Las claves que marcan la situación judicial de Cristina Cifuentes en el caso de su máster

El título de máster de Cristina Cifuentes ha dejado un rastro de falsificaciones para conseguir, primero, un certificado académico con todas la calificaciones de cada asignatura. Y, después, exhibir un acta recién fabricada el 21 de marzo de 2018 que se intentó hacer pasar por el documento que atestiguaba que la expresidenta de Madrid había superado una prueba de defensa pública de su trabajo de investigación en julio de 2012. La jueza Carmen Rodríguez Medel ha terminado por citar como investigada a Cifuentes para ver hasta dónde llega su responsabilidad en la creación de estos documentos oficiales, presuntamente, falsos.

1. Actas de calificación

Dos calificaciones fueron retocadas en 2014 (cuando el curso al que se apuntó Cifuentes terminó en junio de 2012): la referente a financiación autonómica y local y el propio trabajo de fin de máster (TFM). La mano que modificó esas notas fue la de la administrativa Amalia Calonge, quien también está imputada en el proceso. 

Cambiar calificaciones universitarias es un acto con cierta enjundia administrativa. Un profesor no puede retocar un acta a capricho. Habitualmente hay que solicitar y motivar el cambio de nota ante el Decanato o el Rectorado y para ello suele haber plazos. No se ventila de manera informal.

Cifuentes pidió, además, a Calonge que le recogiera su diploma. Como no podía hacerlo sin un poder notarial, finalmente, la expresidenta y la administrativa retiraron juntas el título. Y se tomaron una foto que Calonge exhibía en su perfil de whatsapp hasta que recibió la llamada de eldiario.es para preguntarle por el asunto del retoque de calificaciones.

El profesor de la materia sobre financiación fue Pablo Chico de la Cámara. Chico ha asegurado que corrigió el examen de Cifuentes a pesar de que ella dijo no haber atendido a clases o haberse presentado a pruebas. El catedrático declaró que le avisaron de administración de que la calificación de la política era no presentada y dio orden de cambiarla. Su asignatura había terminado antes de que Cifuentes se matriculara. 

2. El acta del trabajo fin de máster

“Lo defendí presencialmente, en el campus de Vicálvaro”. Dijo Cifuentes sobre su trabajo de fin de máster. Sin embargo, en la Universidad Rey Juan Carlos no han hallado rastro registral alguno de la presentación del trabajo y su calificación.

A pesar de eso, el 21 de marzo se distribuyó un acta de calificación de TFM en el que aparecían escritos el nombre de la alumna Cristina Cifuentes, sus datos de contacto, el título de un trabajo sobre seguridad ciudadana y la calificación: 7,5. Firmaban el acta las profesoras Cecilia Rosado, Clara Souto y Alicia López de los Mozos. Dos ya están imputadas en el juzgado de Rodríguez Medel. La fecha consignada era el 2 de julio. Un documento falso, según han admitido quienes participaron en su elaboración, que se fabricó el 21 de marzo de 2018 para aportar una coartada a Cristina Cifuentes.

3. La amiga-asesora enviada

Cifuentes, una vez amarrada a la explicación de la Universidad, reiteró que ella era una “víctima” de la mala gestión de la URJC. Y remitió constantemente las culpas a la institución académica: ellos tenían que encontrar su trabajo, ellos habían fallado a la hora de transcribir las notas. Ellos le habían remitido el acta (falsa) del TFM.

Sin embargo, desde el Gobierno que ella presidía se envió a una emisaria al Rectorado para forzar una solución al asunto de su máster fantasma. Maite Feito, amiga de Cifuentes y asesora de la Consejería de Educación, apareció en el URJC antes de que el rector Javier Ramos y los catedráticos involucrados, Enrique Álvarez Conde y Pablo Chico de la Cámara, comparecieran públicamente a declarar que todo estaba en orden. “O arregláis esto o Cifuentes y el rector os van a matar”,  ha declarado que le espetó Feito ante la jueza una de las docentes del acta falsa.

4. Las notas sin cursar nada

Uno de las supuestas pruebas irrefutables que Cifuentes exhibió y circuló para defenderse fue el certificado de notas que le expidió la Universidad. Un listado de materias con sus calificaciones. Sin embargo, un buen número de asignaturas del máster ya se habían impartido antes de que la exdirigente del PP se matriculara siquiera en el curso. Aún así, a Cifuentes le pusieron hasta tres sobresalientes y dos notables en esas materias. Algún responsable universitario debió autorizar esas calificaciones de las que se benefició Cifuentes para alcanzar finalmente el título que ostentaba.

5. Sin escaño: no hay aforo

La instructora ha podido imputar a Cifuentes porque la expresidenta renunció a su escaño en la Asamblea de madrid el pasado 8 de mayo. La situación era un punto kafkiana ya que el Partido Popular necesita todos sus votos parlamentarios para sacar adelante la investidura del sucesor escogido por Mariano Rajoy: Ángel Garrido. Así que se daba la circunstancia de que Cifuentes estaría votando como diputada rasa al candidato a la presidencia. Dejó su acta y perdió el aforo que conlleva que los parlamentarios estén bajo la jurisdicción del Tribunal Superior de Justicia de Madrid. La titular del juzgado de Instrucción Nº 51 ha podido así citarla a declarar como investigada.