Las personas que fallezcan con VIH podrán donar órganos a otros pacientes también diagnosticados con el virus. La ministra de Sanidad, Mónica García, ha avanzado su intención de derogar la orden de 1987 que hasta ahora restringía estas donaciones. 65 personas con VIH que fallecieron en la última década podrían haber donado sus órganos, lo que habría permitido realizar 165 trasplantes “de no existir una limitación normativa y de contar con receptores VIH idóneos en lista de espera que hubieran otorgado su consentimiento”, asegura el Ministerio de Sanidad con datos de la Organización Mundial de Trasplantes (ONT).
Esta medida “busca eliminar las restricciones en la donación de órganos entre personas con VIH, equiparando su situación a la de otras infecciones que no limitan la donación” y responde a “una reivindicación histórica” del colectivo con infección por el VIH y de los profesionales que les prestan asistencia sanitaria. “El trasplante es seguro entre personas con VIH. Derogmos una norma obsoleta sin fundamento científico”, ha escrito García en X.
La normativa actual tiene su origen en los años ochenta y noventa, cuando “el trasplante de órganos en personas con VIH se consideraba una intervención de alto riesgo”. Sin embargo, a principios de siglo, la introducción de la terapia antirretroviral permitió mejorar significativamente el pronóstico de los pacientes con VIH y la comunidad científica comenzó a cuestionarse si la infección debía seguir siendo un impedimento absoluto para el trasplante. Con los tratamientos actuales, el virus se controla y y se convierte en indetectable en sangre. Esto quiere decir, además, que no se puede transmitir.
Este cambio en la percepción y en la práctica médica quedó reflejado en el Documento de Consenso Nacional adoptado en 2005 por la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), el Plan Nacional sobre el SIDA y la ONT. Desde entonces, se han registrado en España un total de 311 trasplantes de riñón, 510 de hígado, 11 de pulmón, 10 de corazón y 1 de páncreas-riñón en pacientes con VIH, siempre siguendo los criterios de selección de receptores establecidos en dicho documento.
Su derogración, recuerda el Ministerio, “responde a una reivindicación histórica del colectivo con infección por el VIH y de los profesionales que les brindan asistencia sanitaria para que estas personas puedan contribuir, si así lo desean, a la donación de órganos para trasplante”.