La semana pasada, el nuevo ministro de Economía, Román Escolano, aseguraba en una entrevista que la I+D española estaba “vibrante”, a pesar de que “llevamos muchos años oyendo que la ciencia se muere en España”. El nuevo titular de economía hacía estas declaraciones justo una semana después de que el mayor organismo de investigación biomédica de España, el Instituto de Salud Carlos III, publicara un comunicado en el que aseguraban que la ciencia española se estaba muriendo.
Escolano lanzaba así un dardo a los investigadores que se se habían rebelado contra una situación que muchos científicos de este centro califican de insostenible. No son los únicos, otros cuatro organismos públicos de investigación (OPI) se han unido a esta protesta y piden auxilio tras años tratando de encontrar, sin éxito, una solución a las cargas burocráticas que lastran el sistema nacional de I+D. Hablamos con la portavoz de este movimiento, la profesora de investigación del Centro Nacional de Epidimiología, Julia del Amo.
¿Qué opina de las declaraciones de nuevo Ministro de Economía?
Creo que no estuvieron nada afortunadas. Hacer manifestaciones tan triunfalistas en un momento en el que los investigadores estamos desesperados y frustrados nos hunde. Que nuestro interlocutor, la persona que tiene que defender nuestros intereses, sea tan ajeno a la realidad no solo es irrespetuoso, sino que demuestra que no sabe de lo que está hablando y que la ciencia no es su prioridad en estos momentos.
A pesar de ello, en las últimas semanas distintos miembros del gobierno han anunciado que los nuevos PGE incluirán un aumento de la inversión en I+D y nuevos contratos para investigadores ¿qué opina?
Creemos que hay que aprovechar ahora que se están tramitando los presupuestos generales de 2018 para incluir algunas enmiendas que eviten el colapso de la ciencia española. Lo de los contratos fijos o el aumento de la inversión está muy bien, creemos que se debe aumentar la inversión en ciencia, porque España tiene unas cifras muy inferiores a las de los países de nuestro entorno y que no se corresponden a nuestro peso económico en Europa. Sin embargo, en este momento la situación es tan desesperada que no estamos pidiendo un aumento de los presupuestos de investigación, sino que eliminen las trabas burocráticas que nos impiden gastar el dinero que nos han concedido. Tenemos muchos inconvenientes para ejecutar el presupuesto y, en ocasiones, incluso tenemos que devolver el dinero a las agencias financiadoras.
¿Devolver el dinero?
Los proyectos de investigación duran entre 3 y 5 años y si no has ejecutado el presupuesto durante ese tiempo, tendrás que devolverlo.
¿Por qué no se llega a gastar todo el dinero de los proyectos?
Debido a una serie de trabas burocráticas, entre las que destaca lo que se conoce como intervención delegada previa. Es una herramienta mediante la cual cada expediente, cada gasto que se tramita tiene que ser revisado por un interventor, con lo que los plazos se alargan de forma casi infinita y eso hace que, al final, nos quedemos sin tiempo para ejecutar el dinero del que disponemos.
¿Cómo afecta esto a la contratación de investigadores?
Imagina que nos conceden un proyecto de investigación en el que hay un dinero para contratar personal y tenemos un plazo de 3 años para gastarlo. El problema es que entre que se solicita el contrato y la persona lo firma y comienza a trabajar pueden pasar como mínimo 5 ó 6 meses e incluso puede llegar a pasar más de un año, a pesar de que el dinero ya lo tenemos.
Al final, el tiempo va pasando sin que se pueda contratar al investigador, con lo que el trabajo o no se hace o se hace a costa del esfuerzo del resto equipo, que trabajamos en vacaciones, fines de semana, etc. Y cuando acaba el proyecto, tenemos que devolver el dinero porque no se ha podido gastar.
Además, esto conlleva otro problema y es que los investigadores que están pendientes de estos contratos se acaban marchando. En España estamos sufriendo un éxodo de investigadores muy importante y estamos perdiendo gente con vocación científica porque no les podemos ofrecer un contrato, aunque sea temporal, en un plazo razonable. Esto es nuestro día a día, no te creas que es una exageración.
¿Cómo afectan estos problemas al día a día?
Yo dedico más de la mitad de mi tiempo de trabajo a la gestión burocrática para intentar salvar las trabas y los atascos que hay. En lugar de dedicarme a formar a nuevos investigadores, a dirigir tesis doctorales, a escribir artículos científicos, nos dedicamos a la gestión y eso es un problema serio. Pero esto no solo lo hago yo, es lo que hace la mayoría de mis compañeros, y lo hacemos porque sabemos que o se hace o el sistema se colapsa.
Esto termina afectando a la labor del centro y nosotros no solo nos dedicamos a la investigación, sino también a la provisión de servicios técnicos en aspectos sanitarios, con lo que, si nuestro trabajo se resiente, se verá afectada la salud de la población.
Yo, en concreto, me dedico al investigación en infección por VIH y además de investigar, también prestamos servicios que ayudan a mejorar la calidad de vida de las personas que viven con VIH, así como a hacer prevención. Hay compañeros que trabajan en las epidemias de gripe anuales, en prevención del cáncer, en el estudio de virus hemorrágicos, en resistencia a los antimicrobianos, etc.
¿Hay más centros de investigación que se encuentran en la misma situación?
Sí, esta situación que tenemos en el ISCIII no es diferente a la que tiene el CIEMAT, el INTA, el INIA o el IEO, centros en los que se realizan investigaciones en sectores muy importantes para la sociedad, como medioambiente, seguridad alimentaria, energía, etc. Todos están asfixiados, por eso el llamamiento es tan desesperado y por eso nos hemos organizado en lo que llamamos grupo de coordinación de OPI’s.
¿Qué respuesta han obtenido por parte del gobierno?
Empezamos a reunirnos con el equipo de la Secretaría de Estado de Investigación en 2015, que nos recibió y nos dijo que iba a hacer todo lo que pudiese para ayudarnos. Es una mujer inteligente y que conoce bien el mundo de la investigación, con lo que nada de lo que le contamos le es ajeno.
Estuvimos asistiendo a reuniones durante casi un año, en las que revisábamos punto por punto qué aspectos se podían mejorar, pero no conseguimos absolutamente nada, salvo desgastarnos y darnos cuenta de que el objetivo de control de gasto estaba por encima de cualquier otra cosa, incluso de una reivindicación que es reconocida por todos los grupos políticos como razonable.
¿Cree que la disposición de la secretaria de Estado no es compartida por otros miembros del gobierno?
El problema es que consideramos que no tiene el peso político como para poder solucionar nuestros problemas y que el Ministerio de Economía no es el sitio adecuado para una Secretaría de Ciencia. Nuestra sensación, tras todas las conversaciones y reuniones que hemos mantenido durante estos últimos años, con partidos y representantes políticos, es que la solución tiene que salir del Ministerio de Hacienda, porque lo que manda es el control de gasto.