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ENTREVISTA | Ángel Hernández

“El PP debería dejar de decir cosas hirientes y reconocer que quieren que la eutanasia esté penalizada por ser pecado”

Ángel Hernández y María José Carrasco pusieron cara en 2019 al drama de la penalización de la eutanasia en España. Su caso ha sido el más mediático en el país desde que el tetrapléjico Ramón Sampedro se quitase la vida frente a una cámara, en 1998. El penúltimo intento de legislación, a finales de 2018, Ángel y María José lo siguieron desde casa, con esperanzas en una Ley que les diese una salida y le permitiese a ella, enferma de esclerosis múltiple, morir tranquila. El proyecto se quedó bloqueado en el Congreso y se anuló tras la convocatoria de elecciones.

La admisión a trámite de la Ley de Eutanasia de este febrero, que muchos creen definitiva, ha sido muy distinta para Ángel. Esta vez la siguió como público desde el palco del Parlamento, muy vinculado con la lucha, aunque ya él solo. María José murió en abril tomando pentobarbital sódico también frente a una cámara. Se lo facilitó Ángel, que sigue afrontando por ello un proceso penal en los juzgados de violencia de género. Que se le pueda acusar de un delito machista contra la persona que cuidó durante 30 años le duele, pero no le da miedo la posible condena: “Estaba sopesado. Soy consciente de que lo que hicimos, ahora mismo, no es legal”.

¿Cree, como la Asociación Derecho a Morir Dignamente y otros afectados, que 'esta vez sí'?

Ya está pasando. La tramitación no es definitiva, pero la situación es distinta a otras veces. Lo único que puede ocurrir es que se venga abajo el Gobierno por lo que sea, que no dure más allá de unos meses. Pero si aguanta un mínimo de dos años, la ley de eutanasia sale adelante.

La oposición va a estar a matar, porque para ellos el Gobierno es ilegítimo. Pero los votantes lo que queremos es que nos faciliten la vida, y esta ley lo que hace es permitir que avancen los derechos civiles y sociales. Ensanchamos la democracia. No obliga a nadie, pero qué tranquilidad nos da a todos. Cuando María José compró el pentobarbital sódico, hace cinco años, le dio muchísima tranquilidad solo el saber que tenía esa posibilidad en casa, aunque tardase tanto luego en usarlo.

La otra vez se pasó este mismo proceso esperando, con María José.

Sí, y cuando en las Cortes no se aprobaron los presupuestos y se convocaron elecciones, hablamos y decidimos que había que hacerlo. Hacía falta su autorización, y sabíamos que me iban a imputar. Lo habíamos discutido mucho y habíamos hablado mucho de Ramón Sampedro para decidir el cómo. Hay que valorar la fuerza mediática que supuso eso para mostrar el dolor de esa persona y de las que tenía alrededor. Y luego lo que sacudió la película [Mar Adentro, de Alejandro Amenábar, 2004]. ¿Pero qué ocurrió después? No ocurrió nada. Llevamos 22 años esperando.

¿Ha sido gracias a casos mediáticos tan impactantes por lo que la mayoría de la sociedad española –el 84% según Metroscopia– está tan claramente a favor de la eutanasia, por lo que España en este caso va a ir a la vanguardia?por lo que España en este caso va a ir a la vanguardia?

El ser humano, y me incluyo, funciona sobre todo a golpes de efecto, así se moviliza. Ayudan a que las personas se den cuenta de lo que pasa.

En la sociedad hay mucha fuerza, pero esto está en manos de los parlamentarios. La legislación es muy complicada porque hablamos de la muerte. No todos convivimos con la idea de que hay un momento en que te mueres, pero también puede haber un momento en el que quieres morirte. María José ya no podía salir de las cuatro paredes de la habitación. Hay que contarlo, porque casos así nos golpean. Pero también hay que conseguir que su fuerza se mantenga en el tiempo y que no vuelvan a pasar 22 años. Tengo que decir, y no es vanidad, que además de hacerlo por el golpe de efecto lo hice de manera honrada hacia María José. Y ojalá sirva.

¿Qué sintió durante el debate escuchando cosas como que se busca “eliminar a nuestros mayores”, de boca de la portavoz de Vox, y “ahorrar costes sanitarios”, del del PP?el debate escuchando cosas como que se busca “eliminar a nuestros mayores”

En lo que dice Vox directamente ni entro. Y tampoco quiero rebatir lo que dijo el PP, porque parece que al rebatirlo damos validez a una auténtica mentira. Sí diré que el portavoz [José Ignacio Echániz] fue un hipócrita y un cobarde, porque cuando tú tienes una ideología determinada y quieres una cosa en base a ella, puedes defenderla, pero no mentir. Yo aceptaría que el PP diera un giro de 360 grados y dijese: somos creyentes, esto es pecado y creemos que todos los pecados deberían estar en el Código Penal. Yo reconocería que tienen derecho a pensar así y ser consecuentes con ello. Pero que digan la verdad, no mentiras que son muy hirientes con los que lo hemos sufrido.

No se está obligando a nadie a recurrir a ello. Están ensanchando los derechos de todos. Y la mejor defensa de que eso es así será cuando la ley salga adelante. Se demostrará que lo que han dicho que va a pasar son mentiras.

¿Cree que con los años al PP le pasará por encima su rechazo, como con el matrimonio homosexual, el aborto, el divorcio…, a lo que se opusieron también?

Es lógico que pase: no hay nada más transversal que la muerte. Todo el mundo vamos a morir. Afortunadamente, algunos lo hacen en su cama tranquilamente. Pero cada vez vamos a alargar más la vida y eso va a suponer también a veces más sufrimiento al final. Como eso es una circunstancia transversal, claro que se van a acoger a ello en unos años, ¿cómo no? Hay militantes del PP a favor, y de Vox. ¿Quién no va a estar a favor cuando tiene a un padre, a una madre o a una hija en esas condiciones?

La ley de eutanasia es necesaria, para todos, incluso para los votantes del PP. La defenderemos también para ellos. Yo nunca criticaré que alguien del PP recurra a la eutanasia una vez esté aprobada, como no criticaré que se case con alguien de su mismo sexo. Nunca lo criticaré, porque me parece que cuando lo hagan, será también avanzar en democracia.

Usaron otro argumento: más ayudas a la dependencia y a los cuidados paliativos, en lugar de la eutanasia.

Con la eutanasia simplemente vamos a cruzar el río de la sinrazón de ayudar a gente que es tan, tan desgraciada, como lo fue María José, que ya no pueden hacer nada por ella ni los medicamentos, ni la morfina, ni nada. Cuando ya no valen los cuidados paliativos. Todos los que estamos a favor de la eutanasia lo estamos también de que se invierta en cuidados paliativos. ¿Pero cuando ya no sirven? ¿Qué haces, dejarla vivir así, o en coma? ¿Es eso lo que se quiere? María José estuvo nueve años esperando a que le concedieran una plaza en una residencia. Con un Grado III, el más grave. Cuando yo me tuve que operar en el 2018 de una hernia umbilical, también le denegaron una residencia provisional durante dos meses.

Todo eso fue un detonante importante. Alguna responsabilidad hay también en la falta de recursos. Pero nosotros, aunque hubiéramos tenido todas las ayudas del mundo, si hubiéramos llegado al sitio donde ella llegó, hubiéramos hecho lo mismo. A veces se confunde: hay un momento en el que no sirven de nada ni las ayudas a la dependencia, aunque funcionaran bien, ni los paliativos. Le pasará también al que se lo tenga pagado al cien por cien por sí mismo, que habrá un momento en el que quiera no tener más dolor. Ramón Sampedro tenía a su familia, mucha gente que le ayudaba, pero una mente despierta, y no quería estar así.

¿Le pone algún pero a la Ley, como los Comités previos que elegirán las comunidades autónomas que critica Derecho a Morir Dignamente?como los Comités previos que elegirán las comunidades autónomas que critica Derecho a Morir Dignamente

Yo no soy experto. No soy jurista y en ese sentido soy un ignorante. Lo único que digo, en base a escuchar a los que sí lo son, es que la ley debe quedar blindada una vez ya en el Boletín Oficial del Estado, para que se pueda cumplir en todas las comunidades de igual manera. Habrá gobiernos autonómicos que estén a favor y habrá gobiernos, como el que podemos tener aquí en Madrid, que no, y que harán todo lo posible para que no se pueda aplicar. Hay que atar eso. Como el Comité previo que valora los casos, que puede llevar a frenarlos. Es como el pin parental, pero el pin parental, aunque terrible, se puede discutir, pelear. Aquí hablamos de gente que está sufriendo y que no tiene tiempo de ir reclamando en los tribunales, de que se lo vayan retrasando. Y que quizá se tiene que finalmente suicidar y estaremos en las mismas. Si somos demócratas, debemos defender que la ley sea ley.

Dicho esto, es una buena noticia: la ley del aborto del 85 de Felipe González no era como la de ahora; se mejoró años después. Esto ahora es un paso adelante en democracia que se estudiará, al nivel de cuando conseguimos la jornada de 8 horas, el aborto y el matrimonio homosexual. Es una libertad, una herramienta para la sociedad.

¿A qué se ha dedicado estos meses, desde que murió María José?

A mucho trabajo y mucha lucha, a veces en silencio. Yo he conocido la política desde niño y sé que no hay que cansar ni molestar demasiado. Pero han sido unos meses muy preocupado porque esto salga adelante, en gran parte porque se lo prometí a María José y era mi compromiso. Y ahí voy a seguir, hasta que salga.

Mi día a día ha cambiado mucho, pero diría que para mal. Sí, ahora estoy menos ocupado y nos vamos los amigos a comer, pero yo paso muchas horas en casa y la echo de menos. A mí me gusta mucho leer y lo hacía más cuando estaba María José, para que su parte cognitiva no se viniese abajo: me tenía que leer primero yo el libro y luego hacerle un resumen. Pasábamos mucho tiempo así todos los días. Y ahora a veces leo un libro, o veo una película –que también al final tenía que narrarle porque ella ya casi no veía–, y pienso en cuánto le hubiese gustado a ella. Cuando escribo y me falta una palabra que no encuentro, me acuerdo de que ella siempre la tenía. Era muy, muy inteligente. Yo solo tuve la suerte de que me quisiese.