que empezar a aplicar en algún lugar”, “se tendrá que ir valorando día a día” si se amplía el rango. La presidenta Isabel Díaz Ayuso, tras la reunión con Pedro Sánchez, deslizaba que no descarta “si vemos que las medidas funcionan” y “tenemos una proyección preocupante en otras zonas de Madrid”, extenderlas a otros territorios. 


¿Cuál es la incidencia de las 249 zonas no confinadas de Madrid?

Incidencia acumulada en 14 días (casos por 100.000 habitante) de COVID-19 en las zonas de salud confinadas y no confinadas

Fuente: Comunidad de Madrid


Hay algunos consensos entre los especialistas sobre la situación de Madrid. El primero es que las restricciones servirán de poco si no van acompañadas de un refuerzo de la Atención Primaria y de un seguimiento correcto de los casos y de los contactos: aunque este lunes Díaz Ayuso ha prometido “que la capacidad de rastreo en Madrid va a llegar a los 1.500 rastreadores”, en el paquete de medidas del viernes se anunciaron test masivos de antígenos, pero no más profesionales. El segundo es que no existe un baremo a partir del cual 'confinar o no'. La Comunidad ha optado por ponerlo en 1.000, pero “una incidencia de 500 ya es muchísimo. Todos los umbrales se están haciendo por tanteo, experiencia y comparando con países de alrededor. Pero ya vamos sabiendo que con tasas de incidencia de 200 por 100.000, el sistema sanitario comienza a flojear”, apunta Pere Godoy, presidente de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE). Pedro Gullón, médico especialista en Medicina Preventiva y autor del libro Epidemiocracia, añade: “No es redondo, no hay ningún criterio que diga que 1000 es menos grave que 900. Son todo incidencias muy altas”.

Para ilustrarlo, Gullón ejemplifica que, con los datos actuales, quizá ya no estamos tan lejos de las cifras de marzo: “Una incidencia de 1.000 implica que cada 14 días se contagia el 1% de la población. Y según el estudio de seroprevalencia, entre marzo y mayo se contagió el 11% de la población de Madrid”. Así que al ritmo actual, a esa cifra se llegaría en algo más de 3 meses. Eso contando con que realmente ahora veamos todo el ‘iceberg’: “Vemos mucha más parte que cuando solo veíamos la punta, en marzo, pero con los retrasos de diagnósticos quizá aún se escapa algún caso”.

¿Se debería confinar a toda la población de Madrid?

En las zonas de la comunidad que no han sido incluidas en la norma recién aprobada por el Gobierno de Ayuso rigen las mismas medidas que desde principios de septiembre, cuando el Ejecutivo dio luz verde a un paquete que incluía la reducción de aforos en bodas, velatorios y espectáculos. Este viernes sí se limitaron las reuniones de toda la región a seis personas. Eso con ya la peor incidencia de toda España, mientras otras comunidades estaban tomando medidas similares a las que desde este lunes están vigentes en parte de la Comunidad de Madrid.

Si en Madrid solo hay apenas tres zonas sanitarias –El Pardo, Cadalso de los Vidrios y La Garena– por debajo –aunque muy cerca– de la tasa de 200 que ponía de primer límite Godoy, el momento en el que el sistema comienza a fallar, ¿se debería haber entonces aplicado las medidas en todo Madrid, como se optó en toda la zona urbana de Barcelona en verano y teniendo en cuenta la alta movilidad dentro de la región? Godoy, que como Jefe de Vigilancia Epidemiológica en Lleida ha gestionado la situación ahí desde que en julio se dispararon los contagios, no quiere juzgar decisiones que son “muy complejas y tienen muchos riesgos. Han decidido priorizar por la situación más extrema. Madrid y también Barcelona están en unos meses muy difíciles, con la reactivación de la actividad y la incidencia de base que tenían. Es posible que confinar todo Madrid hubiese sido posible, y quizá eficaz. Pero aunque sea posible desconozco si es factible. Tiene un impacto económico y social muy grande, también sobre la salud”.


¿Cuánto suponen los casos de las zonas confinadas sobre el total de Madrid?

Comparación entre el número de casos confirmados en 14 días de COVID-19 en las zonas de salud confinadas y no confinadas

Fuente: Comunidad de Madrid


Este domingo, en una entrevista en El País, Margarita del Val recordaba que, entre otros fallos, las medidas dejan fuera “al 75% de contagios, que se produce en el resto de la Comunidad”. Así es: hay 10.424 contagios en las 37 zonas confinadas y 30.137 en el resto. Del Val, viróloga y directora de la plataforma Salud Global en el CSIC, matiza en conversación con elDiario.es que, en realidad, cree que el principal problema no es tanto ese sino que “lo que tienen que implementar de una vez por todas y muy en serio es lo del rastreo. Este confinamiento tan light no vale para mucho, ni aunque sea en toda la comunidad”. Del Val es muy crítica, concretamente, con el cierre de parques que se ha estipulado: “El ejercicio moderado favorece al sistema inmunitario, que es la única defensa que tenemos frente a la infección. Hay que abrir los parques durante el día, controlando aglomeraciones”.

Daniel López-Acuña, exdirector de Acción Sanitaria en Situaciones de Crisis de la OMS, plantea una idea a la que se suman casi todos los especialistas: esto “crea una falsa sensación de seguridad en los barrios en los que no han impuesto estas medidas porque la gente puede llegar a pensar que no están tan mal”. Él cree que limitar las decisiones a las zonas donde la situación es “particularmente seria” “no tienen lógica epidemiológica” y puede ser “estéril” porque “en Madrid hay ya una transmisión muy generalizada”. Hay “un error de planteamiento”, sostiene, que es “estar tratando la situación como si hubiera solo problemas en determinadas zonas”. A lo mismo apunta Miguel Ángel Royo Bardonada, presidente de la Asociación Madrileña de Salud Pública, en este artículo en The Conversation: la transmisión “está fuera de control” en toda la región, por lo que los confinamientos selectivos podrían no ser útiles.

Pedro Gullón opina que, dada la gravedad de la situación, tomar medidas “más uniformes” “hubiese sido mejor estrategia para todos. La restricción de aforos se podría haber tomado tranquilamente en todo Madrid. A lo mejor adoptando medidas más adecuadas en las zonas de incidencia más alta, pero muchas en todo”. Precisamente, recupera el epidemiólogo, “una de las cosas que aprendimos, o que debimos aprender, con el estado de alarma de todo el país a la vez en marzo, fue que hubo zonas que lograron frenar a tiempo los contagios por confinarse cuando aún no tenían los datos disparados”.

La carencia: no hay refuerzo del rastreo

Los expertos ven positiva la compra de test de antígenos, aunque con cautelas porque todavía no se han probado en poblaciones grandes. Y todos señalan esa problemática de que las restricciones no vayan aparejadas medidas de refuerzo de la Atención Primaria y del rastreo. En las zonas de más incidencias y en las de menos.

Margarita del Val repite que el seguimiento de contactos ha de funcionar, “hay que confinar selectivamente, que no es por barrios”, 14 días para contactos de positivos tengan PCR negativa o positiva, y 10 días para sospechosos o 3 días hasta acabar con los síntomas. López-Acuña dice que el plan “está cojo” si sigue sin medidas sanitarias y sociales, también “programas sociales de apoyo a aquellos barrios más vulnerables”, más eficaz que “sellar zonas concretas como si fueran guetos”, resume el experto. Pere Godoy coincide en que solo así se logrará controlar, “hay que hacer diagnósticos muy rápidos, cuarentenar a los contactos y tramitar las bajas laborales necesarias automáticamente. Asegurándose eso se ganará muchísimo, es importantísimo”. El presidente de la SEE también avisa de que hay que “mentalizarse” de que lo de Madrid, como pronto, no se solucionará hasta dentro de 5 o 6 semanas, “les queda mucho trabajo y muy duro por delante”. 

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