Educación rectifica a Wert y la Selectividad no será tipo test ni habrá dos exámenes
Ni examen tipo test ni (a priori) dos pruebas para acceder a la universidad. La reválida de 2º de Bachillerato, llamada a servir a la vez como sustituta de la Selectividad a partir del próximo curso, se parecerá bastante a la actual prueba de acceso a la universidad, según informaron ayer a una el Ministerio de Educación y la CRUE (conferencia de rectores de las universidades españolas) tras varios meses de negociación.
El examen tendrá problemas, ejercicios y comentarios de texto, y la nota obtenida supondrá el 40% de la nota final de los alumnos para acceder a la universidad. El otro 60% será la media de los dos cursos de Bachillerato, igual que sucede ahora. Lo que cambia es que los estudiantes tendrán que aprobar este examen para obtener el título de Bachillerato, algo que antes no ocurría con la Selectividad, que tenía la función de ordenar a los alumnos entre las carreras y los centros pero no relacionaba con la Secundaria.
El actual ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, continúa así con su política de acercamiento a los sectores educativos alejándose de las prácticas unilaterales de su antecesor, José Ignacio Wert, y modificando varias de las medidas que este había tomado. Méndez de Vigo ha aceptado finalmente modificar el diseño que Wert había planteado del acceso a la universidad para dejar uno parecido al actual, aunque no exactamente igual. El modelo que había planteado Wert fue rechazado por los rectores y todas las comunidades autónomas que no gobernaba el PP se llegaron a levantar de la mesa de negociación ahora hace justo un año.
Un examen “normal”
La prueba que Wert había planteado a través de la LOMCE tenía, sobre todo, dos elementos que no gustaron a la comunidad educativa: un examen tipo test unificado para toda España y la posibilidad de que las universidades realizaran una segunda prueba a los estudiantes.
El ministerio acepta ahora las propuestas de los rectores y vuelve a un examen “normal”. Educación quería realizar la reválida con un formato tipo test de 350 preguntas. Este modelo fue criticado porque con él no se puede medir, dicen los expertos, las famosas competencias, que valoran el “saber hacer” frente al “saber” tradicional. Los exámenes competenciales, como PISA, exigen preguntas en las que el alumno ha de saber razonar y utilizar la información que contiene la pregunta para llegar al resultado, algo no factible, admiten ahora desde Educación, con un test.
Esa idea queda en el olvido. Habrá problemas, ejercicios y comentarios de texto. Además, Educación también renuncia a realizar una prueba común en toda España, y otorga a las comunidades autónomas bastante libertad para realizar sus propios exámenes y preguntas. Sí se mantendrán unas características comunes para todas las regiones, como que todos los estudiantes deberán examinarse de las asignaturas troncales, dos opcionales y una específica a elección del estudiante.
Se queda el distrito único
El otro gran elemento de la discordia que introdujo Wert era la posibilidad de que cada universidad pusiera un segundo examen para evaluar a los aspirantes a estudiar en ella si así lo consideraba oportuno. Los rectores rechazaron de plano la medida, que consideraban podía romper la igualdad porque obligaría a los estudiantes a recorrer España de universidad en universidad para realizar los exámenes de acceso en aquellas en las que estuvieran interesados.
De momento parece que esto no sucederá, según han explicado el ministro y Segundo Píriz, presidente de la CRUE. Pero, dado que es una posibilidad que la ley contempla, “cada universidad tiene la potestad de hacer la prueba que considere oportuno”, según ha admitido Píriz. La CRUE intentará, sin embargo, llegar a un acuerdo entre todos sus miembros (la práctica totalidad de los centros en España) para que no las hagan y la nota que cada estudiante obtenga en su localidad sirva para el resto de España.