A pesar de que España ha mantenido una estrategia de contención del coronavirus homogénea, la fase de desescalada podrá estar sujeta a variaciones en función del territorio. Así lo afirmó Pedro Sánchez el pasado sábado, cuando anunció la salida próxima de los niños y apuntó a que esta fase podrá ser “diferenciada y asimétrica”, aunque no necesariamente en función de comunidades o provincias. En los últimos días, la presión de administraciones autonómicas y locales para llevar a cabo un desconfinamiento territorializado se ha intensificado y los gobiernos hacen públicos sus propios planes a pesar de que es Sanidad quién tomará la decisión.
Que el levantamiento de las restricciones no sea homogéneo viene sobre todo de aquellos territorios que menos contagios registran y en los que el ritmo de la epidemia es menor. Canarias, por ejemplo, es la comunidad con menos casos por millón de habitantes (El Hierro y La Gomera no han registrado casos en los últimos 15 días) y, junto a Baleares, los archipiélagos exigen un tratamiento específico debido a su idiosincrasia. Otros gobiernos, como el Aragón o Castilla-La Mancha, reivindican un desconfinamiento diferenciado en el mundo rural.
Los expertos aluden a que los criterios epidemiológicos pueden justificar una transición distinta en función del territorio, precisamente porque uno de los condicionantes que establece la Organización Mundial de la Salud (OMS) para iniciar esta fase es “controlar la transmisión” del virus. Sin embargo, concuerdan en que la movilidad de las personas, uno de los elementos de la desescalada, debe de ser común ante las complicaciones prácticas que, aseguran, conlleva acotar territorialmente quién puede moverse o salir de casa y quién no. Para fases más específicas, como la apertura de los colegios o las tiendas, sí apuestan por la diferenciación.
“El criterio de factibilidad y de aceptación social es igual de importante que el epidemiológico. Es decir, sin este último no se puede hacer, pero no basta”, resume el epidemiólogo Fernando Rodríguez Artalejo. Las otras cinco condiciones previas marcadas por la OMS para iniciar la transición son contar con un sistema sanitario reforzado y ampliar la capacidad diagnóstica, controlar los focos de alta vulnerabilidad, establecer medidas preventivas en el trabajo, controlar a las personas que provengan de zonas de transmisión comunitaria y contar con una sociedad “comprometida”.
Para el también director de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad Autónoma de Madrid, sobre el papel “cuando una región cumpla las condiciones, puede levantar el confinamiento”, pero “eso es en la teoría” porque “en la práctica es muy difícil e incluso es casi imposible de gestionar” el establecimiento de “fronteras dentro de los territorios”. El experto alude a “la complicación de ejecutar” que alguien pueda salir en un lugar y no en otro, teniendo en cuenta también las diferencias de impacto del virus que se dan también dentro de las grandes urbes.
“La desescalada se iniciará cuando ya el riesgo sea relativamente bajo en todas partes y salir a la calle, por ejemplo a dar un paseo, es algo de mucho beneficio social, pero que no comporta tanto riesgo”, mantiene el experto. Por eso, apuesta por que “el elemento básico” de la movilidad “sea homogéneo” entre territorios y se diferencien otras medidas más específicas de la desescalada y que se tomarán más adelante, por ejemplo, la decisión de qué tipo de tiendas se abren primero o cuándo se permiten las terrazas. Otra cosa, prosigue, es si deben imponerse limitaciones de movilidad en una zona concreta en la que se dé un brote, como ya ocurrió en Haro (La Rioja) al principio de la epidemia.
Ildefonso Hernández, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), director general de Salud Pública del ministerio de 2008 a 2011, y ahora asesor de gobiernos como el balear, también es partidario de una desescalada por territorios en medidas más avanzadas, una vez se liberen las más extremas: “Que se deje salir a los niños, o si al final se deja hacer deporte, es lo que menos riesgo tiene, y se va a hacer en toda España a la vez. Si hablamos de medidas más específicas, como reabrir comercios, sí hay que ver si se hace con todos o con una parte de ellos, dónde y cómo”.
El caso de Canarias
Ildefonso Hernández destaca la particularidad de las islas Canarias y Baleares y “la información que pueden ir dando para ir extendiéndolo más. Siempre con prevención, disciplina, ciertas condiciones y monitorización”. Lo que más le preocupa para llevarlo a cabo es que se cumpla otro de los criterios importantes para planificar la desescalada, el refuerzo del sistema sanitario: “Que la vigilancia y la Atención Primaria estén a punto en todos los sitios para poder hacer la trazabilidad cuando surja un caso. No podemos aceptar una transmisión comunitaria descontrolada en ningún lugar una vez levantemos las medidas”.
Beatriz González López-Valcárcel es catedrática en Economía de la Salud y profesora en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, presidenta de la SESPAS entre 2015 y 2017. Ella ha sido defensora de que en parte la siguiente fase puede comenzar por Canarias por sus circunstancias propicias, aunque recuerda que en las islas “sentó fatal” que desde algunos medios se plantease el uso de la región como “laboratorio”: “Sonó a conejillo de indias, y no queremos serlo. Digamos mejor que somos un territorio en el que afortunadamente se dan las condiciones para llegar a la ‘nueva normalidad’ antes, con precaución y con prudencia”.
“Aquí en gran medida nos salvó que se hiciera todo a la vez y el Estado de Alarma no diferenciase territorios, pero el proceso contrario no tiene por qué ser igual. En las islas lo tenemos mucho más fácil, con el espacio aéreo cerrado, pero se podría aplicar a zonas aisladas, como los Pirineos” cree López-Valcárcel. Aunque una apertura del confinamiento en zonas remotas pero no insulares tendría que llevar aparejada “una movilidad muy controlada para que no pase como al principio, que gente que vivía en Madrid salió y se expandió muchísimo. Quizá sería más efectivo controlar las autopistas que que en un pueblillo sin apenas casas la gente salga a dar un paseo”.
La encuesta de seroprevalencia dará más datos
En lo que coinciden todos los analistas en que para llevar a cabo cualquier clase de medida diferenciada por territorios no hay que hablar de comunidades, sino de zonas. Incluso para distinguirse entre la isla de El Hierro y la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, entre Madrid capital y localidades de la Sierra madrileña. Desde la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH) lo creen así, pero por eso ven complicaciones técnicas a unos primeros pasos de la desescalada por territorios empezando por ahí.
La unidad mínima representativa de la encuesta de seroprevalencia que prepara el Instituto Carlos III serán las provincias, y esa encuesta es la clave “para poder hacer una desescalada bien. Las PCR y tests ayudan, pero con ellas ves la punta del iceberg”, explica un portavoz de la SEMPSPH. Para ver la base del iceberg, que serían los asintomáticos o muy leves, “lo vital es tener una foto fija de cuánta gente se ha expuesto al virus. Te la da la encuesta, y no es factible que esté del todo lista para cuando se planifique la desescalada. Están empezando ahora, es la tercera que se hace en España de este tipo y requiere de mucha logística”.
Otro factor que valoran es que la inmunidad no va a ser la suficiente, casi con total seguridad, en ninguna zona: “Aunque los contagiados en España son muchos, estadísticamente no generan inmunidad de grupo. Ninguna enfermedad la genera en la primera ola. Con los datos que existen, no podemos contar con que la seroprevalencia vaya a ser espectacular en ningún lugar”.
Con todo, desde la SEMPSH sí especifican que las islas tienen una idiosincrasia diferente. “Obviamente las islas cuentan con la ventaja de que es más fácil controlar la movilidad. En una aldea, el aislamiento geográfico no es real: que Asturias se divida entre costa y montaña no implica que sea materializable, y nada fácil a nivel jurídico, desconfinar y levantar la prohibición de movilidad en un territorio, y en otro no. Tampoco entre comunidades”. Lo que ven más viable, concluyen como otros expertos, es que las medidas se estratifiquen por territorios una vez todos desconfinados, y que se crucen con las edades: “Por ejemplo, que en unas provincias reabran los colegios más tarde que en otras, o los centros de mayores. La encuesta de seroprevalencia dirá también a qué grupos ha afectado más”.