Panagiotis, o Panos como le llaman los que lo conocen, nació y creció en Atenas, donde estudió ingeniería electrónica en el Instituto Tecnológico de Piraeus. Tras trabajar algunos años en sectores relacionados con su carrera decidió emigrar de la capital a un pequeño pueblo de la isla de Evia. “En algún momento decidí que quería cambiar mi vida. Quería trabajar en un ambiente que me diera motivos para hacerlo y eso no pude encontrarlo en la gran ciudad”, asegura. En un país con un 27% de desempleo, atizado fuertemente por la crisis y dónde existe una importante desafección política, cada vez son más los jóvenes que deciden buscar nuevos modos de supervivencia por su propia cuenta.
Ahora, a los 30 años, Panos se dedica plenamente al proyecto que empezó junto con otros jóvenes en 2008: la construcción de una ecocomunidad autosostenible. “Queríamos cambiar la manera de ver el futuro, crearlo”, dice. Así es como este ingeniero y tres jóvenes más, también con estudios universitarios, constituyeron la ONG 'Free and Real'. “Al principio decidimos viajar y ver si había algún tipo de comunidad de este tipo en Grecia. No encontramos ninguna así que decidimos crearla”, explica. Eso les llevó también a visitar otras ecocomunidades en países dónde esta tendencia ya existía, como España o Portugal, dónde tomaron nota para su proyecto, al que definen ahora como una “escuela de sostenibilidad”.
A casi 200 kilómetros de Atenas, Panos y el resto de los jóvenes viven ahora en unos terrenos cerca del pueblo de Agios, en el norte de la Isla de Evia. Lejos del ajetreado ritmo de la ciudad ahora su vida discurre en el campo, entre cultivos, bosque y seminarios de temas relacionados con la sostenibilidad. Él y cuatro miembros más de 'Free and Real' trabajan de manera permanente en lo que ellos llaman el cuartel general, una construcción hecha en los terrenos que un hombre del pueblo decidió cederles porqué no los usaba. Si bien no pagan nada por estos terrenos, el coste de la construcción de la ecocomunidad, que ronda los 100.000 euros, escapa de sus bolsillos. Por eso, para financiar el proyecto, pusieron en marcha una campaña de crowdfunding –recaudación de fondos a través de Internet- y recurren a algunas subvenciones de instituciones públicas y privadas. Además, según explican, también son pequeños negocios quiénes contribuyen ya sea con dinero o material de construcción. “Un ejemplo -dice Panos-, la última llamada que hemos recibido ha sido de parte de la compañía Black & Decker, que quiere donar algunas herramientas eléctricas”.
Con el dinero recaudado ya se han iniciado las tareas de construcción en la cima del monte Telaithrion, lugar escogido para que, a largo plazo, 17 personas puedan vivir de forma totalmente autosuficiente, rodeados de 450 arboles frutales, y con un lago de 350m3 a su vera. Además, tendría la capacidad para acoger hasta 100 visitantes. De momento, pero, sólo cinco personas viven de manera permanente. Una de ellas es Alex (23, programador web), quien se encarga de procesar los alimentos y cocinar para el resto, siempre basándose en una dieta vegetariana y con cultivos propios. En el huerto, a las afueras del cuartel general, trabajan Pepi (38, socióloga) y Dionisis (30, químico). De las tareas de construcción se encarga Panos, quien tras años de pruebas fallidas e investigación ha encontrado el modelo de casa perfecto, integrador y multifuncional: los yurts –una readaptación de los refugios nómadas utilizados en Asia Central desde hace siglos-. Conscientes que Internet es un elemento indispensable para darse a conocer y expandirse, sus portátiles están conectados a su red wifi. A través de ésta Apostolos (33, multimedia y software) actualiza la página web y la de Facebook, envía newsletters e interacciona con los internautas que quieren visitarles.
Cerca de 30 personas provenientes de toda Grecia se dan cita en el pequeño pueblo de Agios para convivir durante cuatro días, comer, charlar, discutir y escuchar atentamente los consejos para mantener un modo de vida natural y sostenible. Es verano, el ruido de los grillos y las cigarras acompañan el noveno seminario del año, esta vez sobre alimentación y a cargo de Panos.
Anna es la que viene de más cerca, de Chalikda, la ciudad más grande de la isla de Evia. Licenciada en Educación, conoció el proyecto hace un año gracias a un amigo y ya es la cuarta vez que viene. “Primero estuve un fin de semana, la segunda vez fueron dos semanas y la última ya me quedé 3 meses, es otra forma de vida a la que conocemos”. Finalizó su máster en Inglaterra el año pasado y ahora, de vuelta a Grecia, se plantea dejar la ciudad y cambiar su modo de vida.
Entre los asistentes también se encuentran Constantina, profesora en Atenas, y Marina, estudiante de Traducción en la Universidad de Salónica. Discuten sobre el modelo de educación en Grecia, y ambas están de acuerdo en el progresivo deterioro en las escuelas. A la conversación se une Giorgos, quien creó una empresa de marketing online y se encuentra ahora desmontándola pedazo a pedazo porque quiere cambiar el rumbo de su vida. Opina que más gente debería volver al campo y construir una alternativa al margen del estado. “No sirve de nada protestar, manifestarnos y luchar contra el sistema actual. Cuando un 20% de la población consiga vivir así empezaran a respetarnos”, dice convencido.
No todos los visitantes son estudiantes o jóvenes buscando una alternativa de vida. Aphroditi, de Salónica, viene con su amiga danesa. Ambas han trabajado durante 35 años en disintas instituciones de la Unión Europea como traductoras y ahora, tras una vida de ajetreo entre delegaciones y viajes por Europa, disfrutan relajadamente de su jubilación.
Todos los huéspedes coinciden que la vida en el campo ya no es el mito del agricultor sin formación ni recursos y desconectado del mundo tecnológico, sino que se presenta como una alternativa moderna y viable, especialmente en el contexto de crisis que vive el país. Cae la noche en Agios y, tras la cena, Panos, retoma el taller sobre alimentos. El cuartel general de 'Free and Real' cuenta con una gran sala, llena de sofás, ordenadores y un proyector. Mientras los asistentes escuchan, preguntan y debaten se escucha de fondo una canción de Michael Jackson en Youtube. Al día siguiente, cada uno de los visitantes volverá a su casa, en Atenas, Salónica, Volos u otras ciudades para retomar la rutina del día a día marcado por la austeridad, las huelgas y las protestas. Mientras, en Agios, Panos y los demás madrugarán para trabajar en los cultivos y preparar más actividades. Allí el ruido no llega, parece otro país pero es el mismo.