Bogotá, 5 sep (EFE).- Un baile indígena sobre la toma del yagé o una orquesta de salsa con músicos invidentes hacen parte del día a día del centro de Bogotá, núcleo de las más célebres luchas políticas y sociales de Colombia que con la llegada del coronavirus fue testigo una vez más de un hecho que sin duda cambió su historia.
La pandemia desocupó las calles de las localidades La Candelaria, Los Mártires y Santa Fe, que conforman el centro de la capital y suman 23 kilómetros cuadrados y las variadas muestras que allí tenían lugar entraron el 25 de marzo en cuarentena obligatoria por orden del Gobierno colombiano.
Como consecuencia, el dinero así como el ánimo de muchos de estos artistas decayó y para evitar que sean una víctima más del letal virus la Fundación Gilberto Alzate Avendaño (FUGA) ideó el “Primer Festival Virtual Fúgate al Centro”, que se llevará a cabo este sábado.
En el encuentro, ocho agrupaciones “nacidas” en el centro capitalino darán a conocer por internet las adaptaciones de música, danza, teatro y narración oral que hicieron de sus obras para amoldarlas a la nueva realidad virtual en la que se ha sumergido el mundo.
DANZAS INDIGENAS PARA PRESERVAR EL LEGADO CULTURAL
A sus 31 años, Douglas Alexander Tisoy Jacanamijoy es un orgulloso indígena del selvático departamento de Pumumayo, fronterizo con Ecuador, al que el arte le corre por las venas mientras camina por el centro.
Su tío, Carlos Jacanamijoy, es un pintor de la etnia inga, cuya obra es reconocida internacionalmente y hace parte de la colección permanente del Museo Nacional del Indígena Americano, en Washington.
A la capital llegó para convertirse en abogado, pero no ha olvidado el amor por su pueblo natal, Santiago, un municipio que hace parte del Valle de Sibundoy, en la región andino-amazónica colombiana.
“Decidimos crear la agrupación 'Suma Alpa Tierra Bonita' para evitar la pérdida de las costumbres y que otras personas sepan que existe nuestra comunidad porque en Bogotá, que es una urbe tan grande, muchas veces no hay un reconocimiento hacia los pueblos indígenas, y específicamente hacia el pueblo inga”, comentó Tisoy a Efe.
Este grupo presentará el show “Vivencias ancestrales”, compuesto por la “Danza del yagé”, inspirado en la planta amazónica que cura el cuerpo y el alma, y “Tulpa”, que se refiere el fogón alrededor del cual se reúnen las familias en el Putumayo.
El grupo, conformado en su mayoría por indígenas universitarios y por otros ya profesionales, ha sobrevivido durante la pandemia gracias a todo menos a la danza.
“Nosotros no vivimos directamente de la danza sino que hay integrantes que tienen sus trabajos como abogados y otros son estudiantes. Tristemente por nuestro arte no pagan mucho. Nosotros lo hacemos por gusto”, señaló.
MUSICA PARA TODOS LOS SENTIDOS
Esos nuevos escenarios también los quiere pisar Andrés Jaramillo, integrante de la Orquesta Sentir Colombiano, que en el festival interpretará, además de repertorio propio, clásicos bailables latinoamericanos de Los Tupamaros y Las Chicas del Can.
Con su música tropical, Jaramillo, que es el bajista y director general de la agrupación, busca “promover la inclusión real y efectiva de los artistas con discapacidad visual” como él.
“Esperamos que conozcan nuestra música, se acerquen a nuestras redes sociales y poder romper esos imaginarios que tienen cuando piensan en la discapacidad y creen que la persona ciega no puede hacer nada, que hay que tenerle lástima y ayudarla”, sostuvo a Efe.
En este tiempo, la orquesta terminó la grabación de su primer sencillo de salsa romántica y, aunque dejaron de presentarse en matrimonios y cumpleaños, para mantener el distanciamiento social, incursionaron en el mundo de las serenatas virtuales.
MARATON VIRTUAL PARA REVIVIR AL CENTRO
Una encuesta de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño evidenció que la situación de los artistas del centro es delicada pues el 79 % no cuenta con un empleo fijo y el 90 % difícilmente se ha logrado mantener con los ingresos producto de su quehacer durante la pandemia.
Para apoyar al sector cultural y artístico de esa parte de Bogotá, la FUGA destinó más de 1.480 millones de pesos (unos 398.000 dólares) y creó, entre otras iniciativas, el “Primer Festival Virtual Fúgate al Centro”.
Según dijo a Efe la directora de la FUGA, Adriana Padilla, este espaldarazo tiene el objetivo de que los colombianos recuerden que el “centro es el corazón de la ciudad, un lugar donde confluye nuestra diversidad y las diferentes expresiones culturales, artísticas y patrimoniales de nuestra sociedad”, y eso ni el coronavirus lo puede cambiar.
Claudia Polanco Yermanos