El fraude de las emisiones contaminantes emitidas por los diésel ha llevado este lunes al arresto al presidente alemán del gigante del automóvil Audi, Rupert Stadler. Pero, el dieselgate, el sistema de falseo en la medición de los niveles de gases que lanzaban los coches de gasoil, ha dejado un factura más cara para el medio ambiente, la salud e incluso las arcas públicas.
Las trampas a la hora de calcular lo que salía de los tubos de escape de los coches conllevaron que los diésel contaminasen entre cuatro y siete veces más en la realidad que en los tests de laboratorio que les otorgaban sus certificados. Esa cantidad de polución (como el dióxido de nitrógeno o las micropartículas) se ha traducido en un incremento de las muertes prematuras o una mayor eutrofización del medio (un aumento exagerado de nutrientes en el medio). Además, los impuestos calculados en virtud de las emisiones de los motores fueron menores ya que las pruebas falsas otorgaban a esas unidades un mejor tratamiento por ser más verdes.
Stadler es el primer ejecutivo que visita el calabozo en Europa por este escándalo que afectó a más de 11 millones de vehículos, según admitió el grupo automovilístico. En EE UU, donde saltó el caso, solo dos responsables han ido ante la justicia: Oliver Schmidt, antiguo responsable de la oficina que supervisa el cumplimiento de la regulación, quien ha recibido una pena de siete años y una multa de 344.000 euros y James Liang, con 40 meses de prisión y multa de 167.000 euros.
Sin embargo, el dieselgate, centrado sobre todo en el grupo Volkswagen, fue solo “la punta del iceberg”, ha analizado la organización Transport & Enviroment que asegura que la diferencia entre las pruebas de emisión y la realidad en las carreteras se extiende a casi todos los fabricantes .“Dos tercios de los coches con etiqueta Euro 6, la mayoría vendida desde 2015, todavía producen más de tres veces el límite cuando circulan por la carretera”, explica la organización para dar la dimensión del problema. La proporción llega “al 80% de los 37 millones de vehículos diésel vendidos desde 2010”.
El hecho de que se burlaran los exámenes para dar resultados más favorables implicó que se emitiera a la atmósfera mucha más contaminación de lo que habrían supuesto esos mismos coches si hubieran cumplido con la ley. Hasta un millón de toneladas más al año, según algunos cálculos. Toda esa polución extra en forma de NO2 o de partículas microscópicas no ha salido gratis.
El aire contaminado tiene efectos directos en la salud humana. A pesar de que Volkswage, BmW y Daimler aportaron fondos para tratar de probar lo contrario, la Agencia Europea de Medio Ambiente atribuye a la contaminación atmosférica 5.900 muertes prematuras en España. Los experimentos pagados por las automovilísticas utilizaron al menos diez simios a los que se les hacía aspirar los gases emitidos por los motores. para Así que, tener circulando millones de coches que expulsan más tóxicos de lo previsto incide en este peaje: el exceso de polución atribuido al dieselgate causa al año unas 5.000 muertes extras antes de tiempo en Europa (200 en España), según calculó un estudio del Instituto Internacional de Análisis de Sistemas.
El 90% de las muertes prematuras son por patologías cardíacas o respiratorias asociadas a las microparticulas de las que que “los dióxidos de nitrógeno [que emanan sobre todo de los de gasoil] son el principal precursor”, explica el IIAS. El investigador jefe del estudio aseguró que esos fallecimientos “podrían haber sido evitados si se hubieran respetado los límites para los diésel también en circulación real”.
Además, la mayor contaminación atmosférica por nitrógeno está detrás de la eutrofización ambiental. Este proceso hace que las aguas superficiales tengan un exceso de nutrientes lo que deriva en un batería de daños ecológicos como la pérdida de oxígeno, la proliferación de toxinas o la caída de la calidad del agua, según informaba el Ministerio de Medio Ambiente. El exceso de NO2 por el dieselgate ha provocado un 50% más de eutrofización en Europa.
Certificaciones falseadas
Volkswagen, Audi, Seat... las marcas del grupo se han visto obligadas a llamar a revisión y corrección a cientos de miles de unidades cuyos motores diésel no se ajustaban a las etiqueta de eficiencia que exhibían –y con las que fueron publicitadas y vendidas–.
El grupo de Los Verdes del Parlamento Europeo, encargó un estudio sobre el daño fiscal del dieselgate en la Unión Europea. La cuestión es que la mayoría de estados de la UE diseñan los impuestos sobre vehículos según las emisiones de gases de los modelos. A más emisiones, más impuestos. Así que el fraude hacía que los coches implicados pagaran menos impuestos que los que correspondían por su daño medioambiental real. Tanto como 11.000 millones de euros en 2016 para un grupo de 11 países, según el estudio. En España fueron unos 500 millones, de acuerdo con su estimación. Hasta ahora, el grupo Volkswagen ha recibido una condena de 4.100 millones de euros en EEUU y otros 1.000 millones en Europa, según la sentencia de un tribunal de Alemania, conocida el 14 de junio pasado.