Llegar al 70% de vacunación en verano obligará a un esfuerzo extra en la próxima fase: “Que no sea tan caótico como hasta ahora”
La vacunación de COVID-19 comenzó muy lenta en España. En nuestro país ya hay más de un millón de dosis de Pfizer (y 35.700 extra de Moderna, que llegaron el martes), pero se han puesto 581.638, el 52,7% de las disponibles en casi tres semanas. Algunas comunidades han cogido velocidad (Cantabria pasó de poner el 5% de las que tenía la primera semana al 80% la segunda), otras como Madrid, Euskadi y Baleares se han quedado estancadas poniendo pocas (el 33,4%, el 37,6% y el 38,4%). La meta común es alcanzar la inmunidad de grupo antes de que acabe el verano de 2021, lo que supone que unos 35 millones de españoles estén vacunados. A este ritmo, ¿verdaderamente se puede? Los profesionales y especialistas confían en que sí, pero creen que harán falta más esfuerzos y recursos de cara sobre todo a marzo, cuando según el calendario comenzará la vacunación más masiva en centros de salud.
En realidad, el Ministerio de Sanidad ha marcado tres objetivos concretos, a corto, medio y largo plazo. El primero es tener 'medio' vacunada con la primera dosis (Pfizer necesita de dos separadas por 21 días para proteger por completo al paciente) a todos los usuarios y personal de residencias este domingo, para poder empezar con la segunda a partir del día 18. El segundo, tener a todos los residentes, sanitarios y grandes dependientes totalmente inmunizados (con dos dosis) en marzo, son 2,5 millones de ciudadanos. El tercero, tener a entre el 70 y el 75% de la población vacunada antes de que llegue el próximo otoño. Es el porcentaje que los expertos calculan que hace falta para adquirir esa inmunidad de grupo frente a la COVID-19. De manera natural, sin vacuna, sería el mismo, pero llevaría entre 10 y 20 años y además no se puede asegurar que de verdad funcionara.
El ministro Salvador Illa sostiene que alcanzar todas las metas, incluida la más ambiciosa, el 70% de población inmunizada en verano, es posible. Los expertos y profesionales, unos con más optimismo que otros, también lo ven posible, aunque todos coinciden en esa mejor planificación y optimización de recursos y profesionales a partir de marzo. Marzo es el momento clave porque entre enero y febrero la población a la que se vacuna está muy acotada y no requiere traslados: personas de residencias, sanitarios, y grandes dependientes a los que se vacunará en su mayoría en casa. En marzo el dispositivo cambiará y empezará “el proceso de verdad, más complejo”, en palabras de Julián Ezquerra, secretario general de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (AMYTS). Todavía no están definidos los grupos poblacionales –Sanidad ha dividido el país en 15 en total– a los que les tocará en ese momento ni el orden, pero sí que entrará en juego la Atención Primaria y las citaciones.
Mejor planificación para marzo: “Que no sea tan improvisada”
El secretario general de AMYTS defiende que para conseguir ese 70-75% lo que hay que proponerse es que esa segunda etapa “no tenga una planificación tan caótica como esta primera, ni sea tan improvisada. Y que se cuente para diseñarla con los equipos de Atención Primaria y Enfermería. Ahora se están tomando decisiones día a día y para marzo no sabemos ni qué grupos irán. Todo es una incertidumbre”. Él tiene hecho un cálculo que describe como “realista”, lo aplica a la Comunidad de Madrid pero es extrapolable al conjunto del país: “Si en cada centro de salud hay dos personas de enfermería en cada turno (dos en mañana y dos en tarde), dedicadas en exclusiva a la vacunación, en seis meses se puede vacunar en Madrid a 2,3 millones de personas. Es decir, el 35% de los habitantes de la Comunidad. Si en vez de dos y dos son cuatro y cuatro en cada turno, quizá también médicos, y se suma personal de administración, ese porcentaje llega al 70%”. Ahora mismo en Madrid hay vacunando 1.700 enfermeras, la mayoría se han ofrecido voluntarias, pero lo están haciendo en geriátricos.
Todo ese trabajo habrá que hacerlo “sin desasistir las funciones diarias. Si el 100% del personal de enfermería se dedicase a vacunar, llegamos sobrados, pero no va así: la vida sigue, los inyectables, las curas, las visitas a domicilio, las vacunas de los niños. Madrid y todas tienen la posibilidad de hacerlo bien, pero hay que poner el mecanismo en marcha”. Juan Navarro, presidente de la Sociedad Valenciana de Medicina Preventiva y miembro de la junta directiva de la estatal, ve alcanzar en verano la inmunidad de grupo “más que viable, que nos lo deberíamos de tomar como una obligación. Pero hacen falta todos los esfuerzos de toda la sociedad”. Desde la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas (ANENVAC), que ha colaborado con el plan nacional de vacunación, lo consideran “extremadamente optimista. Dependerá de dos cosas: los profesionales de los que se disponga, que no solo siguen a sus tareas sino que cada vez hay más casos de COVID-19, y las vacunas disponibles”.
Que lleguen vacunas monodosis y manejables, una ventaja importante
Las vacunas disponibles son el segundo aspecto del que depende que se logre el objetivo: que tengamos dosis suficientes. “Vamos a ser dependientes de que llegue el suministro de vacunas suficiente. Lo ideal sería saber de verdad cuántas podremos recibir con tiempo, para planificar por ejemplo si hay que priorizar a las personas con trabajos esenciales o si van a llegar a medio plazo a toda la población. Si es esto segundo, pongámonos las pilas”, continúa Juan Navarro. Si todo sale según lo previsto, España contará a lo largo de 2021 con dosis suficientes para vacunar a 80 millones de personas, de lo precomprado por la Unión Europea nos corresponden alrededor de 160 y casi todas son de doble dosis. Pero no todo tiene por qué salir exactamente según lo previsto, porque por ahora solo Pfizer y Moderna tienen autorización europea, y solo AstraZeneca previsiones de tenerla a finales de enero. Los ensayos de las otras cuatro compañías farmacéuticas con las que se cuenta en esa suma podrían finalmente fallar.
“Ahora ha llegado Moderna, pero son muy pocas”, sigue el presidente de ANENVAC, José Antonio Forcada, mencionando las 600.000 que se tendrán entre enero y marzo de esa compañía que suman a las 4,5 millones de Pfizer, “ahora mismo contamos con las que contamos. Si se tuviera claro cuántas recibiremos en primavera, se podría hacer un planning y una predicción. Pero no lo sabemos con seguridad”. Lo normal es que “cada vez lleguen más dosis”, tranquiliza desde AMYTS Julián Ezquerra, “y que tengamos suficientes”. En ese escenario hay un factor que agilizará las cosas: que se dé luz verde a la vacuna de Janssen, la única que solo requiere de una dosis y por tanto vacuna a tanta gente como Pfizer, Moderna y Astrazeneca en la mitad de tiempo. “Tenerla sería lo ideal, una ventaja”, apunta Ezquerra, “lo ideal sería contar con una vacuna de administración única y con jeringas precargadas, como la de la gripe”. Un suero monodosis también necesitaría, eso sí, más espacio de almacenaje, mencionan los expertos.
La campaña de la gripe: ejemplo, pero no del todo
La vacunación de la gripe es precisamente el ejemplo que ha utilizado incluso el presidente Pedro Sánchez para sostener que España está preparada para esta operación anti-COVID. “Cada año se vacuna en España para la gripe a 10 millones de personas. Por eso, se considera que el Sistema Nacional de Salud está preparado para lograr este objetivo”, declaraba el presidente en noviembre. El dato es cierto, y se logra en aproximadamente dos meses durante el otoño, este año según Sanidad a unas 14 millones de personas.
Pero la campaña de la gripe no es del todo comparable a esta porque va dirigida a los grupos de riesgo y sanitarios, no busca abarcar a todo el país. Y además, la de la COVID tiene mucha más complicación por muchos factores que enumeran en AMYTS: “Son más difíciles de manejar, las vacunas que hasta el momento tenemos (la de AstraZeneca sí tendrá ventaja en esto) hay que trasladar en ultracongelación, y con la de Pfizer hay que mezclar cada dosis de cada paciente, no vienen las jeringas precargadas. Este proceso lleva además un registro muy exhaustivo de efectos secundarios, se va a hacer mucha farmacovigilancia. Y encima requieren de una segunda dosis, con lo que implica administrativamente, un registro específico y con mucho cuidado de que no se mezclen sueros de distintas compañías en la misma persona. Sí se hace cada año un trabajo muy grande con la gripe, pero todo esto es más complejo y más lento”.
9