“Quieren que volvamos a las casas, ¡eso nunca!”, grita Marta. “Tanto recortan y tantos derechos quieren llevarse por delante que esto da miedo, y estoy viendo que mi hija acabará viviendo peor que mi madre, no hay que tolerar eso”, dice Milagros a su lado. Era una de tantas conversaciones y reivindicaciones que podían escucharse dentro de la marea violeta que ha salido a la calle en Madrid para conmemorar el 8 de marzo y poner encima de la mesa una vez más la lucha por la igualdad. La marea tomaba también el centro de otras ciudades, como Barcelona, Granada, Santiago de Compostela, o Bilbao.
Las reivindicaciones laborales han sido unas de las más visibles. “Igual trabajo, igual salario”, gritaban cientos de mujeres. “Salarios machistas no”, decían muchos otros carteles. Rafaela Pimentel, de Territorio Doméstico, explicaba las razones de muchas empleadas del hogar para salir a la calle. “No estamos todas, faltan las internas”, decían algunos de sus carteles.
Para María, Elena y Marian, el 8 de marzo es un día para reivindicar el feminismo y recordar la falta de derechos que sufren mujeres de todas las partes del mundo. Para ellas, los derechos sexuales y reproductivos están en entredicho.
“Rechazamos la anunciada vuelta atrás en la legislación sobre la salud sexual y reproductiva e interrupción voluntaria del embarazo planteada por el Ministerio de Justicia”, decía precisamente el manifiesto de este año de la Comisión 8 de Marzo.
La marea violeta hacía visible los recortes en políticas de igualdad y en las ayudas y servicios a mujeres víctimas de violencia machista. “Estamos aquí, sobre todo, contra todos los recortes, pero especialmente contra los que están afectando a la igualdad y las mujeres”, explicaba María José, que acudía junto a sus compañeras de una asociación de mujeres. Cerca de ella, Maribel, enumeraba algunos: “La Ley de Dependencia, los centros de mujeres que están cerrando en tantos sitios, la educación, la sanidad, todo eso afecta sobre todo a las mujeres, que somos las que seguimos cargando con las tareas domésticas”.
La marcha de Madrid ha cambiado este año de recorrido para pasar por la Puerta del Sol y acabar en la Plaza de Cibeles y reforzar así su visibilidad. Entre reivindicaciones y denuncias, batucadas, canciones y buen humor.