Xove, 5 jul (EFE).- A Mariña, y su paisaje de ensueño, viven tiempos difíciles. La planta de Alcoa, si nada lo remedia, tiene los días contados. Un brote de la pandemia, con 99 casos activos en este momento, ha supuesto un nuevo mazazo. Los accesos a las costa van a quedar vetados desde esta misma medianoche.
Y, en plena campaña electoral, los partidos políticos han cancelado sus actos en una comarca que encadena calamidades económicas y sociales.
Walter Lage es un operario de los que andan a diario, dentro de la única planta de aluminio primario que queda en España, con la funda sucia. “Es lo que quiero seguir haciendo. Llevo 22 años, casi, aquí metido. Vengo de las auxiliares”. Le costó llegar a formar parte de ellas, dice, y mucho más todavía alcanzar la matriz.
Emilio Villarmea, padre de Dani, desea hacer lo mismo, continuar con este empleo, como antes su padre Tito y su suegro Paco. “La pesca en Burela ya no es lo que era”, cuenta, como otros habitantes de la zona, a Efe, en una conversación en la que no puede contener sus emociones, ni tiene por qué intentar hacerlo.
Este hombre de 46 años ve en el grupo siderúrgico de San Cibrao, en el ayuntamiento de Cervo, la única salida que les queda. “Es el único motor que tenemos ahora mismo, pero nos llega y nos sobra”, manifiesta.
Un ERE avanzado, que afectaría a 534 trabajadores, les hace estar en vilo. En la memoria colectiva sigue muy presente el cisma vivido en la vecina factoría de la firma cerámica Sargadelos, cuando sobre ella planeó la sombra del cierre, pese a ser un emblema de la cultura gallega. En esta crisis sanitaria el sello ha tenido que recurrir a un ajuste de empleo.
En la localidad de Xove, los pisos se venden casi a precio de saldo, pues han sido construidos pensando en la perpetuidad de la plantilla de la multinacional americana. Entre 20.000 y 30.000 euros bastan para hacerse con uno. Modesta posee un inmueble en la zona, que suele alquilar en verano, pero en esta ocasión no lo ve factible.
“Es muy triste lo que uno tiene a su alrededor. Agónico. Cada persona sabe lo suyo, pero no es indiferente a lo del resto. Escuchar a una madre decir a su niña que se fijase bien en cómo era esto porque seguramente tendrían que emigrar para ganarse los garbanzos… Es terrible”.
En Ribadeo, el restaurante San Miguel, uno de los más frecuentados, ha cerrado temporalmente sus puertas. Un ayudante de cocina con el que contaron el pasado día 1 dio positivo. De ahí, que no atiendan a sus clientes durante dos semanas. José Ramón, uno de los propietarios, mandó un comunicado explicando una situación que sienten “profundamente” y ante la cual, en aras de la salud pública, no pueden reaccionar de otra manera. Ha recibido numerosos mensajes de apoyo en redes sociales y, el más repetido: “Volveremos”.
Por cautela, en Burela han suprimido las visitas al barco museo Reina del Carmen y tampoco se celebrará su conocida Ruta do Peixe.
En Viveiro, no tocará nadie esta temporada estival en el campo de fútbol de Celeiro. Los organizadores del consolidado ‘Resurrection Fest’ preveían la creación de 1.200 empleos directos y un impacto de 17 millones de euros.
El festival ha difundido un vídeo de apoyo a Alcoa, cuyo mensaje principal es que “el corazón de A Mariña no puede dejar de latir” y la decisión empresarial, que parece firme, ha de revocarse.
La dirección de Alcoa San Cibrao, objeto de todas las miradas, acaba de decidir maximizar el teletrabajo en los departamentos en los que sea posible por el goteo de nuevos casos de infección por covid-19.
Los moradores de la Galicia cantábrica, donde los bosques se confunden con el mar, saben de carrerilla los nombres de las empresas que han ido desapareciendo o que sufren problemas de regulación de empleo, datos fácilmente contrastables: Industrias Pardiñas, Parquets Lorenzo, Aglomerados Ecar, Muebles Hermida, Conservas Alonso, Costiña…
Su mirada está ahora en Alcoa y, el sentir común, es que si cae, caerán todos, pues aporta un tercio a la economía de Lugo.
Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta y candidato del PP a la reelección, se reunió este sábado con el comité de empresa, que el próximo martes ya no podrá tener, como estaba previsto, un encuentro presencial con el secretario de Industria, Raül Blanco, al igual que han tenido que desconvocar una movilización prevista en la ciudad de A Coruña.
El aspirante a la reelección por los populares gallegos no ha anulado su presencia en la zona porque no tenía previsto ir en esta carrera hacia las urnas. Este mismo domingo, Núñez Feijóo ha asegurado que no le va a temblar el pulso para “tomar todas las decisiones necesarias” para proteger la salud de los gallegos, al igual que durante el confinamiento.
El veterano dirigente nacionalista Xosé Manuel Beiras, que iba a visitar Viveiro para apoyar a Galicia en Común-Anova Mareas, cuyo candidato es el líder de Podemos en Galicia Antón Gómez-Reino, ha lanzado un vídeo en el que recrimina al jefe del Ejecutivo autonómico el hecho de convocar comicios cuando la posibilidad de los rebrotes era real.
Ana Pontón, cabeza de cartel del BNG, ve una “irresponsabilidad” y pide anteponer la salud pública; Pancho Casal, el aspirante de Marea Galeguista, directamente solicita un nuevo aplazamiento electoral y el PSdeG, con Gonzalo Caballero al frente, ha escrito una carta a Núñez Feijóo en la que solicita que le informe de la situación, prevención y detección del brote en A Mariña.
“Somos el pueblo desaparecido, el del todo cancelado. Espero que se acuerden de nosotros cuando todo esto pase. Necesitamos vivir y trabajar”, cierra Patricia, desde la localidad costera de Foz, antiguo puerto ballenero.
Ana Martínez