En igualdad de condiciones, los estudiantes de los colegios públicos rinden igual que sus compañeros de los privados (un poquito mejor, incluso). Es una de las conclusiones de la última edición del informe PISA, según ha explicado este martes el número dos del Ministerio de Educación, Alejandro Tiana, en la presentación de los resultados españoles del estudio.
Además, Tiana ha insistido en defender la “calidad” y el “rigor” de la prueba ante las dudas que se están levantando por los problemas con algunas respuestas en la prueba de Lectura –que ha provocado que no se publiquen los datos de España, y con ellos los exhaustivos análisis que le dan a PISA su principal valor–. El secretario de Estado también ha pedido a las comunidades autónomas que “reflexionen” por los resultados obtenidos, que con carácter general han sido peores en esta edición que en la anterior.
Influencias externas
PISA no solo ofrece los datos en bruto de sus pruebas. También les aplica elementos correctores para comparar situaciones a priori incomparables, como el rendimiento de diferentes tipos de alumnos. Los resultados educativos, está demostrado, se ven ampliamente influenciados por varias circunstancias externas a los alumnos: cuestiones como su situación socioeconómica, el nivel cultural de sus padres, el número de libros que hay en casa o incluso si los progenitores están trabajando o en el paro influyen, y no poco, en el rendimiento de un estudiante.
Por esta razón, los resultados en bruto de las diferentes pruebas que se hacen en España suelen salir favorables a los colegios privados e incluso los concertados. Ambos tipos de centro escogen a sus alumnos, los privados sin ambages con el filtro del precio, muchos de los concertados de una manera más sutil —al estar integrados en la red pública no pueden hacerlo legalmente— eligiendo dónde se ubican o cobrando cuotas a las familias.
PISA no es una excepción. En los resultados en bruto, los colegios privados y concertados obtienen 27,62 puntos más en matemáticas que los públicos. En PISA se calcula que 40 puntos equivalen a un curso escolar entero, con lo que esa diferencia habla de dos trimestres de retraso en la escuela pública.
Pero la OCDE introduce el factor corrector que llama Índice Social, Económico y Cultural (ISEC). Para su elaboración, explica la OCDE, “se incluye la información relacionada con la ocupación profesional y el nivel educativo de los padres, así como los recursos disponibles en el hogar (número de libros, dispositivos digitales...)”. Cuánto mayor es la influencia de este índice, más segrega un sistema educativo. Un avance: el español lo es bastante.
Así, cuando se aplica el factor corrector ISEC, la ventaja de 27,62 puntos para los centros privados pasa a ser una desventaja de 2,5 puntos. Empate. La situación se repite invariablemente en todas las Comunidades Autónomas (ver gráficos). En algunas, los centros privados tienen una ligera ventaja (la Comunidad Valenciana o Canarias, por ejemplo) y en otras una ligera desventaja (o incluso no tan ligera, como en La Rioja). En la mayoría de las ocasiones, la diferencia es inferior a 10 puntos, que en esta prueba se considera estadísticamente no significativa.
“La diferencia entre los centros es la diferencia entre sus alumnos”, ha valorado Alejandro Tiana en rueda de prensa. El secretario de Estado de Educación también ha señalado que España es uno de los países analizados por la OCDE que más segrega en sus colegios, en la línea que ya demostró un artículo reciente de dos profesores de la UAM.
Esto quiere decir, ha explicado Tiana, que España está entre los países donde un alumno desfavorecido más opciones tiene de encontrarse con otro estudiante en sus mismas circunstancias. Y viceversa. Y esto –de nuevo, está demostrado científicamente– no es positivo. “Una variabilidad social y/o étnica limitada puede llevar a que los estudiantes con peor desempeño tiendan a concentrarse en determinados centros, lo que tiene una influencia negativa en la evolución de su rendimiento”, explica la OCDE.
“El ministerio confía en el rigor y la calidad”
Además, el número dos de Educación ha dedicado buena parte de la rueda de prensa a defender la validez de PISA, ante las dudas suscitadas por las respuestas erróneas que provocaron la retirada de los resultados de lectura. “El Ministerio confía plenamente en el rigor y calidad del informe, nadie discute los estándares técnicos”, ha repetido, y ha lamentado que las críticas hayan llegado (desde algunas comunidades que han empeorado sus resultados, como Madrid o Catalunya) cuando el examen ha resultado menos favorable a los intereses de las administraciones.
Este descenso también ha dado pie a Tiana a pedir a los responsables autonómicos que “reflexionen” sobre las políticas educativas que han tomado en los últimos años y que han llevado a estos resultados. Preguntado específicamente, Tiana se ha negado a señalar la LOMCE como responsable: “No podemos afirmarlo. Algunas comunidades que la han aplicado han mejorado, otras han empeorado”, ha explicado, para reconocer de alguna manera que realmente el Ministerio no sabe por qué han empeorado los resultados en esta edición.