La Escuela Naval incluye misas para los alumnos como acto militar

La influencia del catolicismo en las Fuerzas Armadas españolas del siglo XXI tiene ramificaciones de amplio espectro. Van desde provocar el ondeo a media asta de la bandera nacional por ser Viernes Santo, como signo de luto por la muerte de Cristo, al pago de los gastos de los sacerdotes castrenses y la celebración de ceremonias. Así, en la Escuela Naval Militar de la Armada en Marín (Pontevedra) todavía incluyen misas como acto militar con los cadetes-alumnos en formación.

Se trata de una práctica revestida con visos de obligación sobrentendida que ha salido a la luz por la oposición de un grupo de futuros oficiales, según ha sabido eldiario.es. Ante la protesta, la dirección de la Escuela les ha conminado a apuntarse en una lista nominal para no formar con su unidad en estas liturgias.

Este pequeño motín en defensa de la libertad religiosa tuvo lugar a finales de noviembre cuando un grupo de cadetes expresó su oposición a tener que acudir a misas en formación militar. Los superiores “contestaron que era obligatorio asistir y punto”, explican desde el entorno de los afectados.

Como estos cadetes resolvieron no acudir a estos actos exponiéndose “a las consecuencias disciplinarias que ello pudiera conllevar”, la dirección llevó a cabo una lista. Al fin y al cabo, la primera respuesta de los responsables de la Escuela contravenía la versión oficial que el Ministerio de Defensa ofrece a eldiario.es: “En los actos religiosos que se celebran en la Escuela Naval Militar la asistencia es totalmente voluntaria desde hace muchos años”.

A la lista se acabaron apuntando 15 alumnos de los Cuerpos Comunes –cuya estancia en la escuela se prolonga alrededor de un mes–. ¿Por qué hay que elaborar una relación de personas con sus nombres y apellidos? Defensa contesta que “no se controla de ninguna manera la asistencia a estos actos, salvo para poder configurar la formación de aquellos alumnos que desean asistir”.

El teniente coronel del Ejército de Tierra Francisco Javier Mayoral cuenta que “en el Ejército de Tierra hace 30 años que no se hacen misas en las formaciones. Se hace una misa en la capilla antes de la formación de asistencia voluntaria y anónima y sin carácter de acto militar”. Opina que, en Marín, la solución del mando, “una orden sin lugar a dudas emitida sin mala intención, consiste en excluir de la formación a todos aquellos que no deseen estar presentes en el acto religioso. Se ha obligado a significarse a quien no quiere asistir, a ponerse en una situación de nervios y de enfrentamiento con las órdenes recibidas”.

Las resistencias a acabar con la influencia católica en las Fuerzas Armadas provoca episodios polémicos regularmente. De entrada, los gastos que produce: Defensa gastó más de cuatro millones de euros en 2017 en mantener iglesias y pagar sueldos a sacerdotes. Es un gasto anual. Además, durante el último Gobierno del Partido Popular, el Ministerio remitió órdenes a las unidades militares para que la bandera ondeara a media asta en Viernes santo. La ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, justificó que “forma parte de nuestra cultura” a pesar de que un Real Decreto contempla que solo se haga por la muerte de militares en acto de servicio, el rey, su heredero o días de luto nacional.

El teniente coronel Mayoral argumenta por escrito que “nunca defendería que deban suprimirse las capillas u otras instalaciones religiosas en los cuarteles, universidades, hospitales o cualquier otro centro público. Las capillas son lugares de culto que a nadie hacen daño”, pero “creo, desde el respeto, el cariño y la defensa de todas las confesiones religiosas, que va siendo hora de corregir estos problemas y de buscar un punto de equilibrio en el que todos los ciudadanos nos podamos encontrar cómodos en cualquier acto oficial. También los castrenses”.