Dónde vives o cuánto ingresas, los factores que hacen desigual la lucha contra el cáncer
¿Es lo mismo tener un cáncer en Madrid que en el ámbito rural? ¿Se vive de la misma manera la enfermedad cuando uno dispone de suficientes recursos económicos que cuando está en paro o es autónomo? ¿Tienen los mismos índices de supervivencia quienes sufren cánceres menos investigados que si tuvieran uno más conocido?
La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) tiene claro que no es lo mismo. Las desigualdades afectan, y mucho, al pronóstico y la calidad de vida de los pacientes y por eso ha centrado este año su campaña en el día mundial contra esta enfermedad, para darlas a conocer y poder combatirlas.
Lo ha hecho en un acto en Madrid presidido por la reina, en el que la ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha recordado que una de las prioridades es mejorar el diagnóstico precoz, motivo por el cual se han ampliado los cribados al cáncer de útero, y que el Ministerio planea invertir 795 millones de euros para adquirir 800 equipos de alta tecnología para el tratamiento de la enfermedad. “Es importante seguir abriendo camino en el diagnóstico y tratamiento del cáncer”, ha reiterado la ministra, consciente, según ha dicho, de que queda mucho camino por recorrer para combatir la desigualdad.
El presidente de la AECC, Ramón Reyes, ha incidido en que la asociación busca colaborar con las administraciones públicas y otras entidades además de tratar de llegar allá adonde las instituciones no llegan para mitigar la desigualdad: servicios de psicología o los pisos donde acogen a personas sin recursos son un ejemplo de esos programas de atención.
Gloria Martínez, residente en el Valle d'Aran y diagnosticada de cáncer de mama dos veces, ha explicado que en su primer diagnóstico tenía que bajar a Lleida cada mes para recibir su tratamiento. “Tardaba dos horas en ir al hospital. Salía de casa a las 6 de la mañana y llegaba a las 7 o las 8”, rememora esta paciente que narra las dificultades añadidas de los residentes en el ámbito rural. Hay media decena de provincias en España sin unidades de radioterapia, advierte el informe.
Ocurre lo mismo con la atención psicológica especializada. En siete de cada diez hospitales públicos, los familiares no tienen acceso a ninguna unidad, según el informe. La posibilidad de recibir cuidados paliativos es otro factor que hace muy desigual la lucha contra el cáncer en función de dónde vives.
El precio del cáncer
De los problemas económicos derivados del cáncer ha hablado Beatriz Parra, una fisioterapeuta que perdió su trabajo a raíz de ser diagnosticada con cáncer de mama y que, tras su recuperación, descubrió que durante la baja había consumido todo el paro mientras estaba de baja médica. “No tenía ningún tipo de ayuda por parte de las instituciones y no sabía qué hacer. Salí adelante gracias a mi familia, que me ayudó a transitar sin recursos económicos para buscar un empleo”, ha explicado Parra, que tuvo que reorientar su profesión a raíz de la enfermedad.
El impacto del cáncer también afecta a los familiares y a los cuidadores, como es el caso de Carmen Toledano, que tuvo que pedir una excedencia para poder dedicarse al cuidado de su marido, enfermo de cáncer, y de su hija de 5 años. Durante este periodo, tuvieron que hacer frente a una difícil situación económica pues, durante la excedencia laboral, Carmen no tuvo retribución salarial.
El cáncer provoca un gasto al 41 por ciento de las familias superior a 10.000 euros, entre costes directos e indirectos, y casi 30.000 personas diagnosticadas tienen una situación de vulnerabilidad laboral que les impide asumir esos gastos, según un informe de la Asociación Española Contra el Cáncer. Este año se tendrían que diagnosticar en España más de 280.000 casos, aunque quizás sean menos por la incidencia de la pandemia, que está dificultando los cribados y por tanto la localización de la enfermedad.
Según el informe de la Sociedad Española de Oncología Médica, en las últimas décadas ha crecido el número absoluto de cánceres diagnosticados en España como consecuencia del envejecimiento de la población, la exposición a factores de riesgo y el aumento de la detección precoz, que en los últimos años se ha ralentizado.
1