La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) acaba de presentar una queja ante el Gobierno por la exhibición de un tapiz en el que se nombra a Franco durante la última jura de bandera de la Academia General Militar de Zaragoza, celebrada el pasado 7 de octubre. La ceremonia, presidida por los reyes Felipe VI y Letizia, sirvió para que 411 cadetes materializaran el juramento de “defender a España”, entre ellos la princesa Leonor.
El tapiz, bajo el que se encontraban los reyes y otras autoridades civiles y militares, como la ministra de Defensa, Margarita Robles, reza “2ª época 20 Febrero 1927 General Franco” en referencia a su etapa como primer director de la academia militar desde 1928 hasta 1931, cuando la República la disolvió. Era la llamada segunda época del centro, que comenzó un año antes, en 1927. Al de Franco, le acompañaban otros dos tapices con las mismas referencias a otros primeros directores como José Galbis en 1882, en la primera época, y Francisco Hidalgo de Cisneros, que asumió el cargo a partir de 1940, en la tercera época de la academia, que depende del Ejército de Tierra.
La asociación considera que aunque entonces Franco aún no había perpetrado el golpe de Estado de 1936, exponer la enseña es “un homenaje a un golpista y dictador que además de vulnerar la legislación en materia de memoria atenta contra la dignidad de las víctimas del franquismo al reconocer en un espacio público al responsable de terribles e incontables vejaciones de derechos humanos”, esgrime en la reclamación que ha presentado por registro oficial ante la Secretaría de Estado de Memoria Democrática.
En ella, solicita sanciones para los responsables de la Academia Militar de Zaragoza y para el jefe de protocolo de la Casa Real, que dentro de sus tareas de “supervisión y participación en el diseño” de este tipo de actos “consintieron este homenaje al dictador responsable de al menos 114.226 civiles republicanos, la mayoría de los cuales continúan hoy desaparecidos”.
El presidente de la ARMH, Emilio Silva, compara la situación con imaginar “una placa en un colegio que recuerde que allí estudio un terrorista o un colegio de Austria que presuma de que en sus aulas se formó Adolf Hitler”. Silva considera que “se trata de un acto consciente” de “reconocimiento a un genocida” que inauguró cuarenta años “sin libertades ni elecciones” y llegó al poder a través de “la violencia y el terror”, por lo que “no merece ni el más mínimo reconocimiento por parte del ejército de un país democrático que debería rechazarlo públicamente”, sostiene en una nota de prensa.
La asociación considera, además, y así lo deja constar en la queja, que la exhibición de tapiz contraviene la recientemente entrada en vigor Ley de Memoria Democrática, en concreto su artículo 34, que obliga a retirar o eliminar los elementos contrarios a la memoria democrática en edificios de carácter público. La norma estipula que se considerarán en esa categoría las edificaciones, escudos, placas, insignias u otros elementos “en los que se realicen menciones conmemorativas en exaltación de la sublevación y la dictadura”, pero también de sus dirigentes o participantes del sistema represivo y organizaciones que sustentaron el franquismo.
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