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“Que Rajoy diga que España está apostando por la ciencia es una falta de respeto a los investigadores”

El pasado 21 de febrero, el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, afirmaba en el Congreso de los Diputados que “España tiene un nivel en ciencia de primer orden” y que “con la recuperación económica”, él y su partido seguirán “fortaleciendo este sector clave”. Rajoy respondía así a las críticas vertidas durante la sesión de control por la portavoz del PSOE, Margarita Robles, sobre la situación de los científicos españoles.

Con apenas unas horas de diferencia y a unos 2.500 kilómetros de distancia, otro presidente anunciaba su dimisión a través de su propio blog. Es Darío Vázquez, fundador y máximo representante de la Asociación de Científicos Españoles en Dinamarca (CED), una organización independiente cuyo objetivo es mejorar las condiciones de los investigadores españoles que trabajan en Dinamarca y en España.

En su carta de dimisión, Vázquez asegura que, entre otros motivos, abandona su cargo porque durante los últimos cinco años “no se ha conseguido ningún avance significativo en I+D”. Además, el coordinador del Center for Microbial Secondary Metabolites, asegura que no se siente cómodo dialogando “con un interlocutor que esté inmerso en procesos judiciales de corrupción”.

¿Qué le han parecido las declaraciones de Mariano Rajoy sobre el estado de la ciencia española?

Me parece que no se ajustan a la realidad. Es cierto que estamos entre los 10 primeros países a nivel de productividad científica, pero decir que España está apostando por la ciencia es una falta de respeto a los investigadores. Además, claro que hay científicos españoles de primer orden, el problema es que muchos están dispersos por otros países.

Usted es uno de los muchos investigadores que se han marchado ¿lo hizo por obligación?

Sí, aunque hay quien dice que es una leyenda urbana, muchos nos hemos ido porque no nos quedaba otra, con lo que decir que se está fortaleciendo el sistema de I+D es una falta de respeto para mucha gente. Y no solo para los que estamos fuera, sino también para los que están en España, que no tienen financiación estatal y tienen que buscar financiación europea para seguir a flote.

En su carta de despedida se ve cierto cansancio, ¿es así?

Sí, he sentido agotamiento. No quiero dar la impresión de que todo es negativo, porque hemos conseguido algunas cosas, pero si nos vamos a los indicadores, si vemos los presupuestos, si analizamos el número de investigadores extranjeros que van a España, la endogamia de las universidades… ves que no ha habido avance. Es estrellarse contra un muro. No es que no haya disposición para dialogar, al menos hemos abierto un canal de comunicación con la administración, pero el diálogo no tiene el objetivo de cambiar nada, da la sensación de que dialogan porque no les queda otra.

¿Ve alguna opción de cambio de rumbo?

Hoy por hoy, no. Pero no es solo cosa del gobierno actual, todos los diputados que conforman el congreso deberían ponerse de acuerdo y llegar a un gran pacto de estado por la ciencia. El problema es que no veo posibilidad alguna de que se alcance ese tipo de acuerdo a corto plazo. Yo vivo en un país en el que se llega a pactos de políticas comunes que son intocables, en sanidad, educación y ciencia. En España, mientras no se pongan de acuerdo, va a ser muy difícil mejorar las cosas.

¿Qué otras cosas de Dinamarca importaría a España?

La tolerancia cero que tienen con la corrupción. Aquí si alguien está envuelto en casos de corrupción se entiende que no es de fiar y se le expulsa de la vida política.

En su carta también habla de la corrupción del Partido Popular como motivo de renuncia

Es obvio que en el Gobierno trabaja muchísima gente que no es corrupta, pero nosotros tenemos que dialogar con los responsables de un partido que tiene abiertos procesos judiciales por corrupción y eso para mí supone un conflicto ético. Creo que los científicos no nos podemos quedar callados ante esta situación y tenemos que pedir que se cambie el interlocutor, porque el que hay ahora no es de fiar. Entiendo que mi postura es intolerante con la corrupción, pero sé que es lo que funciona, porque lo veo aquí en Dinamarca.

¿Cree que los científicos son un colectivo pasivo?

Sí, creo que en general somos un poco pasivos y como colectivo nos falta iniciativa a la hora de transmitir críticas. El diálogo siempre tiene que ser constructivo y se deben proponer soluciones, pero considero que hay cosas que están mal y que hay que señalarlas, aunque parece que no todo el mundo está de acuerdo. Hay gente que tiene mucho miedo de lo que pueda pasar si hace una critica, de que no me den el proyecto, de que no me den la plaza… Yo creo que eso es peligrosísimo, porque cuando llegamos a esta situación dejamos de ser libres, básicamente estamos a merced de personas externas para ver lo que podemos decir o lo que no.

¿Le gustaría volver a España?

Sí, claro que me gustaría volver, pero intentar regresar con una condiciones mínimas es imposible a día de hoy, entre otras cosas porque no hay una industria que pueda absorber mano de obra cualificada. La investigación en España está muy apalancada en el sector público y el sector privado en no invierte en I+D porque no lo considera necesario.