La Guardia Civil investiga en Asturias una trama para cobrar indemnizaciones por ataques inexistentes de lobos al ganado. Los ganaderos han despachado el asunto diciendo que se investigan “tonterías” y que el “fraude es que no se paga ni el 20% de los daños reales”.
Al mismo tiempo, el sector insiste en que esta especie salvaje es “incompatible” con su actividad. Sin embargo, los datos oficiales no sostienen esa supuesta realidad. Los recuentos que llevan a cabo las comunidades autónomas reflejan unos daños ínfimos a la cabaña ganadera en comparación con el número de cabezas contabilizado por el Ministerio de Agricultura. No llegan, en todo el territorio, al 1%. En alguna provincia la cifra para 2015 es del 0’003%.
Con todo, los lobos matan ovejas, cabras, caballos y vacas de la ganadería extensiva (no estabulada). Los ataques, lógicamente, se concentran en áreas loberas aunque comunidades como Castilla y León reportan daños en todas sus provincias.
Para indemnizar esas pérdidas, los presupuestos públicos suman más de 1,5 millones de euros anuales con distribuciones muy desiguales: Asturias destina 850.000 euros y Castilla y León 200.000. Galicia supera los 350.000 y Madrid ha duplicado la partida de 30.000 a 60.000 euros, a pesar de que apenas acaba de certificarse la existencia de algunos lobos.
El caso de fraude asturiano arrancó en 2014 con la revisión de cientos de expedientes. De ahí, los agentes detectaron certificaciones falsas de daños por parte de funcionarios por valor de 200.000 euros. Se usaban, presuntamente, las mismas fotografías para justificar varios pagos o se utilizaban cadáveres viejos para pedir nuevas indemnizaciones, según la Guardia Civil.
Advertencia: cabezas decapitadas
Las demandas del sector ganadero han evolucionado a un clima de tensión. En Asturias, hasta este mayo, se han contado cuatro episodios en los que alguien colgó cabezas de lobos decapitados en diversos puntos de la provincia. Matar un lobo sin más es un acto ilegal aunque sea en las regiones donde está permitido cazarlo. La organización ganadera COAG asegura que “el daño se paga mal y tarde. La indefensión es total”.
Según los datos que el Gobierno regional asturiano envió al grupo parlamentario de Podemos, en 2015 se tramitaron 3.032 expedientes de daños (un 12% más que en 2011 aunque menos que en 2014 y 2013). La cabaña asturiana suma 398.000 vacas, 48.000 ovejas y 32.000 cabras, según las estadísticas del Ministerio de Agricultura.
Roberto hartasánchez, presidente del Fondo para la Conservación y Recuperación de la Fauna Salvaje (FAPAS), analiza sobre el supuesto fraude destapado por la Guardia Civil que “la presión socioeconómica en torno al lobo y el manejo de los fondos por parte de la administración como prebendas políticas es lo que ha creado un ambiente en el que algunos ganaderos y funcionarios parecen haberse aprovechado”.
hartasánchez sostiene que “todo el mundo quiere el dinero pero no admitir el compromiso que supone: la conservación medioambiental. Así que el paraguas del daño del lobo lo ha soportado todo”.
En la vecina Galicia, en 2015 los avisos sumaron 1.134 cabezas entre vacas, ovejas y cabras. Un 0,09% de los más de 1,1 millones totales (intensiva y extensiva). La Xunta triplicó en 2015 la partida de indemnizaciones en un plan que respondía, decían, a la preocupación ganadera por los incrementos de ataques. La realidad es que el año pasado se registraron las mismas denuncias que en 2014. Y fueron menos que en 2010.
En el País Vasco, las organizaciones ganaderas alavesas asociadas a Sergal, S.Coop y UAGA mantienen que “los ataques de los lobos ponen en grave riesgo todas las especies ganaderas. No estamos dispuestos a soportar la presión de un depredador nato que sin previo aviso puede causar daños irreparables en nuestros rebaños”. Un análisis que choca con los datos de la Diputación Foral de Álava que certificó para 2015, unos daños totales de dos ovejas sobre una cabaña de 58.000 cabezas, según Agricultura. En 2014 fueron 32, en 2013: 22, el año anterior siete…
En Bizkaia, la mortandad ascendió a 58 ejemplares el año pasado y 61 en 2014. El volumen total de los rebaños está en 57.000 ovejas. El censo de la especie publicado este año por Medio Ambiente solo reconocía la existencia de un grupo de lobos en Euskadi, compartido con Castilla y León. Con todo, la Diputación Foral aprobó dos batidas de caza este inverno que terminaron con tres lobos muertos de siete ejemplares.
Al norte y al sur del río Duero
Medio Ambiente atribuye a Castilla y León 179 manadas de lobos. Su caso es peculiar porque, allí, la especie se distribuye al norte y el sur del río Duero (donde está protegida por la legislación europea). La organización ganadera Abaduero reitera que en esas latitudes, “el manejo de la ganadería es de forma extensiva” lo que convierte al lobo en, una vez más, en “incompatible”. La asociación subraya que su método de trabajo “es el que ha permitido mantener un tejido económico”. Según ellos, es la única forma de “reducir costes en mano de obra y poder hacer algo rentables las explotaciones”.
Al norte de río, los lobos son cazables. Para este curso, la Junta ha autorizado la muerte de 143 ejemplares en las diferentes comarcas. En 2011 sumaron 106, según las resoluciones del Boletín Oficial. Los datos oficiales de daños en esa región para 2013 sumaron 1.016 cabezas de ganado menor y 610 de ganado mayor, según el registro del Gobierno regional. En Castilla y León hay más de tres millones de ovejas y cabras y más de 350.000 cabezas de ganado vacuno.