A punto de que decayera el estado de alarma y con todo el país pendiente de avanzar a la 'nueva normalidad', la epidemia de coronavirus “está muy controlada”, aunque el virus sigue ahí, dijo Fernando Simón, director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias en su último viernes frente a los micrófonos. A partir de ahora, comparecerá dos veces a la semana –lunes y jueves–, por lo que las interpretaciones de Sanidad ya no serán cada tarde, sino que agruparán más días. En realidad, mirar lo que ocurre en la semana, y no la cifra de contagios diarios, permite dibujar un panorama más real de la evolución del virus porque el dato que da el Ministerio de las últimas 24 horas está infraestimado.
Todos los días, Sanidad pone en su balance un número de casos diagnosticados el día previo, pero también una cifra de casos diagnosticados en los últimos siete días (de lunes a lunes, de martes a martes...). Si comparamos ambas cifras (en el primer caso sumando cada uno de los datos diarios de los últimos siete días), la segunda es mayor. Así, en la última semana, si miramos solo la columna de diagnósticos en las últimas 24 horas, obtendremos 732 casos, pero si observamos las detecciones en siete días, es más del doble (1.520). Y lo mismo ocurre en las anteriores semanas desde que empezó a darse de esta manera la información.
La explicación es que hay casos que las comunidades autónomas notifican con retraso, es decir, no fueron trasladados al Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias en el momento en que se hizo la prueba, sino más tarde. Estos casos no aparecen en la columna de detecciones en las últimas 24 horas, pero sí en la semanal, una vez que se colocan en su día correcto, es decir, en el que efectivamente se diagnosticó. Por eso los notificados, que resultan de restar la cifra total de contagios desde el inicio de la pandemia de un día a otro, son tantos.
Si analizamos la evolución de forma diaria, también podemos ver este desfase. Por ejemplo, el 19 de junio el balance del Ministerio informaba de 154 casos diagnosticados el día anterior, pero al hacer la media del dato acumulado en la última semana que dio ese mismo día Sanidad, el número de contagios escala hasta los 217. Y hasta los 283 si tenemos en cuenta lo correspondiente a los últimos 14 días. No obstante, de este último no podemos saber cuántos se corresponden con una semana y cuáles con otra.
El ritmo decrece
Más allá del dato diario, lo que también permite ver la cifra semanal es que la epidemia continúa con su ritmo descendente. En plena desescalada, el número de positivos ha pasado de los 2.177 en la semana del 5 de junio a los 1.955 una después y a los 1.520 esta última. También se puede ver esta tendencia en el número de casos sospechosos que identifica el sistema sanitario y de los que hay información cada viernes: este último, han sido 28.375, entre los detectados en Atención Primaria y hospitales; la anterior semana, 30.946; y en una más atrás, 32.954. De ellos, se hace una PCR a alrededor del 91%, según los últimos datos.
El virus, ha reiterado Simón este viernes, aunque “en muy poca cantidad, todavía circula”. Lo ocurrido en otros países que ya habían doblegado la curva, como China o Alemania, que han registrado fuertes rebrotes, hace saltar las alarmas, lo que ha conducido a Salvador Illa ha lanzar un mensaje “de que no podemos relajarnos” y “debemos ir con cuidado”, zanjó el jueves en su comparecencia en la Comisión de Reconstrucción Social y Económica del Congreso de los Diputados. En un mes y medio, España ha detectado 34 brotes, con 982 casos asociados. Nueve de ellos actualmente están activos, pero Sanidad considera que todos están “bajo control”.
El riesgo sería que estos focos se descontrolaran y volvieran a generar transmisión comunitaria como la del principio de la emergencia sanitaria. Entonces, solo en un día, por ejemplo el 31 de marzo, llegó a haber más de 9.000 casos nuevos. No obstante, en ese momento el sistema de información era diferente y esa bolsa eran notificaciones de casos que podían haberse contagiado o diagnosticado en días anteriores. Según ha reiterado Sanidad en varias ocasiones, en ese punto el objetivo de las cifras era controlar la curva, es decir, servía con que hubiera un dato agregado de casos, pero el sistema cambió a mediados de mayo.
Esto ha provocado enormes desajustes y confusiones y rompió la serie histórica de datos, muy en concreto la de fallecimientos, que ha permanecido congelada dos semanas hasta este viernes. Tras la revisión, Sanidad ha informado de que hay 28.315 fallecidos desde el inicio de la pandemia.
El cambio en el sistema
La modificación afectó a la forma en que las comunidades trasladaban la información al CCAES: pasaron de dar un número total de notificaciones, que podían ser fallecimientos o contagios ocurridos días antes, a una notificación individualizada. Es decir, las autonomías deben cargar cada caso en una plataforma que gestiona el Centro Nacional de Epidemiología. De ahí coge los números el CCAES, que consigna cada caso a la fecha en que le corresponde. Esto es posible porque las fichas de cada uno incluyen información detallada (edad, sexo, fecha de inicio de síntomas, de contagio, de defunción...).
Por lo tanto, la celeridad con la que las comunidades aporten estas encuestas y las suban influye en que la imagen de diagnósticos o fallecimientos diaria sea más o menos real. Una limitación que, según algunos expertos, no ha sido adecuadamente explicada por Sanidad. “Esto de seguir dando datos diarios, cuando no están consolidados, es un error. Es mejor parar, espaciar la información, y darla consolidada y de forma más fiable. Porque de esta manera se genera mucha incertidumbre en la población”, afirmaba Fernando Rodríguez Artalejo, epidemiólogo y director de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Autónoma.
El especialista opinaba que el sistema con el que el ministerio ha ido notificando los casos “deseablemente debería ser mejor” porque “ha habido muchos cambios de criterio, hay retrasos y, por ejemplo, el efecto fin de semana, en el que se infranotificaba, no es defendible”. Sanidad ha justificado que el cambio en el sistema posibilita ofrecer una imagen más real y detallada de cada caso, algo que es necesario para el momento de la epidemia en el que nos encontramos, en el que el objetivo ya no es doblegar la curva, sino detectar de forma precoz para evitar que los brotes se descontrolen.