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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Así cambian las carreras científica y universitaria: menos figuras laborales y un horizonte de estabilización de diez años

Una carrera más simple, más predecible y con un horizonte de estabilización más corto que el actual. Este es el panorama que han dibujado los ministerios de Ciencia y de Universidades para investigadores y profesores universitarios tras la aprobación de las leyes de Ciencia, que ya está en el BOE, y de la Universidades, actualmente en el Senado a la espera de su validación definitiva, que el ministerio prevé para marzo.

Ambas normas, orgánicas las dos, se han trabajado conjuntamente para diseñar carreras paralelas e interconectadas entre los diferentes sectores (investigador no docente y universitario investigador), según han explicado los ministros de Universidades, Joan Subirats, y de Ciencia, Diana Morant. El actual sistema de contratación y promoción laboral es un laberinto de figuras laborales y funcionariales que, unido a otras circunstancias, provoca que la edad de estabilización en el sector ronde los 50 años, según ha recordado Morant.

También se han hecho dos anuncios destinados a modernizar el sistema de ciencia y el universitario. El ministro Subirats ha explicado que está trabajando en un Real Decreto, que desarrollará la LOSU y por el que todas las universidades públicas españolas estarán obligadas a colgar sus convocatorias de empleo en la red europea Euraxess en aras de la transparencia. “Es importante porque en ocho años se jubila el 53% del profesorado permanente de las universidades”, ha recordado el ministro. Con esta medida, se pretende dar transparencia al sistema y que cualquier persona se entere de las plazas que van saliendo (ahora no sucede necesariamente, algunas apenas se publicitan para que no se apunte mucha gente y favorecer al candidato de la casa) y limitar la endogamia universitaria.

En la nueva convocatoria de quinquenios para el personal investigador de los OPIs (Organismos Públicos de Investigación), se reconocerán y remunerarán la experiencia en centros y universidades tanto españolas como extranjeras. Una novedad, toda vez que hasta la aprobación de la nueva Ley de la Ciencia solo se reconocía la experiencia en los principales organismos públicos de investigación españoles, según ha explicado la ministra.

Una estabilización en diez años

Las leyes de Ciencia, Tecnología e Innovación (LCTI) y la Ley Orgánica de Universidades (LOSU) pretenden simplificar el sistema. A partir de ahora (unos meses más en el caso de la LOSU), la estabilización (el contrato indefinido) llegará aproximadamente en diez años, según han desgranado los secretarios generales de Ciencia, Raquel Yoti, y Universidades, José Manuel Pingarrón, durante el acto La Carrera Científica en España, celebrado en la Universidad Carlos III de Madrid.

Hasta ahora, acceder tanto al sistema de ciencia como al universitario puede hacerse por varias vías, con sistemas que contemplan diversas figuras laborales además de las funcionariales. Las nuevas leyes reducen las figuras y establecen un camino paralelo y predecible, según han destacado los dos ministros y se puede observar en esta infografía realizada por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt), que también equipara los pasos con sus equivalentes europeos.

La carrera docente y/o investigadora empieza con la tesis doctoral. Eso no cambia nada, y ahora como antes se puede completar este paso con un contrato predoc o sin él, aunque esta segunda posibilidad es más remota porque una tesis llevar varios años y sin un sueldo es difícil sobrevivir ese periodo.

Primera etapa: el acceso

A partir de aquí llega la pretendida simplificación. Para el profesorado universitario, el acceso se realizará mediante un contrato de ayudante doctor para el que no hará falta acreditarse ante la Aneca (la agencia que vela por la calidad del sistema) o sus equivalentes autonómicos. “Es una responsabilidad para las universidades, que en el uso de su autonomía podrán captar a su cantera, que será el profesorado de la universidad en el futuro”, ha valorado Pingarrón.

Este contrato dura seis años como máximo, tiene una docencia limitada a 180 horas, exige una cierta movilidad (en un centro diferente a aquel en el que se leyó la tesis) y tendrá una evaluación intermedia no vinculante (será orientativa). Además, quienes se conviertan en ayudantes doctores tendrán que pasar un curso de capacitación docente (hasta ese momento no se les habrá exigido demostrar ningún conocimiento de dar clases). Para seguir avanzando, desde aquí los aspirantes ya sí tendrán que acreditarse ante la agencia correspondiente.

Los científicos tienen su figura equivalente con el contrato de acceso una vez leída la tesis. La novedad en este paso es que los contratos predoctorales incluyen ahora la posibilidad de añadir 12 meses de orientación postdoc, “algo muy necesario”, según ha destacado Yoti. El contrato de acceso tiene una duración de entre tres y seis años y, como el universitario, contempla una evaluación intermedia. En este caso, sin embargo, tiene más relevancia: otorga el certificado R3, que permite promocionar y acceder a ayudas a la investigación y convocatorias de contratación pública como la de científico titular.

Segunda etapa: la estabilización

Con la acreditación en la mano, el candidato a docente universitario o investigador científico en algún organismo público podrá aspirar a estabilizarse. Según los cálculos de Ciencia y Universidades, este paso puede demorarse unos diez años desde que la persona en cuestión se gradúe en su universidad. Unos cuatro años para realizar la tesis (esa es la duración de los contratos públicos) y los seis que dura el contrato de acceso, más el tiempo que pueda pasar entre uno y otro y el periodo de movilidad.

En la Universidad esta estabilización podrá hacerse por la vía laboral (los tradicionales contratados doctores, que pasan a llamarse profesorado permanente laboral) o por la funcionarial, como profesor titular y a posterior catedrático.

En el sistema de ciencia el equivalente es el científico titular, investigador científico y profesor investigador, tres figuras . La alternativa laboral en este caso es el contrato de actividades científicas, también indefinido aunque en este caso no fijo. “Es para el desarrollo de proyectos dentro de líneas de investigación y es válido también para personal técnico y de gestión”, según fuentes del Ministerio de Ciencia.

Otras figuras

El acceso al sistema no se acaba ahí. Existen otras vías, pero son paralelas y no entran en lo que se considera la carrera docente o investigadora. La LCTI y la LOSU contemplan las figuras, ya existentes, de profesor o investigador visitante, pensadas para la atracción de talento, habitualmente, extranjero, y que no tiene limitaciones ni salariales ni de acreditación necesarias. También habrá profesores e investigadores distinguidos, que son similares a los visitantes.

En el caso universitario, los profesores asociados –cuyo abuso los ha convertido en la figura más precaria del escalafón, al menos en el uso que se les está dando en los últimos años– se pretende que vuelvan a la función para la que fueron pensados: la de un especialista que tiene su trabajo principal y que acude a la universidad a enseñar puntualmente su área de conocimiento.