Bankia ha desalojado esta mañana a Elvira y su hijo de 5 años, y su hermana y sus sobrinos de 6 años y 3 meses de un piso vacío propiedad de Bankia que ocuparon tras tener que dejar la casa en la que vivían de alquiler por no poder pagarla. Durante las semanas previas, varias organizaciones, como Apoyo Mutuo y la PAH, acudieron al banco para tratar de negociar una solución para esta familia sin alternativa habitacional. Pero la entidad, aseguran los activistas, se negó a conceder un alquiler social.
Un grupo numeroso de activistas y vecinos han pasado la noche con Elvira. La zona de Pueblo Nuevo, donde está situada la vivienda, ha quedado acordonada por varios furgones de la policía desde primera hora de la mañana. Mientras, desde las redes sociales no cesaban los llamamientos a apoyar in situ a la familia, intimidada por el gran despliegue de agentes en el segundo intento de expulsión en dos meses.
Los activistas, en un último intento de frenar el desalojo una vez agotada la vía de negociación con la comisión judicial, se han parapetado detrás de una puerta de cristal que da acceso a las viviendas del bloque. “Pensamos que, al ser peligroso cargarse este cristal no pasarían, pero han seguido adelante y lo han hecho añicos”, explica Marcos, de la Asamblea de Vivienda de Ciudad Lineal.
Las pertenencias de Elvira ahora se amontonan en la calle, a la espera de una furgoneta en la que poder cargarlas para llevarlas a un lugar provisional. “A los activistas no nos han dejado ayudarla a sacar sus cosas y a algunos nos han identificado”, asegura Marcos al otro lado del teléfono.
De fondo, se oye el bullicio de activistas y vecinos que, tras el desalojo, se han desplazado a la Junta de Distrito de Ciudad Lineal para exigir una solución adaptada a sus escasos recursos económicos. “De aquí no nos movemos hasta que nos den una respuesta. No tienen adonde ir. Elvira está tratando de mover redes, localizando a conocidos que puedan hacerse cargo de los niños en estos primeros días”, apunta Marcos.
Los ingresos de la familia se reducen a un subsidio de 426 euros que cobra Elvira. Sus problemas comenzaron tras perder su empleo. Primero fue el impago de la hipoteca, cuya deuda quedó condonada. Después, el impago del alquiler una vez agotado el paro. La última salida, okupar una vivienda, también ha terminado en desalojo. Llevaban seis meses viviendo en la casa, cerrada a cal y canto desde que Bankia expulsara de allí a otra familia que pudo seguir asumiendo su hipoteca con la entidad.