Es una de las leyes que más se le está atragantando a la UE. En plenas protestas agrícolas, la ley para restaurar la naturaleza se ha quedado encallada tras haber logrado sortear en la Eurocámara el boicot del PP y la extrema derecha. Ahora ha sido el cambio al 'no' de Hungría lo que ha bloqueado la aprobación definitiva de la normativa con la que se pretende establecer unas bases legislativas para recuperar los hábitats dañados en el año 2050, con un objetivo intermedio del 20% en 2030.
El viraje del Gobierno del ultranacionalista Viktor Orbán ha hecho descabalgar la frágil mayoría que había en el Consejo de la UE a favor de esa ley y se ha generado una minoría de bloqueo en la que también participan Finlandia, Suecia, Países Bajos, Austria, Polonia, Bélgica e Italia. “No se garantiza la flexibilidad necesaria para la trasposición”, ha dicho la ministra de Asuntos Medioambientales, Anikó Raisz, que se ha quejado, en concreto, del coste de llevarla a cabo, al igual que Finlandia, y ha apuntado a la necesidad de contar con el sector agrícola. “No podemos aceptar más cargas económicas y administrativas para el sector agrícola. No podemos ignorar la difícil situación en la que se encuentra”, ha dicho su colega italiana.
Los ministros de Medio Ambiente han mantenido un debate sobre la ley después de que el acuerdo alcanzado con el Parlamento Europeo y la Comisión Europea durante la presidencia española del Consejo no alcanzara la mayoría necesaria a nivel de embajadores. Y la mayoría de intervenciones han sido muy críticas con los países que conforman el bloqueo.
“Sin esta ley no tendremos una herramienta para cumplir los objetivos climáticos que hemos suscrito en la UE. Nos engañamos sin pensamos que se puede ganar la lucha contra el cambio climático sin la naturaleza”, ha expresado el comisario de Medio Ambiente, Océanos y Pesca, Virginijus SinkeviÄius, que ha urgido a los 27 a alcanzar un acuerdo que permita llevar la normativa “a la meta”.
La vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, ha considerado que es un “fracaso” que la directiva no salga aprobada. “La pérdida de la biodiversidad es particularmente visible y cruel”, ha afirmado la responsable de Transición Ecológica, quien ha reconocido que “los más afectados por esa degradación” son aquellos a los que no han sido capaces de explicárselo, en referencia a los agricultores.
Ribera también ha reprochado a sus colegas que en el último momento se echen atrás en los acuerdos que se alcanzan en el seno de la UE y que ha sucedido en los últimos meses con normativas como la prohibición de venta de coches de gasolina y diésel o la que pretende luchar contra la vulneración de derechos humanos de las multinacionales. “Por favor, cerremos este expediente positivamente (...) si no la credibilidad de estas instituciones ante los europeos y socios de terceros países queda seriamente afectada”.
El tortuoso camino de la restauración de la naturaleza
Con esta ley se produjo una situación inédita ya que la posición de la Eurocámara era más descafeinada que la del Consejo de la UE. Normalmente, el Parlamento suele tener posiciones más ambiciosas que los gobiernos, especialmente en los asuntos medioambientales; pero la amenaza del PP a la agenda verde ante las protestas del campo con la cercanía de las elecciones cambió las tornas. La Eurocámara logró salvar el texto por la mínima ya que el PP presentó una enmienda para tumbarlo por completo, lo que hubiera supuesto el fin de la propuesta. Una vez sorteada esa traba, que fue muy celebrada por socialistas y verdes, la posición negociadora de la Eurocámara quedó limitada por la aprobación de enmiendas que rebajaban la ambición con el apoyo de los liberales.
Así se incluyó un freno de emergencia que puede suspender las medidas hasta un año en caso de que “por razones de emergencia no esperadas no sea posible cumplir con algunos de estos objetivos en el plazo previsto”. Otra de las rebajas para que el acuerdo pudiera salir adelante es que en la restauración se priorizaran los espacios de la Red Natura 2000, que ya de por sí están protegidos. Para sortear el escollo de la financiación, se planteó que Bruselas presente un informe sobre los recursos financieros disponibles a nivel comunitario, de las necesidades y una propuesta para aumentar la dotación en el presupuesto de la UE en caso de ser necesario.
A pesar de la pérdida de ambición a lo largo de toda la tramitación, la directiva se queda en suspenso a expensas de un nuevo acuerdo que permita poner en marcha medidas en un momento en el que el 80% de los ecosistemas ya están dañados.